• ¿Cuál es la carrera más larga del mundo? – Sugerido por Jack human
Ashprihanal Aalto es el ganador de la carrera más larga del mundo (5.000 km) en un tiempo récord.
4.989 km: Nada más y nada menos que la distancia de Nueva York a San Francisco con un par de kilómetros de sobra. Un largo camino, pero bastante llevadero por el variado paisaje que se disfruta por el camino, ¿no? Pero, ¿y si recorres esa distancia completando un total de 5.649 vueltas a un pequeño circuito de Queens (Nueva York), después de correr 18 horas al día para acabar tu trabajo en un tiempo récord de 40 días, 9 horas 6 minutos y 21 segundos?.
Eso es exactamente lo que acaba de conseguir Ashprihanal Aalto. En una carrera llamada Self-Transcendence 3100 Mile Race. Estuvimos con él (Redbull) para que nos contara qué lleva a un hombre a hacer cosas tan extremas.
Correr alrededor de un vecindario debe de ser monótono. ¿Qué es lo que te mantiene en marcha y motivado?
“Llevo haciendo esto muchos años e ir por más es una parte de la carrera. Es como cuando vas a trabajar todos los días, necesitas levantarte y ponerte en funcionamiento. Cuando te comprometes para hacer una carrera vas allí a correr, así que tienes que hacerlo.”
¿Qué comiste durante la carrera?
Antes de la carrera perdí 2 kg., por lo que empecé con 56 kg. y creo que acabé como en unos 56 kg. En cuanto a la parte de nutrición en plena carrera, comía lo que me daban, pero cuando comencé a perder peso tuve que tomar batidos altos en calorías con proteínas y otros nutrientes. También comía muchas barritas de chocolate porque son una buena forma de ingerir calorías.
¿Cuántos pares de zapatillas utilizaste?
Ocho pares de zapatillas deportivas en total. Por culpa del hormigón, el talón siempre es lo que más se desgasta. Necesitaba un par nuevo cada 800 km..
Fuentes: redbull.com
• ¿Por qué el fuego se apaga con el agua?
Para que exista fuego se necesitan tres elementos: combustible, oxígeno y calor. Si uno de estos desaparece el fuego se extinguirá. El agua absorbe el calor para pasar de su estado líquido al gaseoso y por eso lo apaga.
Se llama comúnmente combustible a aquellas sustancias, como la gasolina, que arden con temperaturas relativamente bajas.
Recordemos lo que sucede cuando ponemos una tetera con agua en el fuego de la cocina. En los primeros momentos, el agua está fría y líquida. Al cabo de un rato, comienza a calentarse. Cuando finalmente empieza a hervir, se desprende vapor de agua (que en algunas teteras hace sonar un pito). Esto quiere decir que el agua ha pasado del estado líquido inicial al estado gaseoso.
Pero hay una cosa interesante: el metal de la tetera estará caliente, pero no demasiado. ¿Qué sucedería, en cambio, si no apagamos el fuego y dejamos que toda el agua se convierta en vapor? Al cabo de un rato, la tetera estaría seca y su metal se iría calentando hasta fundirse. Lo anterior nos permite sacar una conclusión: el agua absorbe calor para pasar del estado líquido al gaseoso. En efecto, el calor hace que sus moléculas se muevan cada vez más rápido, y se distancien unas de otras, formando entonces un gas, que se llama vapor de agua.
Ahora bien, para que exista fuego se requieren tres elementos:
1. Combustible. Hay sustancias que se queman con poca temperatura y otras requieren temperaturas más elevadas. Por lo común, llamamos «combustibles» a aquellas sustancias, como la gasolina, que arden con temperaturas relativamente bajas, pero todas las sustancias pueden ser consideradas como combustible si se les aplica suficiente calor.
2. Oxígeno. El fuego es un fenómeno en el cual las sustancias reaccionan con el oxígeno con mucha rapidez.
3. Calor. Para que el fuego se inicie, tiene que haber suficiente calor como para que el combustible pueda comenzar a reaccionar con el oxígeno. Una vez que el fuego comienza, el calor que esto produce permite que más combustible se una con el oxígeno. El fuego produce más fuego, y esto seguirá hasta que se acabe el combustible o el oxígeno (lo que podría pasar si el fuego comienza en un lugar herméticamente cerrado).
Pero hay otra posibilidad de impedir que el fuego continúe, y esa consiste en disminuir el calor, de modo que el combustible no pueda seguir reaccionando con el oxígeno. Aquí entra la experiencia de la tetera. Si lanzamos agua al fuego, el agua pasará rápidamente del estado líquido al estado gaseoso, y al hacerlo absorberá calor, con lo que se logra detener la reacción entre el combustible y el oxígeno.
De igual forma otra forma de apagar un fuego pequeño suele ser golpeando con alguna ropa, esto funciona debido a que por un corto tiempo elimina el oxígeno presente.
En recintos cerrados, el agua tiene otra ventaja: al convertirse en vapor, ocupa mucho más espacio (para ser exactos, aumenta su volumen en 1.700 veces). Por esto, el vapor desplazará el oxígeno del lugar, y con ello el fuego tampoco podrá continuar.
Fuentes: explora.cl
• ¿Por qué a veces nos quedamos viendo un punto fijo? – Sugerido por María José Salgado Arroliga
Seguramente alguna vez nos hemos quedado con la mente en blanco, con la mirada perdida en un punto fijo sin saber el cómo y por qué. Unos estados de aparente inconsciencia, conocidos popularmente como Estar en Babia, que ocurren en nuestra mente por dos motivos principalmente: Uno de ellos suele ocurrir en momentos de gran aburrimiento, en periodos en los que no pensamos en nada, no hacemos nada y nuestra mente busca salir de ese aburrimiento desconectando.
Otro motivo ocurre en el sentido contrario, cuando tenemos demasiado ocupada nuestra mente con un problema, proyecto o idea que tenemos que resolver, en esta ocasión, nuestro cerebro se abstrae del mundo exterior para intentar buscar una solución en un estado más sosegado, un exceso de concentración bloquea la mente.
En cualquiera de los casos, estas distracciones parecen actuar como un equilibrio mental, que se producen de una manera inconsciente y terminan por cualquier estímulo que nos llame la atención, unos momentos ensimismados y abstraídos que nos ocupan una media de medio minuto al día, algo más de 2 dos horas al año, aunque no nos demos cuenta.
Fuentes: todointeresante.com
• El origen del año Bisiesto
Cada cuatro años, febrero tiene 29 días y eso hace que al que hace cuatro se le llame bisiesto. Pero, ¿por qué ocurre esto? Tiene una explicación muy sencilla: se trata de corregir las diferencias en el calendario, puesto que realmente un año tiene 365 días, cinco horas y 56 minutos, algo que no se contabiliza año a año, sino que se suman y se añaden cada cuatro al mes que menos días tiene, es decir a febrero.
Al parecer, este sistema para ajustar el calendario anual fue ideado por Julio César, cuando llegó a Egipto y comprobó que su calendario estaba mucho mejor pensado que el romano. De esta forma, encargó al astrónomo Sosígenes de Alejandría que diseñara uno nuevo en el año 46 a.C, con 365 días y un día adicional cada cuatro años, para compensar el desfase.
El año 46 A.C. tuvo 445 días de duración, siendo el año más largo que se conoce desde que el este es medido a través de calendarios. En un primer momento el año iba a constar de 378 días debido a que se añadió un mes más intercalado en febrero. Sin embargo, posteriormente Julio Cesar añadió 67 días más en forma de dos meses extraordinarios situados entre noviembre y diciembre.
Estos meses fueron llamados Intercalaris Prior e Intercalaris Posterior por Ciceron. Según la estructura del propio calendario romano se sugiere que se añadieron 5 días a noviembre mientras que los otros dos nuevos meses tuvieron 31 días cada uno.
No existe una prueba o argumentación concreta que haga saber por qué fueron 67 los días que añadió Julio Cesar. Por una parte, se piensa que al añadir 67 días al calendario intentaba alinear el calendario con el solsticio de invierno marcándolo este dentro del nuevo 25 de diciembre. También puede ser que añadiera intencionadamente estos días como distancia entre el 1 marzo que era el inicio del año nuevo en el calendario romano, con el 1 de enero, que marcaba el inicio del año en el calendario Juliano.
Este fue el último año donde el calendario tuvo una cantidad de días superior al año solar y fue denominado annus confusionis (año de confusión).
Pero ¿por qué bisiesto?
En los tiempos de Julio César, el primer día de cada mes se llamaba calendas, el séptimo eran las nonas y el decimoquinto día eran los idus. En lugar de decir 28 de febrero, los romanos decían primum dies ante calendas martias (primer día antes de las calendas de marzo). El 27 de febrero era el secundum dies ante calendas martias (segundo día antes de las calendas de marzo), el 26 de febrero, tercer día y así sucesivamente.
Para introducir su novedad, el año bisiesto, Julio César intercaló un día entre el sexto y el quinto día antes de las calendas, o sea entre los días que hoy son el 23 y el 24 de febrero. Este día adicional fue llamado bis sextus dies ante calendas martias, o sea, «segundo día sexto antes de las calendas de marzo» y el año que contenía ese día se llamó por eso bissextus.
Fuentes: ideal.es, elcastellano.org y sendasdelviento.es
• ¿Por qué no percibimos nuestro olor corporal? – Sugerido por Juan David Rios
No hay dos personas en el mundo que huelan igual.
La nariz se cansa de oler siempre lo mismo
“El sistema olfativo es uno de los mejores detectores del mundo”, asegura la doctora Pamela Dalton, psicóloga del Monell Chemical Senses Center de Filadelfia (EE.UU.). La nariz nos ayuda a detectar rápidamente olores nuevos y extraños, pero se cansa rápido. Con el tiempo, el cerebro empieza a filtrar como información inútil los olores habituales recogidos por la nariz.
Dalton ha llevado a cabo experimentos en los que venían puestos en los dormitorios de algunos sujetos varios ambientadores de aire de la misma fragancia durante unas semanas. Después de unos días, los participantes informaron que ya no notaban ningún olor en sus habitaciones e incluso se habían hecho menos sensibles a esa fragancia cuando venían expuestos a ella en el laboratorio.
“Lo que parece ocurrir es que los receptores que normalmente responderían a estos olores casi se apagan después de ser bombardeados durante un tiempo”, explica Dalton.
“Esto no ocurre con otros sentidos. Nos podemos adaptar a un sonido o una visión, pero generalmente los sistemas de detección se recuperan con bastante rapidez. El hecho de que se necesiten dos o tres semanas para recuperar la sensibilidad a un olor al que hayamos estado sobreexpuestos es muy singular “, observa la doctora.
Es posible que los detectores olfativos sensibles a unos olores determinados se vayan apagando hasta morir, para luego ser reemplazados para que el olor pueda ser olido de nuevo. Eso ocurre cada pocas semanas y sin ese ciclo de regeneración probablemente no podríamos oler mucho de nada.
Según la doctora Dalton: “Estamos bombardeados constantemente por todo tipo de olores, si los receptores no se regeneraran, todos seríamos anósmicos [incapaces de oler] al cumplir un año de edad”.
Esta, por tanto, es también la explicación de por qué no podemos oler nuestro propio olor corporal. Incluso cambiando nuestra rutina de higiene personal, nos acostumbraríamos a los nuevos olores con bastante rapidez y, puesto que no podemos alejarnos de nuestro propio cuerpo, no hay forma de que la nariz recupere su sensibilidad.
Nuestro cerebro sabe a qué olemos
Las partes sensibles de la nariz, las que recolectan los olores, no son voluntarias, sino que funcionan de forma constante y continua, y luego envían al cerebro el resultado de su trabajo. El cerebro eclipsa el olor personal, ya conocido, para dar prioridad a la información más importante para nuestra seguridad, relacionada con lo que ocurre ahí fuera.
Se trata principalmente de un fenómeno de habituación. La nariz sigue advirtiendo nuestro olor natural, pero no procesa la información, ya que, una vez identificado, prefiere centrar sus esfuerzos hacia nuevos estímulos olfativos. El nervio olfatorio, además, se cansa con facilidad y para evitar de procesar un número excesivo de informaciones, decide eliminar algunas, o, mejor dicho, no considerarlas.
Por la misma razón, cuando entramos en un ambiente que huele mal, tras pasar unos minutos de incomodidad, acabamos sin notar casi nada y lo mismo sucede también con una colonia, que después de años de uso, nos parece más suave, cuando en realidad puede que estemos infestando el ambiente.
Fuentes: lavanguardia.com
• ¿A qué se debe la heterocromia? – Sugerido por Ailen Muruga
Una persona que tiene dos ojos de diferente color es bastante rara, estudios aseguran que 11 de cada 1,000 personas lo tienen. Este extraño rasgo es causado por varios factores, y realmente puede desarrollarse con el tiempo.
El color del iris se desarrolla durante los primeros meses después del nacimiento, los niveles de melanina en el pigmento determinan el color de los ojos. Entre menos melanina exista en el iris, más claros serán los ojos y viceversa.
Sin embargo, en ocasiones la concentración y distribución de la melanina no es uniforme, lo que conduce a una condición conocida como heterocromía.
Esta anormalidad puede presentarse de diferentes maneras. Puede ser heterocromía completa, cuando cada ojo es un color claramente diferente, por ejemplo, uno azul y otro marrón. Heterocromía central es cuando los ojos muestran varios colores, como un iris de color azul con un anillo amarillo-marrón alrededor de la pupila. Y heterocromía sectorial que es cuando el iris tiene un toque de color que es diferente de su tono general.
Las alteraciones de la pigmentación de los ojos no son necesariamente un signo de una condición médica subyacente, por lo general la heterocromía se hereda, pero si es una característica común de varios trastornos genéticos hereditarios. Un trastorno hereditario que muestra como síntoma la heterocromía es la neurofibromatosis, que afecta el sistema nervioso y causa tumores que se forman en el tejido nervioso. La formación de tumores en el interior del ojo puede causar heterocromía.
Fuentes: muyinteresante.com.mx