Siempre me ha parecido muy buena frase: «Más vale una imagen que mil palabras» y creo que es porque tiene todo el sentido del mundo, ya que lo que transmite una buena fotografía, a veces, no lo puede explicar ni el mejor escritor del mundo.
Existen fotografías que, indiferentemente del tema que traten, pueden llegar a ejercer un efecto hipnótico sobre nosotros. A veces por su ternura, o por mostrar una imagen con la que empatizas, por ser una escena familiar que conocemos, o incluso por contar la realidad del momento de una manera demasiado gráfica. Creo que esta imagen se queda grabada en nuestra retina, recorriendo el camino hasta llegar a nuestra memoria y alojándose en la estantería del «largo plazo», y en determinados momentos recurrimos a ella.
Y es que detrás de una imagen siempre hay una historia que contar, por eso en 1829, con la primera fotografía se definió esta técnica «como el arte de obtener imágenes duraderas debido a la acción de la luz», y es que el efecto que se buscaba, era el de «perdurar en el tiempo».
Es por esto que hacemos nuestras fotografías de marca, donde contamos pequeñas historias cargadas de amor, detenemos momentos únicos con los que queremos tratar de acercarnos a nuestra filosofía de empresa, marca y producto.
La fotografía hace que te vuelves más observador y que te des cuenta con mayor facilidad de lo hermoso que es el mundo que te rodea. La fotografía nos impulsa a menudo a descubrir nuevas cosas y a fijarnos en los pequeños detalles, la luz y la sombras, los colores, las texturas de las cosas… Detalles que otra gente no aprecia.
Además, si hay algo interesante que fotografiar estamos dispuestos a aceptar la incomodidad que podría suponer. Levantarse antes de que amanezca durante las vacaciones no es que sea la mejor manera de empezar el día, pero conseguir una buena foto de la salida del sol normalmente hace que todo valga la pena.
Por otro lado, una imagen bellísima es cuando esta te transmite y genera una emoción. Por eso en el desarrollo de la fotografía, se les enseña a los alumnos que busquen su fuente de inspiración y de esta manera trabajar en captar la esencia visual de un paisaje, retrato, imagen en estudio, entre otros. Pues no estarías haciendo bien tu trabajo, si la captura no transmite nada ni a ti, ni a los espectadores.
Otro aspecto hermoso de la fotografía es que mediante diversas imágenes estás empezando a narrar una historia o cuento, sin la necesidad de llevar un texto o algo. Quizás transmitiendo una reflexión o el pensamiento del autor a través de estas secuencias.
Cada vez que fotografías estás hablando visualmente.
Y ese mensaje “visual” lo creas tú en base a una serie de decisiones que tomas.
Cada vez que disparas eliges:
- El encuadre, es decir qué metes y dejas fuera de tu fotografía.
- El ángulo de la toma.
- El enfoque, qué punto exacto quieres que reciba la atención.
- Los parámetros de disparo, ajustándolos para mostrar de la mejor forma posible aquello que quieres transmitir.
- El momento exacto del disparo.
- Etc, etc.
¿Te das cuenta?
Eres tú hablando a través de una cámara. Por lo que estás dejando tu impronta en cada fotografía, seas consciente o no.
Pero hay más. Cuando estás viendo fotografías en alguna plataforma de fotografías como Instagram, Flickr, 500px o la que sea ¿a qué vas pasando fotos una a una y de vez en cuando te detienes en una?
Esa fotografía te ha llamado la atención por algo. Si vas reconociendo los patrones de las fotografías que te gustan, aunque no sepas por qué, poco a poco te irás conociendo mejor.
Además, es un acto que exige un esfuerzo físico y mental pero también puede ser una actividad muy divertida.
Cada fotografía tuya es un acto de creación tuyo, y como tal, estás proponiéndote y consiguiendo un “reto”, y eso puede ser muy estimulante.
Si además vuelcas un poco de imaginación y sentido del humor a tus creaciones, el resultado puede ser una actividad muy lúdica y divertida.
Las opciones al fotografiar son infinitas, y si además compartes tu afición con otras personas, la diversión puede estar asegurada.
No todo en la fotografía es diversión, la fotografía sirve también para contar cosas muy dolorosas y duras.
Pero cuando necesites esa diversión, desconectar de otros temas, la fotografía puede ser un estupendo vehículo para ello.
En Japón se realiza el festival de hanami entorno a las sakuras, los cerezos en flor.
Familiares y amigos se reúnen en parques con cerezos a modo de “picnic”, celebran la aparición de las flores.
Este evento sirve para reflexionar sobre la naturaleza, sobre lo efímero de la vida, como la efímera flor de los cerezos.
Creo que es una festividad muy bonita y así es, estamos de paso en esta vida.
Además, el ajetreo diario nos hace que muchas veces no reparemos en muchos momentos especiales que acontecen a nuestro alrededor.
La fotografía, con esa obstinación por detener el tiempo, de congelar esos momentos especiales, nos hace estar más atentos.
Estoy convencido de que nos hace saborear más la vida, ya que nos permite retener y apreciar esas cosas que nos impactan.
Por otro lado, cualquier hobby que tengas puedes complementarlo con la fotografía, sencillamente, realizando fotos de ese otro pasatiempo. Cocinar, pintar, hacer bricolaje, coleccionar sellos o cromos, practicar cualquier deporte… Ser capaz de retratar esas cosas que tanto te gusta hacer en tu tiempo libre es un excelente complemento que permite disfrutarlas más de algún modo con la fotografía.
Con la academia de formación online Benowu tenemos un curso con un ¡85% de descuento! que te ayudará a saber sobre la fotografía. Entre las lecciones se encuentran:
- Introduciéndonos en la fotografía.
- La luz y la iluminación.
- La exposición I.
- La exposición II.
- Tipos de cámara y sensores.
- La composición en fotografía I.
- La composición en fotografía II.
- Los objetivos.
- Conceptos básicos de imagen digital.
- Edición digital básica.
Fuentes: theimagen.com, mamamisol.com y xatakofoto.com