Todas las personas generan adrenalina en sus actividades diarias, aunque la mayoría de estas descargas tiene una dosis mínima que no conlleva ningún efecto. Sin embargo, hay gente que busca en diferentes actividades una mayor producción, que conlleva una gran sensación de bienestar. Ése es el motivo por el que ven películas de terror, disfrutan en las atracciones más peligrosas en los parques temáticos o hasta realizan acciones peligrosas y nada recomendables como conducir a gran velocidad o correr por lugares prohibidos, mientras que otras personas apuestan por los deportes extremos, que son aquellos que disparan la secreción de esta hormona. Pero partamos por lo primero…
¿Qué es la adrenalina?
La adrenalina, también conocida como epinefrina, es una de esas sustancias polivalentes que nuestro cuerpo utiliza para regular diferentes procesos corporales.
Esta es una hormona, ya que viaja a través de la sangre para llegar a diferentes zonas del organismo y cumplir su tarea en los rincones más recónditos de este, pero también es un neurotransmisor, lo que significa que actúa como intermediaria en la comunicación entre las neuronas que se establece en los espacios sinápticos.
¿Para que nos sirve?
La adrenalina nos prepara para las situaciones en las que necesitamos estar especialmente activados tanto física como psicológicamente, un ejemplo de esto sería situaciones de mucha estrés o alarma. Es por eso que se puede decir que la adrenalina desencadena mecanismos de supervivencia que se ponen en marcha en situaciones de emergencia, como aquellas en las que se percibe peligro o se tiene que reaccionar de manera rápida.
Dilata las pupilas
La adrenalina hace que las pupilas se dilaten, para que así entre más luz y seamos más conscientes de lo que pasa a nuestro alrededor. Se trata de un mecanismo biológico que durante millones de años nos ha ayudado a adaptarnos al entorno y a reaccionar rápidamente a los posibles peligros que nos acechan.
Dilata los vasos sanguíneos
Gracias a la adrenalina, los vasos sanguíneos más relacionados con los órganos vitales se ensanchan, mientras que los que son más finos y están próximos a la capa externa de la piel se comprimen (dándonos un aspecto algo pálido) para evitar roturas. El resultado es un aumento de la presión sanguínea, y una mayor resistencia ante eventuales ataques o accidentes.
Moviliza el glucógeno
La liberación de adrenalina está relacionada con la descomposición del glucógeno, que es la energía que queda reservada en los músculos y otras partes del cuerpo para aquellos momentos más demandantes físicamente.
Aumenta el ritmo cardíaco
Consigue que el ritmo cardíaco se vuelva más rápido para que podamos hacer frente a grandes esfuerzos de manera más fácil. Al bombear más sangre, nuestros músculos están mejor abastecidos de oxígeno, por lo que pueden realizar mayores esfuerzos.Frena el movimiento de los intestinos
Ralentiza el movimiento intestinal, ya que consume una energía que no es tan necesaria en momentos de alerta. Una forma de garantizar que la energía se concentre en los músculos.Aumenta el ritmo en que respiramos
La adrenalina aumenta el ritmo con el que inspiramos y expiramos, para oxigenar mejor la sangre y rendir más físicamente. Esto nos permite reaccionar de una manera más enérgica ante estímulos que indiquen peligro, a pesar de que un minuto antes estuviésemos en estado de reposo.Usos en medicina
Además de secretarse por el organismo, la adrenalina se puede sintetizar en los laboratorios en forma de fármaco, muy útil fundamentalmente en casos de emergencia médica, en los que se necesita una respuesta inmediata de órganos vitales como el corazón.
Así se emplea en los servicios de urgencias médicas como fármaco de elección en reacciones alérgicas graves (anafilaxia), crisis de asma graves y paradas cardiorrespiratorias.
Beneficios de la adrenalina
Diversos estudios médicos han mostrado que la acción de la adrenalina liberada en situaciones placenteras, con leve estrés y con la práctica de ejercicio resultan muy beneficiosas a nivel cerebral.
La adrenalina influye en la forma en la que el cerebro almacena los recuerdos. Además, una dosis moderada de adrenalina puede ayudar a evitar la depresión y la tristeza.
Otras investigaciones han evidenciado que cuando se realiza ejercicio físico, la liberación de adrenalina moviliza a un grupo de células (células natural killer) que se comportan como antitumorales, ya que actúan eliminando las células tumorales.
Peligros del exceso de adrenalina
Los desajustes al alza en los niveles de esta sustancia pueden generar hipertensión, dolor de cabeza, aumento de temperatura y síntomas asociados a los desórdenes de ansiedad o estrés crónico, como las náuseas, los temblores o los problemas para dormir. Además, los picos de adrenalina pueden hacer que la visión se vuelva más borrosa, ya que incrementan la presión en los ojos.
Uno de los principales problemas que tiene la adrenalina es el riesgo de sufrir una adicción a sus subidones, que incluso puede llegar a desembocar en el llamado síndrome de Pontius, que provoca una alteración de la percepción del peligro que implica que se vean como actividades normales muchas situaciones de alto riesgo, incluso para la propia vida.
Fuentes: psicologiaymente.com, salud.mapfre.es y webconsultas.com
Temática sugerida por: Camilo
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