¿Has deseado que el tiempo pase rápido?, o ¿has reclamado de que el tiempo pasa muy lento?
Pues bien, esto depende netamente de donde te encuentres, pero lamentablemente, solo para los relojes.
Según la teoría de la relatividad el tiempo transcurre más despacio cuanto más cerca de un objeto masivo nos encontremos. De hecho se puede comprobar que existe una desviación entre un reloj situado a nivel de superficie terrestre y uno que se encuentre alejado de ella. Este efecto tiene repercusión por ejemplo en los sistemas GPS.
Pero esto no era así en el pasado, Isaac Newton enunció en su libro “Philosophiae Naturalis Principia Mathematica” que el tiempo lo determina la relación entre la velocidad y el espacio recorrido, esto llevado a formula obtenemos lo que conocemos: v = e / t
Pero, ¿qué quiere decir esto?
Que el tiempo es una magnitud absoluta, es decir, el tiempo empleado en completar un viaje será el mismo independientemente de quien sea el observador que lo mida.
Todo el mundo aceptaba esta teoría hasta que apareció un desconocido con una nueva teoría.
Albert Einstein, publicó un artículo que cambiaría por completo nuestra visión del mundo. Una de las conclusiones más importantes de sus teorías fue que el tiempo no es absoluto, sino relativo y dependiente del observador. La “Teoría de la relatividad especial”.
Lo que Einstein exponía en su teoría es que existe una constante universal que es la velocidad de la luz, la cual permanece invariable. Esto tiene algunas conclusiones interesantes, una de ellas es que el concepto de espacio y tiempo cambia con respecto a las definiciones de Newton. Para Newton el espacio no era un concepto absoluto, dependía del observador, pero el tiempo si lo era.
En nuestros tiempos ésta teoría es aceptada ya que un viaje a velocidad luz recorrería un espacio variable (para un viajante que va en el haz de luz el recorrido sería distinto que para uno externo) en un tiempo bien definido. Por tanto la velocidad para los distintos observadores será distinta.
Einstein decía que la velocidad de la luz es absoluta y como consecuencia no depende del observador. Esto nos lleva a la conclusión de que ya que el espacio es relativo y distinto para cada observador, el tiempo debe serlo del mismo modo.
Un ejemplo de la relatividad especial es que si viajas a la velocidad de la luz, literalmente viajarás en el tiempo ya que tu velocidad irá a una constante (el de la luz, 300.000 km/s), por ende el tiempo para ti será percibido de una forma distinta a alguien que está de forma estacionaria.
Un ejemplo:
“Digamos que tenías 15 años de edad cuando abandonaste la Tierra en una nave espacial viajando a aproximadamente el 99.5% de la velocidad de la luz, que es mucho más rápido de lo que podemos lograr hoy en día, y celebraste sólo cinco cumpleaños durante tu viaje espacial. Cuando llegues a casa a los 20 años de edad, ¡encontrarás que todos tus compañeros de clase tienen 65 años de edad, están jubilados y disfrutando de sus nietos!” (spaceplace.nasa.gov)
Pero esta no deja del todo satisfecho para Stephen Hawking. Él considera al tiempo como formado por tres flechas: la flecha termodinámica, la flecha cosmológica y la flecha psicológica.
En nuestro universo, actualmente las tres flechas apuntan hacia una misma dirección, sin embargo, esto puede que no siempre sea así.
La flecha termodinámica (basada en la segunda ley de la termodinámica) indica que en cualquier sistema cerrado, el desorden aumenta con el tiempo.
Por ejemplo, si un vaso de agua (estado ordenado de la materia) se cae desde una mesa, esta se rompe en varios pedazos (estado desordenado). Si lo viésemos en cámara lenta, veríamos cómo se va desordenando cada vez más conforme pasa el tiempo.
La flecha psicológica es la que nos ayuda a percibir el tiempo, y esta apunta hacia adelante. Esto se puede explicar ya que los sucesos son grabados en el cerebro, aumentando las conexiones y el nivel de “desorden” de las neuronas.
La flecha cosmológica, es la que fue utilizada por Einstein para explicar el tiempo como causado por un universo en expansión. Sin embargo, se supone que en algún momento el universo empezará a colapsarse, por lo que se podría pensar que la flecha cosmología cambiaría su orientación.
En resumen, el tiempo es complicado de entender, incluso para los más grandes científicos que hemos descrito antes, pero finalmente el tiempo es algo que percibimos individualmente, dependiendo de la velocidad y el lugar en la que nos encontremos.
Para terminar un dato interesante:
Se calcula que han pasado unos 4.500 millones de años desde el nacimiento de la Tierra. Este es un número gigantesco para nuestra especie, ya que datos apuntan a que el Homo sapiens surgió hace solo unos 190.000 años.
Tierra: 4.500.000.000 años
Sapiens: 190.000 años
Poca diferencia, ¿no?
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