La teorĂa de cuerdas es, probablemente, uno de las hipĂ³tesis mĂ¡s intrigantes del mundo de la ciencia. Es un intento por explicar todo lo que podemos observar en el universo.
Para poder explicar la teorĂa de cuerdas hay que remontar hasta 1919 cuando el fĂsico alemĂ¡n: Theodor Kaluza tuvo la idea de que el universo podrĂa tener mĂ¡s de 3 dimensiones.
¿CĂ³mo se le ocurriĂ³ esta posibilidad? Llego a esa teorĂa gracias a que se inspirĂ³ del mismĂsimo Albert Einstein en 1907. A principios del siglo pasado el fĂsico ya habĂa planteado su famosa teorĂa de la relatividad.
Sin embargo, Einstein buscaba un enfoque diferente. QuerĂa entender cĂ³mo funcionaba la gravedad. ¿CĂ³mo podĂa ser que el Sol, a 150 millones de kilĂ³metros de distancia de la Tierra, fuese capaz de ejercer su gravedad? ¿CĂ³mo la transmitĂa a travĂ©s de un espacio vacĂo e inerte? En cierto modo, podemos decir que Einstein descubriĂ³ que el espacio, en ausencia de materia, es como una superficie completamente lisa.
El espacio-tiempo y su curvatura
Si hay algo que tenga masa, el espacio se curva. Esa curvatura comunica la gravedad. Lo mismo se aplica a la Tierra. La imagen que acompaña este pĂ¡rrafo sirve para ilustrarlo. Imagina que la esfera del centro es el Sol o la Tierra y, la esfera que gira es respectivamente, la Tierra o la Luna. Es la curvatura del espacio la que hace que el objeto se mueva a su alrededor. Como si siguiese el camino a travĂ©s de un valle.
La idea de Einstein era elegante y funciona. Hizo que se convirtiese, seguramente, en uno de los grandes cientĂficos de nuestra historia. El hallazgo del genial fĂsico hizo que Kaluza comenzase a pensar. Ambos buscaban una teorĂa unificada (tambiĂ©n llamada teorĂa del todo). Es decir, una teorĂa que fuese capaz de describir todas las fuerzas fundamentales del universo.
Theodor Kaluza entendiĂ³ que Einstein habĂa sido capaz de describir la gravedad como un conjunto de curvas y deformaciones en el espacio-tiempo. AsĂ que intento hacer lo mismo con la otra fuerza que se conocĂa en aquella Ă©poca: la electromagnĂ©tica. En la actualidad conocemos mĂ¡s, pero la fuerza electromagnĂ©tica es, bĂ¡sicamente, la responsable de cosas como la electricidad o la atracciĂ³n magnĂ©tica. Kaluza pensĂ³ que podrĂa hacer lo mismo. Explicar la fuerza electromagnĂ©tica como curvas y deformaciones.
La fuerza electromagnética como una curva
Pero… ¿en quĂ©? Einstein ya habĂa usado el espacio-tiempo para explicar la gravedad. ¿QuĂ© otra cosa podĂa ser la responsable de transmitir la fuerza electromagnĂ©tica? No parecĂa haber nada mĂ¡s. Kaluza propuso que podĂa haber dimensiones extra. Es decir, para poder describir una fuerza mĂ¡s, quizĂ¡ fuese necesario añadir una dimensiĂ³n mĂ¡s al universo. AsĂ, tendrĂa cuatro dimensiones fĂsicas y el tiempo (que siempre tratamos como una dimensiĂ³n mĂ¡s).
Lo mĂ¡s curioso es que, cuando se puso a escribir las ecuaciones que explicaban esas curvas y deformaciones de un universo de 4 dimensiones (en vez de 3) se encontrĂ³ con las mismas ecuaciones de Einstein para la gravedad. Hasta aquĂ, todo normal. Pero habĂa una mĂ¡s. Una ecuaciĂ³n que era, exactamente, la misma que los cientĂficos ya conocĂan para describir la fuerza electromagnĂ©tica. Eso sĂ, que todo pareciese cuadrar, no querĂa decir que Kaluza hubiese dado con la clave.
Porque, cabe preguntarse otras cosas. Si el universo tiene mĂ¡s dimensiones… ¿dĂ³nde estĂ¡n? No las podemos ver a nuestro alrededor. Del mismo modo, ¿esta teorĂa funciona si la aplicamos con detalle a todo lo que nos rodea? La respuesta a la primera pregunta se le ocurriĂ³ a un fĂsico sueco: Oskar Klein en 1926. SugiriĂ³ que quizĂ¡ haya dos tipos de dimensiones. Unas grandes y fĂ¡ciles de ver, y otras mucho mĂ¡s pequeñas, rizadas y enrolladas sobre sĂ mismas.
Pequeñas dimensiones imperceptibles
SerĂan tan pequeñas que, a pesar de estar alrededor nuestro en todas partes, no podemos verlas. El razonamiento puede parecer difĂcil de entender, pero tiene su sentido. Imaginemos que tenemos un cable, visto desde la distancia. PodrĂamos decir, sin dificultad, que, desde nuestra perspectiva, el cable es un objeto unidimensional. Pero no es asĂ. Sabemos que tiene algo de grosor y altura. Es mĂ¡s. Para las hormigas, ese grosor y altura son perfectamente accesibles.
Para ellas, el cable es un objeto completamente tridimensional. AsĂ que la idea de Klein viene a ser algo parecido, solo que en una escala muchĂsimo mĂ¡s pequeña que lo que podemos imaginar. De tal manera que, si fueses una hormiga increĂblemente pequeña, podrĂas moverte por la escala mĂ¡s pequeña del espacio-tiempo y ver esas dimensiones extra, enrolladas sobre sĂ mismas, como el grosor de ese cable. De esta manera, la primera pregunta podrĂa tener una respuesta que parece bastante plausible.
Pero, ¿y la otra pregunta? ¿Funciona la idea de Kaluza si la aplicamos al mundo real? La respuesta es que no. Con los conocimientos de aquella Ă©poca, los cientĂficos descubrieron que no eran capaces de obtener cosas como la masa de un electrĂ³n, lo que provocĂ³ que la idea de explicar el universo con una teorĂa unificada fuese cayendo en el olvido a mediados del siglo XX (hacia los años 40).
El renacer de la teorĂa de cuerdas
Pero no llegĂ³ a caer en el olvido absoluto. En las Ăºltimas dĂ©cadas del siglo XX, volviĂ³ a resurgir de una forma diferente: la teorĂa de supercuerdas. La teorĂa de supercuerdas va un paso mĂ¡s allĂ¡ de lo que pensaba Kaluza. Los cientĂficos de nuestra Ă©poca se hicieron una pregunta relativamente simple… ¿cuĂ¡l es el elemento mĂ¡s pequeño e indivisible, que componen el mundo que nos rodea?
Imaginemos que tenemos una pelota de fĂºtbol. La observamos en su tamaño mĂ¡s pequeño posible. Es decir, vamos descendiendo y llegamos a los Ă¡tomos. Probablemente sepas que los Ă¡tomos no son la unidad mĂ¡s pequeña que podemos observar. EstĂ¡n formados por partĂculas aĂºn mĂ¡s pequeñas. En su nivel mĂ¡s esencial, tenemos fermiones y bosones. No voy a hablar de quĂ© son. Pero sĂ dirĂ© que un protĂ³n, por ejemplo, estĂ¡ compuesto de quarks (un tipo de fermiĂ³n).
Concretamente, dos quarks arriba y un quark abajo. El neutrĂ³n estĂ¡ formado por un quark arriba y dos quarks abajo. La cosa es que no hemos sido capaces de observar mĂ¡s allĂ¡ del quark. Es decir, ahĂ termina lo que sĂ conocemos. Pero aquĂ, la teorĂa de cuerdas nos lleva un pasito mĂ¡s allĂ¡. En ella, se plantea que en el interior de los quarks hay algo asĂ como un filamento de energĂa que vibra. En esencia: una cuerda.
Las cuerdas de la realidad
Esas cuerdas, de una forma parecida a las cuerdas de un instrumento musical, pueden vibrar de diferentes maneras. Del mismo modo que la cuerda de un instrumento musical produce diferentes notas musicales, las diferentes vibraciones de estas cuerdas producen las diferentes partĂculas que vemos en el universo. En ese nivel microscĂ³pico, esta serĂa la pieza bĂ¡sica del universo. Sus vibraciones (en diferentes frecuencias) producen diferentes partĂculas, y esas partĂculas son lo que vemos en todas partes.
Si funciona, quiere decir que tanto las partĂculas de la materia como las de las fuerzas fundamentales tienen un mismo origen. Todas tendrĂan en comĂºn esas cuerdas vibratorias.
En cualquier caso, para ver si esta idea tiene sentido hay que probarla. Las matemĂ¡ticas de esta teorĂa de supercuerdas no funcionan en un universo con tres dimensiones. Tampoco con cuatro (como el que planteaba Kaluza). Ni con cinco, ni seis, ni siete… Hay que subir hasta las diez dimensiones fĂsicas (y una temporal). Es el Ăºnico universo en el que funciona.
El mundo de las dimensiones extra
¿QuĂ© propĂ³sito podrĂan tener esas dimensiones extra? CientĂficos creen que esas dimensiones extra podrĂan ser una respuesta. Podemos decir que nuestro universo se rige por varios nĂºmeros. Cosas como la masa de una partĂcula, la fuerza de la gravedad, la velocidad de la luz… Hemos medido todos esos nĂºmeros con gran precisiĂ³n.
Pero… ¿por quĂ© tienen esos valores exactamente? ¿Por quĂ© la luz viaja a casi 300.000 km/s? ¿y por quĂ© la gravedad tiene esa intensidad? Esas dimensiones extra, y la forma que tuviesen, si es que existen podrĂan determinar cĂ³mo vibran las cuerdas de esta teorĂa. Si fuese asĂ, la forma del universo, sumando todas esas dimensiones, es la que nos dirĂa por quĂ© es como es.
Es una pregunta muy importante. Imagina que tuviĂ©semos una mĂ¡quina en la que ajustar todos esos parĂ¡metros. Cambiar cualquiera de esos valores por poco que sea, nos lleva a un universo en el que, probablemente, no existirĂa la vida. Es sorprendentemente fĂ¡cil, con tocar un poco esos valores, producir un universo absolutamente incompatible con la vida. QuizĂ¡, incluso incompatible con su propio funcionamiento (un universo que nunca llegase a tener un Big Bang, por ejemplo).