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¿Quién fue: Alejandro Magno?

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Tiempo de lectura: 8 minutos

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Nació en Macedonia en la ciudad de Pella (actual Grecia), en el 356 a.C., hijo de Filipo II, rey de Macedonia y de Olimpia, hija del rey de Epiro Neoptolomeo. Recibió una esmerada educación a cargo en un primer momento de Leónidas y posteriormente del filósofo Aristóteles, en el 345, que ejerció una notable influencia sobre Alejandro.

Desde muy temprana edad mostró gran interés por el Imperio Persa y su funcionamiento. Según la leyenda, consiguió domar al caballo Bucéfalo, que nadie había podido montar con anterioridad.

A partir de los 16 años desempeñó el gobierno de Macedonia, mientras su padre sitiaba Bizancio. Tomó parte por primera vez en una contienda en la victoriosa batalla de Queronea (338 a.C.) contra los medas. Poco después se enfrentó a su padre debido a que éste repudió a Olimpia para casarse con Cleopatra, sobrina de Atalo, noble macedonio. Alejandro se puso de parte de su madre y, tras protagonizar un enfrentamiento con Atalo en el banquete de bodas de su padre, se exilió a Epiro junto con Olimpia. No regresó hasta la muerte de su padre, asesinado por Pausanias.

Al morir Filipo, se sospechó acerca de la responsabilidad de su hijo en el crimen, pese a lo cual le sucedió en el trono, aclamado por el ejército. Cuando se convirtió en rey en el 336 a.C., se encontró con un buen número de problemas, por un lado, los nobles macedonios querían recuperar los privilegios que su padre les había quitado. Para ganarse su fidelidad, les eximió de tributos y les dio los más altos cargos de su ejército. Por otro, Atalo, que se encontraba al mando de un ejército en Asia, intentó deponer a Alejandro y dar la corona al recién nacido hijo de Cleopatra. Grecia se sublevó al saber de la muerte de Filipo, dirigidos por Demóstenes. Para poner remedio a todo esto, mandó asesinar a Atalo, a continuación, se puso al frente del ejército y se dirigió rápidamente a Grecia. Las ciudades griegas no esperaban una reacción tan fulminante y, por tanto, no estaban preparadas, por lo que tuvieron que rendirse a Alejandro. En su corte eliminó a todos aquellos que se le oponían.

Pacificados sus dominios, convocó la Asamblea de la Liga de Corinto en el 335, la cual aprobó la guerra contra los persas, tal como su padre la había proyectado, y eligió a Alejandro como estratego y comandante supremo de los helenos. Tras el nombramiento regresó a Macedonia para preparar la guerra y allí tuvo que hacer frente a los tracios, tribalos e ilirios.

Después de asegurar las fronteras de su reino macedonio, dejándolo al cuidado de su amigo Antípatro, cruzó el Helesponto al mando de un ejército compuesto eDarn su mayoría por macedonios, con él derrotó a los sátrapas persas de Asia Menor junto al río Gránico en el 334. La batalla fue terrible para los persas que tuvieron importantes bajas. Liberó Sarde y las ciudades griegas de Asia; tomó Mileto y Halicarnaso. Después cruzó Licia, Panfilia y Frigia (donde cumplió la profecía del «Nudo Gordiano»; en la ciudad de Gordión, existía un carruaje amarrado con un complicadísimo nudo, un oráculo había predicho que quien fuera capaz de desatarlo, sería el conquistador de Asia. Una historia semi-legendaria cuenta que Alejandro deshizo el nudo cortándolo de un tajo con su espada.). En todos los territorios conquistados situaba a oficiales macedonios como gobernadores con el título de sátrapas (s. m. Gobernador de una provincia de la antigua Persia.).

En el verano del 333 las fuerzas macedonias sufrieron diversos reveses en los que perdieron Quíos y Mitilene. Estos reveses se debieron a la prematura disolución de la flota jónica, que regresó a Grecia, dejando al ejército sin posibilidad de retirarse.

Se enfrentó al ejército persa comandado por el propio Darío III en la batalla de Isos en el año 333 a. C. La victoria de Alejandro fue completa y el rey persa huyó hacia el este con todas sus fuerzas, dejando en manos de Alejandro el tesoro real, así como a su madre, Sisigambia, su esposa Estatira y sus hijos, a los que Alejandro respetó la vida. La zona occidental del imperio persa (Fenicia, Palestina, Egipto), se le entregó sin ofrecer resistencia entre el 332 y el 331. En Egipto fundó varias ciudades, entre ellas Alejandría, y estimuló la construcción de obras públicas como el Faro en el delta del Nilo (El Faro de Alejandría), que construyó en el 285 uno de sus generales, Ptolomeo.

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En el año 331 a.C. se dirigió hacia Mesopotamia, donde Darío III había reunido un gran ejército. En la batalla de Gaugamela nuevamente Alejandro derrotó al rey persa; Darío huyó a Ecbatana; Babilonia y Susa se entregaron. Alejandro le persiguió y después de cruzar las Puertas Cáspicas conquistó Persépolis, antigua capital del Imperio Persa, donde encontró un sustancioso botín e incendió el palacio real en compensación por la destrucción que los persas habían causado en Grecia en el 480. Se adentró en Persia conquistando Media y Partia. El asesinato del rey persa por Bessos (330 a.C.) permitió a Alejandro considerarse sucesor de dicho monarca. En el 329 conquistó el Irán oriental, donde capturó y ejecutó a Bessos. Durante tres años continuó sus conquistas por el territorio persa, lo que le llevó de Hircania hasta Drangiana, Bactriana y Sogdiana, donde se casó con Roxana, hija de un príncipe local, en el 328; durante estos años Alejandro sufrió un proceso de orientalización que provocó el disgusto y el abandono de algunos de sus compañeros macedonios.

La progresiva identificación de Alejandro con los elementos persas se manifestó no sólo en el origen oriental de las tropas reclutadas y en el nombramiento de sátrapas para el gobierno de las regiones conquistadas, sino también en su propia vida personal: su matrimonio según el rito iranio, el uso de los atributos (sello, tiara y ceremonial) reales persas y, lo que fue más grave, el exigir a los macedonios que le saludaran postrándose ante él según el gesto de adoración que los persas realizaban ante sus reyes. Esta «crisis asiática» radicalizó la represión de Alejandro entre los miembros de su séquito que criticaban las nuevas costumbres adquiridas. Mandó ejecutar a Filotas, a Parmenio, y a Calístenes, sobrino de Aristóteles, tras la conjura de los pajes del 327; así mismo ejecutó al mismo Clito, su hermano de leche, que le había salvado la vida en la batalla de Gránico; se dice que a éste lo ejecutó con sus propias manos.

La batalla del Gránico

Cuadro pintado por Charles le Brun en 1665 y que se encuentra expuesto en el Museo de Louvre, en París.

¿Quién fue: Alejandro Magno? - 3

En el año 327 a.C. inició su expedición contra la India, con el fin de alcanzar los supuestos confines meridional y oriental de las tierras habitadas y satisfacer su proyecto de dominio universal, así como para aplacar los ánimos de su descontento ejército, el cual veía cómo los orientales tenían más peso dentro de sus filas. En su progresión hacia Oriente derrotó al rey indio Poros en Hidaspes; su sumisión hizo que Alejandro le devolviera el reino y lo considerara como un vasallo. Se abrió camino hasta la desembocadura del río Indo, pero allí tuvo que preparar el regreso debido a un motín de las tropas que se negaban a seguirle hasta el Ganges; era el otoño del año 326. En poco más de ocho años las conquistas de Alejandro ocupaban un inmenso territorio que unía el Mediterráneo con la India y Egipto con Grecia. En el trayecto Alejandro fundó varias ciudades (Nicea y Bucéfala -esta última en honor de su caballo Bucéfalo-). En Susa, en el año 324 a.C., se casó con Estatira, hija de Darío, y con Parysatis, hija de Oco, sin repudiar a su primera esposa Roxana, hecho que incitó a los generales y soldados macedonios a contraer matrimonio con mujeres asiáticas.

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Sin embargo, Alejandro comprobó que el desorden y la corrupción se habían generalizado durante su ausencia en los primeros territorios conquistados, por lo que se vio obligado a aplicar medidas correctoras, que a su vez provocaron motines entre los veteranos griegos que le habían seguido desde el inicio de las campañas. La sublevación de los veteranos licenciados en la ciudad de Opis en el año 324 desencadenó una serie de medidas destinadas a crear una nueva estructuración del imperio en Babilonia mediante la unión de persas y macedonios: a los persas se les admitió en el ejército en igualdad de derechos con los griegos; en las satrapías creadas se llevó a cabo una estricta separación de los poderes civiles y militares; se centralizaron las finanzas y se creó una moneda única, acuñada en plata.

Alejandro y Poros

Cuadro de Charles Le Brun, pintado en 1673 que muestra a Alejandro y Poros durante la batalla del Hidaspes.

La muerte en Ecbatana de Hefestión, su gran amigo, en el 324 impresionó terriblemente a Alejandro, que lo enterró con fastos nunca vistos anteriormente. Después de aquello, redobló sus intentos por unir Oriente y Occidente, para lo que intentó implantar la cultura griega por todo su imperio; fomentó el comercio basado en las rutas marítimas, con tal fin fundó numerosas ciudades portuarias y llevó a cabo el dragado de ríos y puertos para permitir el tránsito de los barcos mercantes. Proyectó facilitar las comunicaciones con la lejana India, conquistar las costas mediterráneas y levantar edificios y monumentos a lo largo de todo el imperio.

Todas estas medidas fueron la base para hacer del imperio de Alejandro una extensa área de intercambio económico y cultural, en la que la lengua y la cultura griega aportarían a las peculiaridades regionales la sabiduría del mundo clásico. Paralelamente, Alejandro seguía alimentando otros grandes proyectos, ahora hacia el mar Caspio y Arabia. Pero pronto, el 13 de junio del año 323 a.C., toda su gloria y proyectos de dominio universal se vieron cercenados al morir en Babilonia, víctima del paludismo, a los 33 años de edad y tras trece de reinado.

La familia de Darío ante Alejandro Magno

En la obra podemos observar a Hefestión señalando a Alejandro.

Obra de Justus Sustermans conservada en la Biblioteca Museo Víctor Balaguer

Alejandro Magno es considerado la máxima figura política de la Antigüedad, gran estratega militar (el primero de todos, en opinión de Aníbal, según se recoge en la leyenda de este último personaje) y creador de una obra de gran trascendencia cultural: la aparición de un mundo nuevo, el helenístico, donde la cultura clásica se vio enriquecida con las aportaciones orientales. Sin embargo, la helenización de Asia nunca llegó a ser tan profunda como se pretendió debido a la rápida disolución de la obra de Alejandro. Efectivamente, nada más morir el rey macedonio sus generales entraron en guerra unos con otros para dirigir el imperio, lo que acabó provocando la división del mismo. En un principio Antípatro se quedó con Macedonia y Grecia; Antígono con Frigia y Lidia; Ptolomeo con Egipto; y Lisímaco con Tracia; Pérdicas se supone que fue nombrado por el propio Alejandro como regente del Imperio, pero su autoridad nunca fue respetada. Se mantuvo la ficción de unidad hasta el 306, fecha en la que los generales se declararon soberanos de sus respectivos territorios. Pese a este primer reparto las guerras no se detuvieron hasta el 280 a.C., puesto que las alianzas entre ellos cambiaban frecuentemente. Al final de este periodo sobrevivieron tres grandes reinos: Macedonia con Antígono, Asia anterior con los seléucidas y Egipto con Ptolomeo.

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Fuentes:

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