La mayor transformación social que se ha producido en los últimos siglos ha sido producto de la Revolución Industrial. Una revolución que muchos comparan con la tecnológica que se vive actualmente, aunque para comprenderla mejor nada como ir atrás en el tiempo y explicaros cómo se gestó, como se desarrolló y sobre todo qué consecuencias trajo a la vida de la humanidad.
Sin duda, el elemento clave o que dio origen a esta revolución fue la gran patente de James Watt que propulsó un cambio profundo que dio alas a lo que posteriormente sería llamada como Revolución Industrial. Se trataba de la máquina de vapor, que se aplicó a la locomotora y de ahí se pasó a un avance tecnológico sin precedentes.
Por otro lado, una sociedad más liberal fomentó el que se introdujeran nuevos elementos que contribuyeran al avance industrial. Se necesitaba más carbón, se generaba más energía, y se buscaba aumentar la productividad de los recursos propios. La mente se había abierto a la economía y la eficiencia.
A ello contribuyó también la política expansionista de determinados países que hizo que el capitalismo se expandiera por el mundo.
Primera etapa de la Revolución Industrial
La primera gran etapa de la Revolución Industrial fue la que se desarrolló entre los años 1760 y 1870. Fue un periodo marcado por los continuos inventos. En el año 1800, Volta inventaría la pila eléctrica. Stephenson inventó la primera locomotora de vapor en el año 1814. En 1825 se inauguró la primera línea de pasajeros.
En 1834 fue Richard Roberts el que ideó el telar y la máquina de hilar. En 1837, Morse inventa el telégrafo y se da el primer gran impulso a las comunicaciones. En 1863 se inaugura el primer sistema de metro del mundo en Londres. En 1868 se lanza el primer ferrocarril transcontinental…
Pero al mismo tiempo, la sociedad comienza a sufrir profundas transformaciones marcadas por hechos que conducían a la implantación de unas ideas mucho más modernas y liberales.
También la victoria de los ingleses en la Batalla de Trafalgar sirvió en cierto modo para fomentar el auge de la Revolución Industrial. Lo que hizo que Gran Bretaña, la gran propulsora de la Revolución, se hiciera con el dominio del mar en el Mediterráneo. Se abrieron así las vías para un comercio global.
Poco a poco, la semilla de una sociedad más avanzada basada en la tecnología iba floreciendo. En aquella primera etapa de la Revolución Industrial, la luz eléctrica, el gas y el transporte público (tres elementos básicos de cualquier sociedad hoy en día) habían venido al mundo. Se había pasado de ciudades alumbradas por petróleo y donde el único medio de transporte eran los carros de caballos, a viajar en máquinas de vapor y a tener alumbrado eléctrico.
Nos acercábamos al siglo XX con la ilusión de nuevos descubrimientos; con una febril actividad industrial y con una sociedad que se estaba acomodando a las ventajas que suponía gozar de unos avances tecnológicos que laboral y socialmente ofrecían una mayor libertad, confort y ocio. El optimismo creciente retroalimentaba la maquinaria de la Revolución Industrial.
Con la industria del carbón en marcha y la máquina de vapor se mezclaron con cambios culturales que se plasmarán en un impresionante aumento de los conocimientos en todas las ramas, tanto científicas como técnicas y sanitarias. Los cambios sociales más notables derivan del crecimiento de las ciudades y el consiguiente éxodo en zonas rurales. Al mismo tiempo se produce un fuerte aumento demográfico, a consecuencia de la elevada natalidad y el descenso de la mortalidad catastrófica, dado que se produjeron también avances sanitarios, como las vacunas, y a una mejor alimentación de la población. Esto provocará que la población europea se multiplique en pocos años tanto por nuevos nacimientos como porque se alarga (aunque sea un poco) la esperanza de vida.
La sociedad comienza a desarrollar en este primer periodo una clase burguesa, pero a la vez el éxodo de población rural hacia las ciudades (la revolución agrícola disminuyó las necesidades de mano de obra en el campo) provoca el que aparezca una nueva clase trabajadora que se agrupa en suburbios cercanos a las fábricas, a partir de los barracones en los que viven los obreros. Es la clase trabajadora que tanto se desarrolló con los años y que en su origen se caracterizó por vivir de manera austera. En las fábricas tenían humedad, poca ventilación, ninguna seguridad laboral y jornadas que perfectamente superaban las doce horas diarias, trabajando siete días a la semana. En los suburbios superpoblados y sucios eran víctimas de epidemias de fácil propagación. La cantidad de personas afectadas por estas condiciones los lleva a organizarse para la defensa de sus intereses y aparecen los primeros movimientos obreros de protesta que desembocaron más adelante en el origen de lo que conocemos hoy en día como sindicatos.
Segunda etapa de la Revolución Industrial
Comenzó en 1870 aproximadamente. Y quizás fuera el invento de la dinamo la que diera un nuevo empujón a la carrera por la modernización tecnológica. La obtención de fuerza hidroeléctrica gracias a estas dinamos permitieron transformarla en luz, y, por ende, en energía para los nuevos transportes que iban surgiendo.
La era de los transportes daba un nuevo salto adelante, y, por otro lado, la sociedad se veía recompensada con un nuevo elemento desconocido hasta entonces: el alumbrado. Las horas de oscuridad, de candiles y cera, quedaban atrás. Cuando en 1879, Thomas Edison presentó la lámpara incandescente la sociedad ya se había preparado para los grandes avances que, uno tras otro, iban a llegar.
Aquel desarrollo industrial se centró en Europa, donde el Reino Unido era la gran dominante; la potencia mundial cuyos tentáculos se adentraban en todos los continentes. Ellos fueron el perfecto ejemplo del significado de la Revolución Industrial.
En primer lugar, porque crearon una industria textil con la que acumularon capital suficiente como para continuar con los estudios e innovaciones tecnológicas, y, en segundo lugar, porque su vasto imperio colonial otorgaba el material económico y en materias primas como para afrontar con garantías la llegada de esta segunda fase en la que la siderurgia y el ferrocarril serían los elementos principales.
Sin embargo, aquella Revolución Industrial también tuvo sus puntos negros, que en este caso se reflejaban en la cada vez mayor explotación laboral. Jornadas de quince horas y el nacimiento de lo que Karl Marx definió como alineamiento de los trabajadores.
El éxito de la Revolución Industrial estuvo sustentado desde muchos puntos de la economía y la cultura, la apertura de nuevas rutas comerciales favoreció el engrandecimiento de todas aquellas naciones que se alineaban a ese nuevo progreso. En ello fue importantísimo también la apertura del Canal de Suez, en Egipto, en 1869, que permitió un comercio más fluido entre Europa y Asia.
Además, las redes ferroviarias iban en aumento, y se comenzó una carrera loca por conseguir conectar, por un lado, las dos costas de Estados Unidos, y por el otro lado, los principales puntos comerciales de Europa. Por último, la presentación en sociedad de las primeras líneas telefónicas de larga distancia permitió conectar en el instante a distintos puntos del mundo agilizando de este modo el comercio.
Cambios sociales que trajo la Revolución Industrial
En las líneas anteriores se ha mencionado brevemente que este proceso también tuvo sus puntos negros, resaltando especialmente el caso de la explotación laboral. Sin embargo, la Revolución Industrial cambió de manera radical la sociedad de la época y modificó totalmente las formas de vida de la mayoría de la población en muchos aspectos, siendo totalmente imposible explicar el devenir de la sociedad actual sin tener en cuenta los procesos derivados del avance de la Revolución Industrial.
En primer lugar, el aumento de las fábricas y su necesidad de disponer de mano de obra supuso que miles de personas dejaran las actividades que habían llevado a cabo durante generaciones en los campos y fueran a la ciudad en busca de una vida mejor. Ya que había un sistema donde la mayoría de la población subsistía trabajando en la agricultura o la ganadería, actividades que apenas daban para sobrevivir.
La proliferación de las fábricas dio a muchas personas la posibilidad de optar por una nueva ocupación que, aunque enormemente dura, podía proporcionarles un jornal fijo con el que mantenerse, algo que las actividades agrícolas y ganaderas, siendo también enormemente duras, no estaba en condiciones de asegurarles, sobre todo en épocas de hambrunas o cuando los problemas meteorológicos hacían mella en la cosecha.
Por lo tanto, la Revolución Industrial supuso el primer gran éxodo masivo del campo a la ciudad. Las principales urbes que se beneficiaron de la Revolución Industrial multiplicaron su población en muy poco tiempo, algo para lo que no estaban preparadas, por lo que las condiciones de vida de los trabajadores que llegaban a ella eran enormemente pobres. Pero, además de lo ya mencionado, también hay que remarcar que las ciudades y los gobiernos también se tuvieron que adaptar a este crecimiento desmedido y fue entonces cuando se empezaron a popularizar los sistemas de limpieza públicos y se instauraron normativas relacionadas con la salud pública y la construcción que fueron las bases de las legislaciones modernas para esos ámbitos, aspectos en los que anteriormente no se había reparado al no ser necesarios.
Como dato curioso: Según mihistoriauniversal Europa pasó de 175,000,000 de habitantes a 400,000,000; Estados Unidos de América, de 5,000,000 a 150,000,000; Argentina, de 4,000,000 a 21,000,000.
Además, la disminución en los costes de producción permitió el acceso de mucha más gente a productos que anteriormente solo se podían permitir los más ricos, entre ellos productos de primera necesidad como la ropa o el calzado. Además, el avance de la industria del papel llevó también a la popularización de la prensa escrita y a la aparición de libros más pequeños a precios reducidos que podían ser adquiridos por la inmensa mayoría de la población.
Temática sugerida por: Juanjo :3, MINIMIM, Fabian Alcantara, Tomás Montaña y NASAgenio VALDEZ
Fuentes: