Los inventos de Leonardo da Vinci siguen influyendo en el mundo hasta nuestros días. El helicóptero, el paracaídas o la ballesta son algunos de los muchos que siguen usándose.
Leonardo da Vinci es uno de los inventores más prolíficos de la historia, ingenió inventos e innovaciones en una gran variedad de campos.
Ya sea el diseño de armas de guerra, máquinas voladoras, sistemas de agua o herramientas de trabajo, da Vinci, el inventor (al igual que el artista) nunca tuvo miedo de mirar más allá del pensamiento tradicional.
Helicóptero (Hélice)
A pesar de que el primer helicóptero real no fue construido hasta la década de 1940, se cree que los esbozos de Leonardo da Vinci de finales del siglo XV fueron el predecesor de la moderna máquina voladora.
Al igual que muchas de las ideas de da Vinci, nunca lo construyó, pero sus notas y dibujos trazaban exactamente cómo funcionaría el dispositivo.
El tornillo aéreo, conocido como el primer prototipo de helicóptero, llevado a la práctica a través del estudio que afirmaba si en un cuerpo sólido, hay un objeto atornillándose en su interior, este deberá elevarse hacia arriba (de la misma forma que un tornillo)-El aparato consta de un tornillo de unos 10m de diámetro, realizado con una estructura de cañas revestida de tela de lino almidonado, y reforzada con un borde metálico.
Máquina voladora
De las muchas áreas de estudio de Leonardo da Vinci, tal vez el área favorita de este hombre renacentista era la de la aviación. Da Vinci parecía realmente emocionado por la posibilidad de que la gente se elevara a través de los cielos como pájaros.
Uno de los inventos más famosos de da Vinci, la máquina voladora (también conocida como el “ornitóptero”) muestra idealmente sus poderes de observación e imaginación, así como su entusiasmo por el potencial de vuelo.
El diseño de esta invención está claramente inspirado en el vuelo de los animales alados, el cual da Vinci esperaba replicar. De hecho, en sus notas, menciona los murciélagos, cometas y aves como fuentes de inspiración.
Tal vez la inspiración del murciélago brilla por encima de la mayoría, ya que las dos alas del dispositivo poseen puntas comúnmente asociadas con la criatura alada. La máquina voladora de Leonardo Da Vinci tenía una envergadura que superaba los 33 pies y el marco debía ser de pino cubierto de seda cruda para crear una membrana ligera pero robusta.
La imaginación de Da Vinci era impresionante en ideas relacionadas con máquinas voladoras, incluyendo varios planeadores equipados con alas batibles. Este modelo de carcasa abierta, equipado con asientos y mandos para el piloto estableció las bases de la tecnología aérea. manivelas, poleas, cuerdas y ruedas dentadas conformaron una fiel réplica de las alas y las articulaciones de los murciélagos.
Este artilugio tenía una enorme similitud con el helicóptero actual, pero la falta de materiales livianos para su construcción y de una fuente energética potente dio lugar a que no pudiera volar.
Paracaídas
Aunque el crédito por la invención del primer paracaídas práctico se lo dan generalmente a Sebastien Lenormand en 1783, Leonardo da Vinci concibió realmente la idea del paracaídas cientos de años antes.
Da Vinci hizo un esbozo de la invención con esta descripción: “Si un hombre tiene una tienda hecha de lino, cuyas aberturas han sido todas taponadas, y será doce braccias (unos 23 pies) de ancho y doce pulgadas de profundidad, podrá arrojarse desde cualquier gran altura sin sufrir ningún daño”.
Quizás el aspecto más distinto del diseño de paracaídas de da Vinci era que el dosel era triangular en lugar de redondeado, lo que llevó a muchos a preguntarse si realmente tendría suficiente resistencia al aire para flotar. Y puesto que el paracaídas de da Vinci debía hacerse con lino cubriendo un marco de madera, el peso del dispositivo también era visto como un problema.
El proyecto de paracaídas de Leonardo es una estructura piramidal de base cuadrada con un lado y una altura de unos 7 metros.
La evolución del paracaídas moderno, gracias al descubrimiento de nuevas fibras para tejidos y a los estudios para la regulación de la frenada de la caída, ha aportado soluciones considerablemente más fiables y seguras en la forma del casquete, y, sobre todo, en la delicada fase de aterrizaje.
Máquina de guerra o mortero de 33 cañones
El problema con los cañones de la época era que tardaban mucho tiempo en cargarse. La solución que da Vinci daba a ese problema era construir morteros de múltiples cañones que pudieran cargarse y dispararse simultáneamente.
Los cañones se dividieron en tres filas de 11 cañones cada uno, todos conectados a una sola plataforma giratoria. Atados a los lados de la plataforma había grandes ruedas.
La idea era que mientras se disparaba un juego de cañones, otro conjunto se enfriaría y el tercer set podría ser cargado. Este sistema permitía a los soldados disparar repetidamente sin interrupción.
Vehículo blindado
Los vehículos blindados inventados por Leonardo da Vinci eran capaces de moverse en cualquier dirección y estaban equipados con un gran número de armas.
La máquina de guerra más famosa de da Vinci, el coche blindado, fue diseñada para intimidar y dispersar a un ejército contrario. Este vehículo tenía una serie de cañones ligeros dispuestos en una plataforma circular con ruedas que permitían un rango de 360 grados.
La plataforma estaba revestida por una gran cubierta protectora (muy parecida a la concha de una tortuga), reforzada con placas de metal, que debía ser inclinada para desviar mejor el fuego enemigo. Tenía una torre de observación en la parte superior para coordinar el disparo de los cañones y la dirección del vehículo.
Ballesta gigante
Una cosa que Leonardo da Vinci pudo haber entendido mejor que cualquiera de sus contemporáneos fue los efectos psicológicos de las armas de guerra. Da Vinci sabía que el miedo que las armas podían infligir a los enemigos era igual de importante (si no más) que el daño que realmente podían infligir.
Ésta era la idea principal detrás de muchos de los inventos de la guerra de da Vinci como su ballesta gigante. Diseñada para la intimidación pura, la ballesta mediría 27 yarda. El dispositivo tendría seis ruedas (tres en cada lado) para la movilidad, y el arco en sí mismo sería hecho de la madera fina para la flexibilidad.
La invención de la ballesta gigante es un gran ejemplo de la forma en que las ilustraciones de da Vinci realmente llevaron sus ideas a la vida. A través de sus ilustraciones, una idea, por improbable que sea, se vuelve realista y plausible.
Fuentes: