Cultura general

El budismo: una breve aproximación

Los monjes son personas que parecen haber desbloqueado el «modo zen» en la vida. Mientras el resto del mundo se estresa por el tráfico o la falta de WiFi, ellos mantienen una calma inquebrantable. Su misión es clara: hacer el bien tanto a las personas como a la naturaleza, sin esperar nada a cambio. En un mundo donde reina el caos, su serenidad no deja de sorprendernos. Pero, siendo honestos, ¿alguna vez nos hemos detenido a preguntarnos realmente qué es lo que siguen?

¿Qué es el budismo?

Para empezar, el budismo no es una religión tradicional. A diferencia del cristianismo, el islam o el judaísmo, no se basa en la adoración de un dios. En realidad, es un conjunto de enseñanzas diseñadas para ayudar a las personas a liberarse del sufrimiento y alcanzar la iluminación. Su fundador, Siddhartha Gautama, más conocido como Buda, no era una deidad, sino un ser humano que descubrió un camino hacia la paz interior y decidió compartirlo con el mundo.

Estas enseñanzas, conocidas como el Dharma, se enfocan en la meditación, la compasión y el desapego de lo material. No es cuestión de rezar para que todo mejore, sino de trabajar en uno mismo para alcanzar la tranquilidad. Así que, si alguna vez has sentido curiosidad por la filosofía budista, quizás valga la pena aprender un poco más, y estas justo en el lugar indicado.

Aunque a menudo se le reconoce como una religión no teísta, muchos prefieren verla como una corriente de pensamiento o incluso un estilo de vida. Pero para evitar debates filosóficos (y que nadie se nos enoje), diremos que es una religión… por ahora.

El budismo es la religión predominante en varios países de Asia, pero si alguna vez viajas y visitas un templo, notarás algo curioso: no todos los monjes visten el mismo color. ¿Casualidad? Para nada. Cada tonalidad representa una corriente diferente dentro del budismo. En términos generales, los dos grandes grupos son Theravada y Mahayana, aunque hay más subdivisiones.

Theravada: la escuela más antigua

La corriente más antigua del budismo es Theravada, cuyo nombre significa «palabra de los antiguos». Este linaje es el más fiel a las enseñanzas originales de Buda Gautama, manteniendo prácticas tradicionales y un enfoque más conservador. Si ves a un monje vestido de naranjo intenso, es muy probable que pertenezca a esta escuela. Esta vestimenta es característica en países como Sri Lanka, Tailandia, Camboya, Laos y Myanmar.

Los monjes Theravada llevan una vida de estricta disciplina, dedicados a la meditación y al estudio de los textos budistas. Su vestimenta no es solo una cuestión estética, sino un símbolo de su renuncia a lo material. 

Mahayana: la otra gran corriente del budismo

Más tarde surgió la escuela Mahayana, también conocida como budismo tibetano. A diferencia de la estricta tradición Theravada, los monjes Mahayana no siguen las enseñanzas originales al pie de la letra. En su lugar, las ven como una guía flexible hacia la iluminación, lo que les permite cuestionarlas, reinterpretarlas y adaptarlas a nuevas realidades. En pocas palabras, son los más abiertos a cambios dentro del budismo.

Esta corriente se ha vuelto la más conocida en el mundo, en gran parte gracias a la exposición mediática del Dalai Lama. Sus monjes visten túnicas de rojo oscuro y es común encontrarlos en Tíbet, China, el norte de India, Japón, Corea, Taiwán, Vietnam y Mongolia.

Pero, ¿quién es el Dalai Lama?

Seguramente has escuchado su nombre, pero ¿quién es exactamente? Te lo resumo: Dalai Lama es un título, no un nombre. Viene de la palabra mongola «dalai» (océano) y la tibetana «lama» (maestro reencarnado). Básicamente, se refiere al líder espiritual del lamaísmo o budismo tibetano.

Lo interesante es que, según esta tradición, un Dalai Lama no solo es un maestro, sino un ser que ha logrado un nivel de conciencia tan alto que puede elegir su próxima reencarnación. Sí, leíste bien: no deja su siguiente vida al azar.

El actual Dalai Lama es Tenzin Gyatso, quien ha dedicado su vida a difundir las enseñanzas budistas y promover la paz mundial. Así que, si alguna vez ves una foto de un anciano sonriente con túnica roja, ya sabes que no es cualquier monje: es una de las figuras espirituales más influyentes del mundo.

Los budistas tibetanos creen que los Dalái Lamas no son simples líderes espirituales, sino encarnaciones de Avalokiteśvara, el bodhisattva de la compasión. Y si alguna vez viste la serie Avatar: La Leyenda de Aang (sí, la del niño calvo con la flecha en la cabeza, no la de los gigantes azules), ahora sabes de dónde sacaron la idea de la reencarnación del Avatar.

Pero… ¿qué o quién es Buda?

La palabra «Buda» significa «alguien que ha despertado» o «que se ha iluminado». Generalmente, este término se asocia con Siddhartha Gautama, el Buda histórico y fundador del budismo, pero técnicamente cualquier persona que alcance la iluminación también puede ser llamada Buda.

Para llegar a ese estado, hay que recorrer un camino espiritual que implica la práctica de la meditación, el desapego de lo material y el desarrollo de la compasión. Suena fácil, ¿no? Bueno, la realidad es que alcanzar el nirvana es todo menos sencillo.

¿Qué es la iluminación?

Intentar definir la iluminación con palabras es como tratar de explicarle a alguien qué sabor tiene el agua: difícil. Pero para que te hagas una idea, la iluminación es la liberación total del sufrimiento, el fin del ciclo de la reencarnación y la unión con una paz absoluta. En términos budistas, es como «ganarse la partida de la vida» y salir del juego.

¿Cómo viven los monjes budistas?

Si alguna vez pensaste que ser monje budista es sinónimo de una vida llena de comodidades espirituales, te sorprenderá saber que su día a día es bastante austero. No pagan alquiler, no tienen impuestos y tampoco se preocupan por la comida, ya que todo lo necesario para su supervivencia proviene de donaciones.

Cada mañana, los monjes salen con su cuenco de ofrendas a recolectar alimentos de los fieles. Este acto no es solo una forma de subsistencia, sino un intercambio simbólico: los monjes reciben su ración diaria de arroz y vegetales, y a cambio, los donantes obtienen méritos espirituales. Es un sistema de ayuda mutua que ha existido por siglos.

No solo meditan…

Aunque la meditación es el pilar de su práctica, no se pasan el día entero en trance. De hecho, la vida monástica es bastante activa. Entre sus actividades diarias, los monjes:

  • Mantienen el monasterio en perfectas condiciones. Nada de delegar la limpieza.
  • Peregrinan en busca de ofrendas cada mañana.
  • Estudian la doctrina budista para profundizar su conocimiento.
  • Reciben enseñanzas de sus maestros y guían a nuevos monjes.

Ser monje budista es mucho más que sentarse a meditar en silencio. Es un estilo de vida que requiere disciplina, humildad y compromiso total con sus principios. 

El karma: la ley de causa y efecto

Cuando se habla de budismo, es imposible no mencionar el karma. Se podría definir como la ley de causa y efecto, donde cada acción, buena o mala, tiene una repercusión, ya sea en esta vida o en las siguientes. Básicamente, si haces el bien, cosecharás cosas positivas; si haces el mal… bueno, mejor ni te cuento.

Lo interesante es que, según esta filosofía, nadie está condenado a un destino fijo. Todos tenemos la libertad de elegir nuestras acciones, pero también la responsabilidad de asumir las consecuencias. Así que, antes de actuar, recuerda que el karma siempre está tomando notas.

¿Por qué los monjes se rapan la cabeza?

Si alguna vez te preguntaste por qué los monjes budistas llevan la cabeza rapada, la respuesta es más profunda de lo que parece. Este acto simboliza la renuncia a lo material y al apego a las apariencias. En otras palabras, el cabello es visto como una distracción superficial que puede alimentar el ego, y deshacerse de él es un paso importante en el camino hacia la iluminación.

No es solo un cambio de look, es una declaración de principios: dejar atrás lo innecesario para enfocarse en lo esencial.

¿Podrías vivir como un monje budista?

Ahora que sabes más sobre su estilo de vida, surge la gran pregunta: ¿te animarías a seguir sus reglas? Vivir sin lujos, sin tecnología, sin redes sociales (¡sin memes!), y con un enfoque total en la espiritualidad. No es imposible, pero definitivamente no es para cualquiera.

Fuentes:

Andrés R.

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