3. Anorexia Nerviosa
La anorexia nerviosa es un trastorno alimenticio grave en el que la persona evita consumir alimentos o restringe drásticamente su ingesta. En algunos casos, solo permiten en su dieta pequeñas cantidades de ciertos alimentos específicos. Quienes la padecen desarrollan un miedo extremo a aumentar de peso, lo que los lleva a mantener un peso peligrosamente bajo.
Una de las características más preocupantes de la anorexia es la distorsión de la imagen corporal: aunque la persona esté extremadamente delgada, puede verse a sí misma con sobrepeso. Esto refuerza la restricción alimentaria y puede llevar al cuerpo a un estado de inanición extrema.
Aunque es el trastorno menos común, se considera el más peligroso, ya que presenta la tasa de mortalidad más alta entre los trastornos de la conducta alimentaria. La desnutrición severa puede provocar fallo multiorgánico, problemas cardíacos e incluso la muerte si no se recibe tratamiento a tiempo.
Síntomas más comunes:
- Consumo extremadamente reducido de alimentos, al punto de poner en riesgo la vida.
- Ejercicio excesivo e intenso como forma de compensar la ingesta de calorías.
- Delgadez extrema, con niveles de peso peligrosamente bajos.
- Miedo irracional al aumento de peso, incluso cuando la persona ya está en un estado de desnutrición.
- Obsesión por la comida y las calorías, pero con restricción extrema.
4. Trastorno de Rumiación
El trastorno de rumiación es una afección en la que la persona regurgita la comida de manera repetitiva, sin presentar náuseas ni esfuerzo aparente. Esto sucede generalmente en los primeros 10 minutos después de comer. Una vez regurgitada, la comida puede ser remasticada, tragada nuevamente o escupida.
Este trastorno puede presentarse en lactantes, niños, adolescentes y adultos, y aunque en bebés suele resolverse de forma natural, en niños mayores y adultos puede convertirse en una condición crónica que afecta su salud nutricional y su vida social.
Algunas personas con este trastorno reducen la cantidad de alimento que ingieren intencionalmente, ya que sienten vergüenza o miedo de regurgitar en público. Esto puede llevar a una pérdida de peso significativa y desnutrición, afectando la salud en general.
Síntomas más comunes:
- Regurgitación frecuente y sin esfuerzo, generalmente dentro de los 10 minutos posteriores a comer.
- Sensación de alivio de presión o dolor abdominal después de regurgitar.
- Sensación de saciedad con cantidades pequeñas de comida.
- Mal aliento persistente debido a la regurgitación de alimentos parcialmente digeridos.
- Pérdida de peso involuntaria y deficiencias nutricionales si la persona comienza a evitar la ingesta de alimentos.
Si no se trata adecuadamente, el trastorno de rumiación puede causar problemas graves de nutrición y afectar la calidad de vida de quienes lo padecen.