La autoestima es un pilar fundamental en el bienestar emocional y psicológico de cualquier persona. Es el reflejo de cómo nos vemos, cómo nos valoramos y cómo nos respetamos. No se trata solo de sentirse bien con uno mismo, sino de desarrollar una percepción equilibrada y realista sobre quiénes somos, qué podemos mejorar y qué debemos aceptar.
Sin embargo, muchas veces este concepto se confunde con la simple confianza en uno mismo o con la seguridad que proyectamos hacia el exterior. En algunos casos, lo que parece una autoestima alta es, en realidad, una falsa autoestima, una máscara que oculta inseguridades profundas y que puede traer consigo una serie de problemas emocionales y sociales.
Cuando una persona se acepta con sus virtudes y defectos, comprende sus emociones y se respeta a sí misma, su autoestima se fortalece de manera genuina. Sin embargo, cuando este proceso no ocurre de manera saludable, pueden surgir distorsiones en la percepción de la propia valía, una de ellas es la falsa autoestima.