Manuscrito Voynich: el libro que nadie puede leer

Manuscrito Voynich: Vista del f70v2, 'Piscis'

Olvida todo lo que sabes sobre libros raros: ninguno se compara con el manuscrito Voynich, una obra escrita hace siglos en un idioma que nadie, absolutamente nadie, ha podido descifrar. Ni criptógrafos militares, ni lingüistas, ni IA moderna. Es el Santo Grial de los misterios literarios, una pieza que parece sacada de una novela de Dan Brown… pero que es 100 % real.

Descubierto en 1912 por Wilfrid Voynich, un bibliófilo polaco con nombre de hechicero, este libro de 240 páginas está repleto de ilustraciones botánicas imposibles, diagramas astronómicos que parecen sacados de otro planeta y mujeres desnudas dándose baños alquímicos en tuberías medievales. Pero el mayor enigma no son las imágenes, sino el texto. Está escrito en un alfabeto completamente desconocido. No guarda relación con ninguna lengua conocida.

Algunos dicen que es un código secreto. Otros, que es una lengua inventada. También están los escépticos que creen que es un engaño muy elaborado, aunque los análisis científicos han demostrado que el papel y la tinta datan del siglo XV. ¿Entonces qué diablos es?

¿De dónde salió el manuscrito Voynich?

La historia moderna del manuscrito comienza en una biblioteca jesuita de Italia, donde Wilfrid Voynich lo encontró en 1912. Pero su origen se remonta mucho más atrás. El carbono-14 situó la fabricación del pergamino entre 1404 y 1438. O sea, es medieval hasta la médula. El problema es que nadie sabe quién lo escribió ni por qué.

Entre los primeros propietarios documentados figura el emperador Rodolfo II del Sacro Imperio Romano Germánico, quien —según fuentes indirectas— lo habría comprado pensando que era obra de Roger Bacon, un místico-científico del siglo XIII.

Lo que sí está claro es que el manuscrito ha cambiado de manos varias veces a lo largo de los siglos. Cada nuevo dueño intentó descifrarlo, sin éxito. Algunos incluso lo consideraron una obra mística o de origen extraterrestre.

Las pistas que hay son escasas y crípticas. Un par de nombres anotados en los márgenes, diagramas que parecen estrellas pero no concuerdan con constelaciones conocidas, y plantas que no existen en ningún herbario de este planeta. Si es un fraude, es uno muy sofisticado. Si es real, es un milagro de la criptografía medieval.

¿Qué dice el manuscrito Voynich? Nadie lo sabe

El corazón del misterio está en el texto. El manuscrito está escrito en un sistema de escritura que nadie ha visto en otro contexto. Tiene una gramática consistente, repeticiones, estructura… pero ningún vínculo conocido con idiomas reales.

Esto ha llevado a que criptógrafos lo analicen como si fuera un mensaje cifrado. Incluso la NSA se metió en el asunto durante la Guerra Fría, creyendo que podía contener información útil. ¿El resultado? Nada. Cero. Ni un signo decodificado con certeza.

La IA también ha intentado meter mano. En 2018, investigadores de la Universidad de Alberta utilizaron algoritmos para compararlo con cientos de idiomas. Algunas coincidencias vagas con el hebreo antiguo… pero sin sentido comprobable.

El contenido se ha dividido en secciones temáticas:

Botánica: más de 100 plantas, muchas sin equivalentes reales.
Astronomía: ciclos lunares y constelaciones desconocidas.
Biología: mujeres desnudas interactuando con tubos y fluidos.
Farmacia: frascos, recetas… que no se entienden.
Texto puro: párrafos largos que parecen poesía o conjuros.

En resumen: tiene sentido interno, pero no uno que podamos entender.

¿Lenguaje real o gran engaño medieval?

Una de las grandes preguntas es si el manuscrito Voynich está escrito en un idioma real cifrado, o si todo es una elaborada farsa. No sería la primera vez que un autor medieval se inventa una lengua o utiliza escritura artificial. Pero este caso es único por lo bien hecho que está.

La hipótesis del engaño sostiene que podría ser un fraude destinado a impresionar a algún noble adinerado (como el buen Rodolfo II). El texto tendría aspecto de sentido, pero en realidad estaría compuesto de sílabas sin valor. Algo así como escribir “tralufa miraben flokati” durante 240 páginas.

Pero el análisis de su estructura lingüística dice otra cosa. Tiene frecuencias de palabras, prefijos, sufijos y reglas gramaticales que coinciden con los idiomas reales. ¿Entonces? Tal vez sea una lengua construida con intención real de comunicar algo. O incluso un idioma natural perdido.

En 2020, un investigador británico propuso que el texto podría estar escrito en una forma muy comprimida de náhuatl medieval, usando abreviaturas visuales. La comunidad académica dijo: “interesante… pero seguimos sin entenderlo”.

Así que, hasta el momento, sigue siendo el texto más famoso que nadie ha podido leer, ni siquiera con la ayuda de máquinas que juegan ajedrez mejor que los humanos.

Teorías locas (y no tan locas) sobre su origen

El manuscrito Voynich ha alimentado teorías para todos los gustos. Algunas rayan en lo ridículo, pero otras merecen al menos un “hmmm… tal vez”. Aquí te dejamos las más comentadas:

Obra de un genio solitario: como Leonardo da Vinci, que lo escribió por diversión o para proteger sus ideas. Problema: no hay prueba alguna.
Lengua extinta: escrita en una lengua que desapareció sin dejar rastros. Algo como el etrusco pero aún más raro.
Mensaje cifrado de alquimistas: tal vez sea un tratado esotérico para iniciados. Tiene ese look.
Lenguaje privado de mujeres: esta teoría sugiere que las ilustraciones de mujeres no son casuales, y que tal vez fue escrito por y para mujeres en una sociedad secreta o convento.
Alienígenas: inevitable. Hay quien cree que el texto tiene origen extraterrestre y que las plantas representadas no son de la Tierra.

¿Se resolverá algún día el enigma del manuscrito Voynich?

Aquí es donde todos cruzamos los dedos. El manuscrito está digitalizado por la Biblioteca Beinecke de la Universidad de Yale, disponible para cualquiera con tiempo libre y ganas de perder la cordura. Eso ha permitido que miles de personas —aficionados y expertos— le echen un ojo. Y sí, ha habido avances… microscópicos.

Tal vez en algún momento una combinación de IA avanzada + lingüística histórica + mucha suerte dé con la clave. O tal vez nunca. Hay quienes creen que incluso si lo desciframos, el contenido podría ser decepcionante: un herbario inventado con reflexiones místicas sin mucho valor práctico.

Pero también podría ser un tesoro de conocimiento antiguo, una visión del mundo olvidada por completo, escrita por una mente única. Y eso es lo que lo hace fascinante.

Sea lo que sea, el manuscrito Voynich es uno de los pocos enigmas medievales que sigue vivo en la era digital. Y mientras siga sin descifrarse, seguirá alimentando hipótesis, novelas, cómics… y artículos como este.

Fuentes: