Ya en el siglo XIX, el congresista y escritor estadounidense Ignatius Donnelly desarrolló su hipótesis en un destacado libro, “Atlantis: The Antediluvian World (1882)”, en el que la profusión de datos geológicos, botánicos o antropológicos, resultaba aparentemente incontrovertible y cautivó a un numeroso público. Para el autor, no solo el relato platónico era en esencia verdadero, sino también otros muchos mitos y leyendas, desde el jardín del edén hasta la nórdica Asgard, pues no hacían sino hablarnos del continente perdido, cuya colonia más antigua habría sido el Egipto faraónico.
Pero eso, no hay fotos ni jeroglíficos que nos demuestren que sea real, aun así, no por eso debemos descartar tal posibilidad. Porque, aunque no se haya descubierto, no quiere decir que no haya existido, al igual que en su momento las excavaciones arqueológicas de Schliemann descubrieron Troya, demostrando que la Ilíada de Homero describía escenarios reales.
Fuentes: guioteca.com, elconfidencial.com, magonia.com, y lavanguardia.com
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