Pasatiempos

Horóscopo: ¿Realmente influye en nuestra vida o es solo superstición?

James Randi, reconocido escéptico de la ciencia, llevó a cabo un experimento fascinante que pone a prueba la credibilidad de los horóscopos. Recopiló los datos personales de sus estudiantes y solicitó pronósticos astrológicos de un astrólogo experimentado. Cada estudiante recibió un pronóstico, y se les pidió levantar la mano si sentían que se ajustaba a su personalidad. Sorprendentemente, tres cuartas partes de los estudiantes estuvieron de acuerdo, ¡pero todos los pronósticos eran exactamente iguales!

Este fenómeno demuestra el poder del Efecto Forer, un sesgo cognitivo donde las personas creen que descripciones vagas y generales son increíblemente acertadas para su situación personal. Este efecto es la base de fenómenos como los horóscopos, la astrología y el ocultismo. Las personas tienden a convencerse de que estas descripciones coinciden perfectamente con su vida, incluso si son tan ambiguas como para aplicar a cualquiera.

Sin embargo, no debemos quedarnos ahí. A pesar de las pruebas de que los horóscopos no tienen base científica, el mundo de la adivinación sigue ejerciendo una atracción poderosa sobre millones. Este interés en lo desconocido y lo misterioso genera una fascinación que invita a la reflexión sobre nuestra necesidad humana de encontrar patrones y respuestas en un universo incierto.

La astrología ha cautivado a los seres humanos durante miles de años. Desde tiempos antiguos, se observaban las estrellas, se estudiaba la posición de los astros y se seguía su lento movimiento a través del universo, todo con el fin de crear un mapa del futuro que pudiera guiarnos en la vida. Y, sorprendentemente, hoy en día seguimos haciendo lo mismo.

A pesar de que muy pocas personas admiten abiertamente creer en astrología, su influencia en nuestra sociedad no solo persiste, sino que ha resurgido con fuerza en las últimas décadas. Ya sea a través de la televisión, internet o la prensa, los horóscopos se han integrado profundamente en la cultura popular. Este fenómeno es tan evidente que, en 1984, el Comité para la Investigación Escéptica (CSICOP) lanzó una campaña solicitando a los periódicos que incluyeran un aviso aclarando que las columnas astrológicas debían leerse únicamente como entretenimiento y que carecían de fundamento científico.

A pesar de los esfuerzos por desmitificar la astrología, en 1998 cerca de 60 revistas norteamericanas ya incluían ese mismo aviso en sus publicaciones. Aún con la advertencia, el interés por lo oculto y el deseo de encontrar respuestas en las estrellas sigue muy presente. La paradójica actualidad del horóscopo demuestra cómo, a pesar de la falta de pruebas científicas, sigue siendo una parte esencial de nuestras creencias culturales.

Con o sin advertencia, como entretenimiento o como consejo cualificado, los horóscopos en la prensa y los programas de adivinación en la televisión nocturna siguen siendo consumidos masivamente. A pesar de la falta de base científica, estos elementos continúan siendo populares, y según diversas encuestas, quienes los consumen afirman que los horóscopos les hacen sentir mejor.

Sin embargo, a pesar de su enorme popularidad, los horóscopos han sido un tema poco estudiado. Aunque el efecto Forer puede explicar por qué nos sentimos identificados con las descripciones de nuestros signos zodiacales, el papel social que desempeñan es más complicado de entender. ¿Por qué tanta gente sigue creyendo en ellos? ¿Qué función cumplen realmente en nuestra sociedad?

Un estudio de William Evans reveló diferencias significativas entre los horóscopos dirigidos a la clase trabajadora y los de la clase media. En los horóscopos orientados a la clase trabajadora, por ejemplo, era menos común encontrar consejos que animaran a viajar o gastar dinero, a diferencia de los horóscopos dirigidos a la clase media. Además, los horóscopos para la clase trabajadora predecían menos progresos profesionales y menos interacciones positivas con la familia. En cambio, los horóscopos de clase media solían incitar más a seguir las pasiones y fomentar la autonomía personal.

Tanto es así que, según sus conclusiones, el estrato socioeconómico del lector resultaba ser el mejor predictor del contenido del horóscopo. Sin embargo, todos los horóscopos, independientemente de su orientación, coincidían en incitar a cuidar a los demás, ser pacientes, cooperativos y evitar las confrontaciones. Este patrón común refuerza la idea de que, aunque cada uno reciba predicciones personalizadas, el mensaje general es el mismo: la importancia de la armonía social y emocional.

En 2014, Tandoc y Ferrucci realizaron un análisis de las secciones astrológicas de revistas populares como ‘Glamour’, ‘Essence’ y ‘Teen Vogue’. A pesar de que se centraban en temas como el amor, el dinero y el trabajo, su orientación seguía reforzando estereotipos de género. Además, este enfoque se modulaba según factores como la raza y la edad, lo que sugiere que los horóscopos también pueden influir en cómo percibimos nuestras capacidades y roles en la sociedad.

Por su parte, Gupta, Zimmerman y Fruhauf analizaron el contenido astrológico de la revista ‘Cosmopolitan’ durante un año y encontraron que las lectoras recibían consejos consistentemente estereotipados. En la misma línea, el estudio de Svensen y White (1995) corroboró que los horóscopos promovían lo que ellos llamaron ‘conformidad social’, reforzando ideales tradicionales y, en muchos casos, limitando las expectativas y aspiraciones personales.

Ante el análisis de los contenidos reales de los horóscopos, es difícil no recordar a Theodor Adorno. En su obra The Stars Down to Earth (1994), el filósofo y sociólogo realizó un análisis de los horóscopos de tres meses del Los Angeles Times. Adorno vincula la astrología y el ocultismo con un fenómeno más amplio de la industria sociocultural, que abarca desde las películas hasta la autoayuda. Según él, esta industria tiene como misión “justificar condiciones dolorosas que parecen más tolerables si se adopta una actitud afirmativa hacia ellas”. Es decir, el objetivo (ya sea explícito o implícito) es “fomentar una atmósfera de satisfacción social y facilitar el ajuste de los ciudadanos a su contexto habitual”.

Aunque las conclusiones de Adorno pueden parecer algo aventuradas, existen evidencias que sugieren que las actitudes de los lectores de horóscopos se ven afectadas por el contenido de estos. La investigación de Clobert y su equipo nos proporciona claves interpretativas al identificar una relación interesante entre el efecto del horóscopo y el ‘locus de control externo’. Este concepto, que refiere a la tendencia a creer que los eventos están fuera del control personal, podría ser clave para entender cómo los horóscopos influyen en la percepción de las personas sobre su propia autonomía y destino.

Es decir, la percepción del sujeto de que los eventos ocurren por azar, destino, suerte o las decisiones de otros, nos hace más susceptibles a los horóscopos. Esto ocurre incluso en un contexto en el que la mayoría de las personas declara que no cambiarían su conducta por este tipo de influencias. ¿Por qué? Porque no es necesario. El poder de los horóscopos radica en cómo se alinean con la psicología humana y nuestra tendencia a buscar razones para lo que nos ocurre.

La sociedad y la cultura modelan nuestro comportamiento de manera inconsciente, y el horóscopo actúa como un consejo que prioriza la conformidad social en situaciones de normas irresueltas. Esto no solo ayuda a reducir el estrés y la ansiedad, sino que también ahorra los costos de la disidencia social. En un mundo lleno de incertidumbre, aceptar lo que dice el horóscopo puede parecer una forma de encontrar paz.

Frecuentemente, las personas que se sienten desafortunadas, infelices o temen al futuro son las que buscan a los astrólogos. Estos síntomas emocionales explican el gran interés en la astrología, que tiende a ser especialmente popular en tiempos de crisis, reformas, inestabilidad económica y perspectivas desalentadoras. En momentos de angustia colectiva, las personas necesitan información positiva sobre su carácter y futuro, y la astrología se presenta como una fuente autorizada para calmar sus miedos.

Aunque el tema aún es poco estudiado, la investigación sugiere que la razón por la que nos sentimos mejor al leer el horóscopo es que nos da razones para amoldarnos a nuestro papel en la sociedad. En la medida de sus limitadas posibilidades, el horóscopo funciona como un lubricante social, reduciendo riesgos personales, pero al final, es un mensaje de voz de la sociedad que nos anima a reconciliarnos con ella.

Rodrigo

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