Edward Joseph Snowden, un consultor tecnológico estadounidense con un historial que incluye trabajos para la CIA (Agencia Central de Inteligencia) y la NSA (Agencia de Seguridad Nacional), sacudió al mundo en 2013 al revelar documentos clasificados sobre los programas de vigilancia masiva del gobierno de EE.UU. Sus filtraciones expusieron la magnitud con la que la NSA espiaba no solo a ciudadanos estadounidenses, sino también a gobiernos y líderes internacionales, desatando un escándalo global sin precedentes.
Lo que Snowden reveló dejó claro que la privacidad en internet era prácticamente una ilusión. Programas como PRISM permitían a las agencias de inteligencia acceder a datos de usuarios en plataformas como Google, Facebook y Microsoft, muchas veces sin que los afectados lo supieran. El mundo entero comenzó a cuestionarse hasta qué punto su información estaba realmente segura y si la tecnología que usamos a diario es tan privada como creemos.
Las consecuencias fueron inmediatas: debates sobre privacidad digital, nuevas legislaciones y hasta cambios en las políticas de grandes empresas tecnológicas. Mientras tanto, Snowden se convirtió en un fugitivo internacional, buscado por el gobierno de EE.UU. por cargos de espionaje. Desde entonces, vive en el exilio en Rusia, convertido en un símbolo de la lucha por la privacidad y la transparencia en la era digital.
Este episodio dejó en evidencia la manera en que operan las agencias de inteligencia de EE.UU. y cómo la vigilancia masiva se ha convertido en parte de nuestra realidad digital. ¿El gran dilema? Seguridad vs. privacidad, una discusión que sigue más viva que nunca.