2018: Falcon Heavy y el futuro de los viajes espaciales
El 6 de febrero de 2018, SpaceX hizo historia al lanzar el Falcon Heavy, el cohete más potente jamás construido. Con este hito, Elon Musk y su equipo demostraron que la exploración espacial comercial no solo era posible, sino también más eficiente y sostenible.
El despegue fue un éxito, pero lo que realmente dejó boquiabierto al mundo fue la recuperación de los boosters (propulsores). Dos de los tres cohetes Falcon 9 aterrizaron con precisión milimétrica, listos para ser reutilizados en futuras misiones. El tercero, bueno… terminó impactando en el océano a unos 480 km/h (nadie es perfecto, ¿no?).
Un cohete reutilizable que cambia las reglas del juego
Hasta ese momento, los cohetes eran de un solo uso, lo que hacía que cada lanzamiento fuera carísimo. SpaceX rompió con esa tradición al diseñar un sistema de propulsores reutilizables, reduciendo drásticamente los costos de cada misión. Menos basura espacial, menos desperdicio de dinero y más oportunidades para la exploración del cosmos.
Este lanzamiento no solo probó la capacidad del Falcon Heavy, sino que también puso en marcha una nueva era en la carrera espacial, donde las misiones a Marte y más allá parecían cada vez más alcanzables.