Estirarse es una de las mejores formas de mantener los músculos saludables y listos para la acción. Hacerlo con regularidad no solo mejora la flexibilidad, sino que también protege las articulaciones, evitando que terminen más rígidas que una estatua de mármol. Mantener los músculos y articulaciones en buen estado ayuda con el rango de movimiento en las actividades diarias y reduce el riesgo de lesiones.
Sin embargo, hay un pequeño detalle: ¿cuándo es el mejor momento para estirar? Durante años, se recomendaba hacerlo antes del ejercicio como una forma de prevenir lesiones. Pero estudios recientes han demostrado que el estiramiento previo al entrenamiento no reduce el riesgo de lesiones. Lo que realmente hace la diferencia es un buen calentamiento.
Aquí es donde muchos confunden términos: estirar no es lo mismo que calentar. Un buen calentamiento eleva el ritmo cardíaco, aumenta la temperatura corporal y mejora la circulación de oxígeno y sangre hacia los músculos. Básicamente, si empiezas a sudar ligeramente, vas por buen camino. Además, el calentamiento debe estar enfocado en los músculos que vas a usar en tu entrenamiento o deporte.
Entonces, ¿cuándo estirar? Lo ideal es hacerlo después del ejercicio, cuando los músculos ya están calientes y listos para relajarse. Así, evitas lesiones y mejoras la recuperación. Así que ya sabes: calienta antes, estira después… y tu cuerpo te lo agradecerá.