¿Por qué los ojos orientales son distintos?
Una de las teorías más aceptadas sobre la brida mongólica sostiene que es una adaptación climática. En los años 50, antropólogos estadounidenses propusieron que esta peculiaridad surgió hace unos 18 millones de años, durante la primera gran glaciación. Para proteger los ojos del viento helado, la radiación UV y las bajas temperaturas en las estepas de Asia Central, el párpado superior habría desarrollado un pliegue extra. El resultado: una hendidura palpebral más estrecha que ofrecía mayor protección ocular.
Curiosamente, esta hipótesis gana fuerza al observar poblaciones de zonas con climas extremos, como desiertos o sabanas. En estos lugares, la forma del ojo también tiende a ser más rasgada, probablemente como escudo natural contra el sol y el polvo.
Pero no todos los científicos están de acuerdo. Algunos investigadores chinos proponen que los ojos sesgados no serían fruto del clima, sino de una divergencia en la evolución humana. Según esta visión, muchos asiáticos descenderían del Homo erectus pekinensis, una rama paralela al Homo sapiens. Restos de este homínido fueron hallados en 1921 cerca de Pekín y, para estos científicos, dieron origen a la raza mongoloide.
Sin embargo, numerosos antropólogos rechazan esta idea. Aseguran que el Homo erectus que emigró de África evolucionó de forma continua hasta convertirse en Homo sapiens, sin desvíos evolutivos regionales. Para ellos, todos compartimos el mismo ancestro, y las diferencias actuales son solo adaptaciones al entorno.