Cerebro vs. ordenador: ¿quién gana la batalla de la memoria?
A simple vista, la memoria de un ordenador parece más perfecta que la humana. Y tiene sentido: una computadora puede recordar absolutamente todo, sin olvidos ni emociones de por medio. En cambio, nuestro cerebro selecciona, desecha y olvida. Guarda lo que considera importante y borra sin pedir permiso. Lo sentimos, pero esa contraseña de hace tres años… ya no está.
Esto no significa que nuestro cerebro sea menos poderoso. Al contrario, es más selectivo e inteligente. No usamos toda su capacidad a la vez, y cada recuerdo ocupa un espacio diferente: algunos apenas pesan, otros cargan toneladas de emoción. Por eso, recordar el nombre del primer amor es fácil, pero el de ese compañero del curso de Excel, ni idea.
Además, no podemos borrar recuerdos a voluntad (aunque a veces quisiéramos). El cerebro lo hace de forma automática, sin consultarnos. Y cuando un recuerdo está cargado de emoción, tiene muchas más chances de quedarse. Los datos impersonales, en cambio, tienden a esfumarse.
En resumen: mientras el ordenador almacena todo sin filtro, nosotros funcionamos como curadores de contenido mental. Recordamos lo que importa (bueno, casi siempre), y olvidamos lo que el cerebro considera irrelevante. Menos perfecto, sí… pero mucho más humano.