Aunque no lo parezca, los lenguajes de programación dominan el mundo moderno. Desde las aplicaciones de tu móvil hasta las redes sociales, pasando por los videojuegos y los programas de tu ordenador, todo funciona gracias a líneas de código. Incluso este texto que estás leyendo no existiría sin ellos. Sí, vivimos en un mundo gobernado por el software, aunque no siempre fue así.
El primer lenguaje de programación nació en 1801
Puede que cuando pienses en programación te vengan a la mente nombres como Python, Java o C++, pero la historia comienza mucho antes, en pleno siglo XIX. El responsable de este primer intento de «codificación» fue Joseph Marie Jacquard, un inventor francés que, sin saberlo, sentó las bases de la programación con su telar programable.
¿Cómo funcionaba? Muy simple (bueno, más o menos): Jacquard diseñó tarjetas perforadas que contenían instrucciones para su telar. Estas tarjetas permitían crear patrones en los tejidos sin que el usuario tuviera que ser un experto en costura. Básicamente, una máquina interpretaba las órdenes predefinidas y automatizaba el proceso, algo que suena muy parecido a la programación actual.
Su invento fue tan revolucionario que inspiró a Charles Babbage, considerado el padre de la computación, quien usó tarjetas perforadas en su famosa Máquina Analítica. Más tarde, estos sistemas evolucionaron hasta convertirse en los primeros lenguajes de programación utilizados en computadoras reales.
Así que, la próxima vez que escribas una línea de código, recuerda que, en cierta forma, le debes parte de ese conocimiento a un inventor del siglo XIX… y a un telar que tejía con instrucciones en lugar de manos.