La feniletilamina: el cóctel de la pasión
Si alguna vez te has sentido en una nube durante los primeros meses de una relación, puedes culpar a la feniletilamina. Esta sustancia, química prima de las anfetaminas, se mezcla con dopamina y serotonina para crear el cóctel cerebral perfecto del amor. Es la responsable de que dos personas puedan pasar horas coqueteando, haciendo el amor o simplemente hablando… sin rastro de sueño ni hambre. Como el azúcar en un café fuerte: lo potencia todo.
La feniletilamina es la chispa inicial, el barniz emocional que hace brillar los comienzos. Intensifica la acción de otras sustancias del amor y nos hace sentir invencibles, felices y profundamente motivados. Pero como todo lo intenso, puede volverse adictiva. Algunas personas desarrollan una dependencia de esta “droga natural”, saltando de romance en romance en busca del mismo subidón que ofrece el inicio de una nueva historia.
El problema es que esta sustancia no dura para siempre. Tras dos o tres años, sus efectos disminuyen, y es ahí donde empieza la verdadera prueba del amor. Es cuando vemos los defectos que antes ignorábamos y cuando el cerebro pasa a una nueva fase: la del apego, más tranquila pero también más profunda. En esta etapa aparecen las endorfinas, que aportan calma, seguridad y la sensación de hogar.
¿Y si te rompen el corazón? Tu cuerpo lo nota: dejas de recibir tu dosis diaria de química del amor. Por eso buscamos consuelo en… sí, el chocolate. Rico en feniletilamina, se convierte en nuestro “remedio” emocional favorito durante un mal de amores.