El calendario que usamos para organizar, controlar y distribuir el tiempo de las actividades humanas lo conforman 365 días, aproximadamente, de 24 horas divididas en ciclos de luz y oscuridad, 52 semanas y doce meses que en conjunto constituyen un año.
El proceso de creación de este instrumento exigió la observación atenta del sol, la luna, las estrellas y los fenómenos naturales; las diferentes culturas lo modificaron para adaptarlo a sus intereses políticos, sociales, económicos o religiosos de la época.
Hace diez mil años los pueblos esclavos habitantes de Egipto y los valles de Mesopotamia, entre los ríos Tigris y Éufrates, observaban, en sus horas de descanso, el cielo nocturno y en especial la luna.
La consideraban una diosa digna de veneración por su capacidad gradual de presentar distintas caras. Así fue como decidieron que entre cada luna nueva celebrarían un día en honor a ella.
Así nació la primera semana de la historia de la humanidad; tenía 30 días, aproximadamente, y con el paso de los siglos se transformó en lo que hoy denominamos mes.
En su observación atenta, además, aquellos esclavos descubrieron que cada siete días, la luna presentaba otras tres formas – creciente, llena y menguante– que merecían también de adoración.
Fueron, entonces, las cuatro fases lunares las que dieron origen a semanas de siete días con uno dedicado al descanso y la celebración en honor a este satélite natural de la Tierra.
Mientras tanto, los esclavistas se preocupaban por la principal actividad económica de aquellos días: la agricultura; por esta razón necesitaban conocer a la perfección las épocas ideales de siembra, cosecha y almacenamiento de alimentos.
Con la observación y la práctica agrícola identificaron las estaciones del año, y al relacionarlas con las fases de la luna concluyeron que, por ejemplo, entre una primavera y otra ocurrían doce ciclos lunares.
Los nombres y número de días que conforman nuestros meses fueron heredados del calendario romano o juliano, elaborado por el emperador Julio César, en el año 46 antes de Cristo (a.C.), con la asesoría del astrónomo y filósofo Sosígenes.
En sus inicios, este calendario constaba de diez meses empezando desde marzo. Pero, la suma de días del calendario juliano no coincidía con el ciclo astronómico, la solución a este inconveniente fue adaptarlo al modelo egipcio que consistía en años de doce meses que sumaban 365 días, y años bisiestos con 366.
Además, fue necesario adicionarle dos meses, enero y febrero. En inglés, español, francés, italiano, portugués, los meses conservan los nombres del calendario juliano, que imperó hasta finales del siglo XV en los territorios conquistados por el imperio Romano.
Sin embargo, a pesar de los ajustes, el calendario juliano continuaba impreciso, tanto así que hacia el siglo XVI tenía diez días adicionales con respecto al ciclo astronómico. El papa Gregorio XIII reparó el error en 1.582.
Eliminó once días del calendario de los países católicos para que el tiempo del hombre estuviera en armonía con las estaciones climáticas, decretó cuáles años de los siglos serían bisiestos, a través de una fórmula matemática, y estableció el 01 de enero como comienzo del año nuevo.
Este es el calendario que hoy utilizamos, con semanas de siete días y uno sagrado dedicado al descanso; se impuso con el triunfo del cristianismo sobre el imperio romano para luego esparcirse por el mundo.
El cálculo exacto de los días de un mes, y en consecuencia de la duración de un año, fue complejo, porque estuvo sujeto al movimiento irregular de los cuerpos celestes, lo que exigió observación frecuente y, en ocasiones, decisiones autoritarias para fijar o rectificar las fechas.
Por esta razón, el calendario es una convención mundialmente aceptada, para regular el tiempo de las sociedades humanas según sus estructuras sociales y políticas, sistemas económicos y culturales. Además, está sujeto a los ritmos del universo y es resultado de observaciones y cálculos que dependen, también, del progreso de las ciencias y las técnicas.
Enero – IANVARIVS
Este mes tiene más significancia en los lenguajes germánicos donde el empieza con “Jan”. Toma su nombre del Dios bicéfalo Janus. Este era el Dios de las puertas, portones, principios y finales -razón por la cual se lo ve representado en tantas puertas-. Como Enero es el mes que abre el año se honró a dicho Dios nombrando al mes que abre el año.
Febrero – FEBRVUARIVS
Proviene de la palabra en Latín “Februare”, la cual nace de Februo, que significa “limpiarse”. Este mes fue nombrado de esta manera ya que en Febrero los romanos realizaban ciertos ritos religiosos, dedicados a Plutón (Hades), que tenían una finalidad de conseguir pureza y que este aplacara sus iras.
Marzo – MARTIVS
Marzo era el primer mes del Calendario Romano antiguo y era nombrado en honor a Marte el Dios de la Guerra. Esto era porque en este mes se planeaban todas las campañas militares que tendrían lugar tras el transcurso del año.
Abril – APRILIS
Proviene de “aperio”, que significa abrir. Se dio este nombre a dicho mes ya que en Abril es cuando las plantas comienzan a florecer -ubicándonos en la geografía de Italia-. Si bien un gran número de estudiosos señala que también puede estar tomado de los griegos que lo dedicaban a la diosa Afrodita.
Mayo – MAIVS
Proviene de la diosa Maia, una de las diosas más ancianas de Roma que también era la diosa de la primavera. Los sacrificios a Maia, madre, Tierra, se ofrecían el primero de Mayo.
Junio – IVNONIVS
Nombrado en honor a la Diosa Juno (Hera), Diosa del matrimonio y una de las más poderosas figuras del Olimpo.
Julio – QUINTILIS y luejo IVLIVS
Primeramente, conocido como Quintilis, debido a que este era el quinto mes. Luego ya con el calendario Juliano fue renombrado en honor a Julio César por ser este el mes de su nacimiento.
Agosto – SEXTILIS y luego AVGVSTVS
Como con Quintilis este mes primeramente tenía un sentido numérico, Sextilis el sexto mes, pero fue luego renombrado a Augustus en honor a un emperador. El mes originalmente tenía 30 días, pero fue aumentado a 31 para “no ser menos” que Julio.
Septiembre – SEPTEMBRI
Semptembris proviene de septem, siete. Esto es porque contando desde Marzo, mes que iniciaba el año para los romanos. Septiembre caía en el séptimo lugar entre los meses.
Octubre – OCTOBRI
Otro de los meses que retuvo su origen numérico. Octo, ocho en Latín. Recuerden siempre ubicarse en Marzo como referencia de principio de año o mes base.
Noviembre – NOVEMBRIS
De novem, nueve en Latín.
Diciembre – DECEMBRIS
De Decem, diez en Latín.
Temática sugerida por: Britney
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