¿Alguna vez te has despertado tras una fiesta épica sin tener ni idea de cómo llegaste a casa, qué hiciste o qué dijiste? Si es así, probablemente hayas experimentado un «apagón cerebral». Y no, no estás solo en esto. El doctor Paul Wallace, consejero médico jefe de la asociación Drinkaware, asegura que es más común de lo que pensamos.
En un estudio realizado en 2002 con 772 estudiantes universitarios en Estados Unidos, se descubrió que el 40% de los estudiantes que bebieron alcohol con frecuencia el año anterior habían sufrido apagones cerebrales. ¿Lo más inquietante? Muchos de ellos se enteraron después de que participaron en actividades riesgosas, como vandalismo, sexo sin protección o incluso conducir ebrio, ¡y no lo recordaban en absoluto!
Entonces, ¿por qué sucede este fenómeno y qué consecuencias tiene a largo plazo? Según el doctor Wallace, el alcohol tiene un impacto directo en nuestra memoria, incluso si no abusamos de él. El alcohol es un depresor del sistema nervioso central, lo que significa que ralentiza los procesos cerebrales, lo que puede afectar la memoria. Este deterioro puede empeorar con el tiempo. Si bien no es necesario beber a niveles extremos, el consumo regular puede hacer que, aunque no hayas bebido recientemente, te cueste recordar qué hiciste en los días previos, o incluso ese mismo día.

Los apagones mentales son mucho más que simples lapsos de memoria; son una forma grave de pérdida de recuerdos, muy comunes entre quienes beben socialmente. No se trata solo de olvidar ciertos momentos de la noche, sino de que el cerebro ni siquiera crea ni almacena esos recuerdos.
Según el doctor Wallace, los apagones mentales suelen ser una consecuencia de una intoxicación aguda por alcohol, sin importar la edad de la persona o si tiene o no dependencia del alcohol. «El estado de ebriedad se alcanza cuando se consume una gran cantidad de alcohol en poco tiempo. Este aumento rápido de alcohol en la sangre causa una disminución de las funciones cerebrales superiores,» explica Wallace. Como resultado, se pierde la memoria y es posible no recordar ni los detalles de un evento, ni el evento completo.
El doctor David Nutt, del departamento de Medicina del Imperial College de Londres, añade que esta pérdida total de memoria se debe a que el alcohol interrumpe los procesos químicos esenciales para que el cerebro fije los recuerdos. En concreto, el alcohol afecta al hipocampo, la parte del cerebro encargada de la memoria. Esta alteración neuropsicológica impide que el cerebro almacene esos momentos, creando el temido apagón mental.

El consumo excesivo de alcohol afecta gravemente los receptores del hipocampo, que son responsables de transmitir glutamato, un neurotransmisor clave para la comunicación entre las neuronas. Este efecto es similar al de drogas anestésicas como la ketamina, ya que ambos interfieren con la señalización neuronal, alterando la función de la memoria.
Durante este proceso, el alcohol impide que ciertos receptores funcionen correctamente, lo que lleva a una serie de cambios a nivel celular. Las neuronas, en lugar de enviar señales claras, crean esteroides que interfieren con la comunicación entre ellas. Este desequilibrio afecta la potenciación a largo plazo, un proceso esencial para el aprendizaje y la consolidación de la memoria. En resumen, el cerebro pierde su capacidad de crear nuevas memorias durante un apagón mental, similar a lo que ocurre con una amnesia temporal.
Aunque las personas en estado de intoxicación severa pueden seguir realizando actividades básicas como enviar mensajes, desvestirse o incluso hablar, no tendrán memorias de esos momentos. En otras palabras, sus cerebros no están registrando lo que sucede.
Pero no solo se trata de memoria a corto plazo. Si el consumo de alcohol es constante, los efectos se extienden también a memoria a medio y largo plazo, además de afectar la capacidad de aprendizaje, especialmente en adolescentes. Esto demuestra cómo el alcohol puede tener un impacto duradero en nuestra función cognitiva.

El doctor Wallace advierte que, aunque los apagones cerebrales no causen daños permanentes en las células cerebrales, pueden tener consecuencias muy serias. A corto plazo, las personas que pierden la memoria de lo que hacen mientras están ebrias están adoptando una conducta de alto riesgo, poniendo en peligro tanto su seguridad como la de los demás y ni siquiera se dan cuenta de ello. A largo plazo, el consumo excesivo de alcohol puede afectar la química del cerebro, provocando daños que pueden ser irreversibles.
Wallace señala que los estudios demuestran que tanto hombres como mujeres desarrollan problemas de memoria y aprendizaje debido al consumo excesivo de alcohol. De hecho, investigaciones realizadas con diagnóstico por imágenes revelan que el cerebro de los alcohólicos sufre una contracción mucho más pronunciada en comparación con aquellos que no tienen esta adicción. Este daño puede ser alarmante, especialmente si se considera que hasta el 80% de los alcohólicos sufren de deficiencia de tiamina (vitamina B1), lo que lleva a trastornos cerebrales graves, como el síndrome de Wernicke-Korsakoff. Este trastorno puede causar pérdida severa de memoria y otros problemas neurológicos graves, una verdadera alerta para la salud cerebral.
Sin embargo, lo que sigue siendo un misterio es por qué algunas personas pierden grandes fragmentos de su memoria tras consumir alcohol, mientras que otras que beben cantidades similares no experimentan este problema. Un estudio de 2016, dirigido por Ralph Hingson del Instituto Nacional sobre Abuso de Alcohol y Alcoholismo, trató de dar respuesta a este enigma.

El estudio de Ralph Hingson revela que factores como la frecuencia con la que las personas experimentan exceso y embriaguez en el último mes, el consumo de tabaco y el uso de otras drogas psicoactivas juegan un papel clave en los apagones cerebrales. Además, las personas con pesos corporales más bajos tienden a ser más propensas a sufrir estos apagones. Este fenómeno es particularmente común entre estudiantes universitarios, quienes suelen beber alcohol rápidamente antes de ir a fiestas, lo que eleva rápidamente el nivel de alcohol en sangre.
Un estudio de 2017 realizado por Amie Haas en la Universidad de Palo Alto reveló que las mujeres son más vulnerables a los apagones, incluso con tres bebidas menos que los hombres. Y no solo eso, un estudio de 2015 descubrió que las mujeres que consumen una bebida más de lo habitual tienen un 13% más de probabilidades de desmayarse en comparación con los hombres. Al parecer, la relación entre el alcohol y la memoria puede ser aún más complicada para las mujeres.
Además de las diferencias de sexo, hay factores genéticos que pueden influir en quién es más propenso a sufrir apagones. Hijos de madres con problemas de alcohol tienen más probabilidades de experimentar este fenómeno. Un estudio que analizó a más de 1.000 pares de gemelos descubrió que las conexiones genéticas pueden ser responsables de hasta la mitad de los apagones experimentados. Así que, si tienes antecedentes familiares de consumo problemático de alcohol, ¡cuidado con esos tragos!

¿Se pueden evitar los apagones cerebrales?
La respuesta corta es sí, aunque la opción más efectiva sería no beber alcohol. Sin embargo, para muchos, esto no es tan sencillo, ya que incluso pequeñas cantidades pueden desencadenar el problema.
Una forma de reducir el riesgo es asegurarse de tener el estómago lleno antes de beber. Los estudios indican que la causa principal de los apagones cerebrales es el aumento rápido del nivel de alcohol en la sangre. Generalmente, una vez se llega al 0,15% de alcohol en la sangre, las personas entran en zona de riesgo. Este nivel es aproximadamente el doble del límite permitido para conducir, dependiendo de las leyes de cada país. El problema es que muchas veces este nivel se alcanza de manera muy rápida, lo que aumenta la probabilidad de sufrir un apagón.
Las mujeres son más propensas a experimentar apagones cerebrales, ya que su nivel de alcohol en sangre aumenta más rápido que en los hombres. Esto se debe a que tienen menos agua en el cuerpo, lo que dificulta la dispersión del alcohol, y menos deshidrogenasa gástrica, una enzima que ayuda a descomponer el alcohol en el estómago.
Otro dato importante es que, una vez que se experimenta un apagón, hay una tendencia a sufrirlo con más facilidad en el futuro. Así que, si te ha pasado recientemente, lo más recomendable es reducir el consumo de alcohol o, al menos, beber más despacio. ¡Tu memoria te lo agradecerá!
Fuentes:
- https://sh-sci.org/por-que-luego-de-una-borrachera-no-recordamos-nada/
- https://www.bbc.com/mundo/vert-fut-44775253
- https://www.huffingtonpost.es/2017/09/09/a-que-se-deben-las-perdidas-de-memoria-tras-consumir-demasiado-alcohol_a_23188013/
- https://es.gizmodo.com/que-le-ocurre-a-tu-cerebro-cuando-te-emborrachas-y-no-450802363
