Quizás te preguntes por qué está en la categoría Ciencia y esto se debe a que es un tema difícil de catalogar, puede ser cultura general, ciencia o incluso pasatiempo pero decidimos esta y darle una explicación científica (o quizás no tanto).
Prosigamos.
Originaria del Oriente, la reencarnación es una creencia religiosa o filosófica según la cual el alma, después de la muerte biológica del cuerpo, migra y empieza una nueva vida en otro cuerpo.
¿Te has preguntado si eres una reencarnación?, si la respuesta fue sí, ¿Por qué?
Según distintas religiones tu respuesta puede ser tan válida como decir que el reflejo del cielo es celeste.
Por ejemplo el budismo prefiere el término «renacimiento» en vez de «reencarnación» debido a que afirma la inexistencia de un alma perdurable que pueda transmigrar. Así, el renacimiento en el budismo no es igual que la reencarnación en el hinduismo, ya que Buda Gautama negó explícitamente que hubiera algo permanente en la persona que fuera ocupando o usando distintos cuerpos. Lo único que se transmite es el karma.
Para la religión cristiana… es distinto.
La propagación de los inicios del cristianismo fue dominado por la filosofía griega. En los primeros tres siglos cristianos la creencia dominante sobre la reencarnación proviene del platonismo.
Platón afirmaba que una vida no era suficiente para regresar al estado celestial original de pureza, por lo tanto el alma de una persona debe pasar por la vida de una bestia o de una vida de una bestia para volver a ser humano.
El sentido de reencarnación de Platón es un castigo temporal para volver a la existencia pura y personal.
El cristianismo actual no acepta el concepto de reencarnación porque quiebra principios básicos de la propia religión usando más el concepto de resurrección que el de la reencarnación.
Pues bien, ahora pasemos al lado científico.
Ian Stevenson, un psiquiatra y bioquímico canadiense dedicó gran parte de su vida al estudio científico de la regresión a vidas pasadas. Durante más de 40 años Stevenson estudió unos 3,000 casos de niños que parecían recordar experiencias de otras vidas; documentó lo que decían y cotejó los datos con la vida de las personas que decían haber sido.


A diferencia de otros especialistas que usan la hipnosis como método para obtener información sobre supuestas vidas pasadas, Stevenson basó sus estudios en niños de dos a cuatro años que al parecer pueden recordar episodios de sus vidas anteriores y proveer datos que pueden ser comprobados.
Muchos de los casos de Stevenson, quien por cierto fue rector de la Universidad de Virginia y jefe de Psiquiatría del Hospital de esa casa de estudios, parecen ser provocados por una muerte violenta. En varios recopiló testimonios y registros médicos relacionados con marcas de nacimiento y deformaciones congénitas que parecían corresponder al tipo de muerte descrito por los niños y registradas en las autopsias de las personas que dijeron haber sido.
Según Stevenson, entre los cinco y los siete años los niños empiezan a perder la memoria de vidas anteriores.
Sin embargo, en el libro recopilatorio del especialista canadiense, destaca el caso de la niña Swarnlata Mishra, nacida en Pradesh, India, en 1948. A los tres años Swarnlata ya le había dado datos a su familia que hacían posible la identificación de sus familiares pasados, esto mientras iba de viaje con su padre por el pueblo de Katni, y a quien le sugirió que fueran a “tomar un té a su casa”.
Lo extraordinario es que la memoria de Swarnlata no se disolvió con el tiempo. En 1959 el profesor Sri H. N. Banerjee, colega de Stevenson, tomó el caso y fue capaz de encontrar, a partir de la información dada por la niña, la casa en Katni donde había vivido Biya Pathak, la mujer que según Swarnlata había sido en su vida anterior y que había muerto en 1938.
Días después “Biya-Swarnlata” fue llevada a su antigua casa para conocer a su familia pasada. Los reconoció y reveló secretos como decirle a su ex esposo Sri Pandey que tenía escondidas 1,200 rupias en una caja, o que había tenido dientes de oro.
Pese a los esfuerzos de Stevenson, que creía firmemente en la reencarnación y existencia de las vidas pasadas, el problema fue que nunca pudo ofrecer una explicación o prueba contundente de cómo es que la información de la mente o “conciencia” de un individuo podía transferirse a otro.
Un colega del doctor Ian Stevenson, Peter Ramster, continuó con los estudios y aseguró que es probable que la conciencia exista en un nivel más allá del corpóreo, por lo cual podría de alguna forma “imbuirse” en el cerebro de otro individuo y así éste podría recordar o evocar momentos de quien fue en otra vida.
Quizás no sea tan loco decir que la luz que vemos al morir es la del canal de parto para volver a nacer. O quizás si.
Temática sugerida por: Moyra Ceballos