Cómo la historia nos demuestra que la miseria puede forjar un legado
Hemos hablado antes de Edgar Allan Poe, el célebre escritor gótico cuya vida estuvo marcada por la desgracia desde su infancia. Sin embargo, lejos de rendirse, transformó su sufrimiento en un legado literario que sigue fascinando al mundo. Para muchos, es un maestro indiscutible; para otros, una figura polémica.
En su biografía se menciona que vivió en condiciones extremas de pobreza, al punto de pasar hambre en más de una ocasión. A pesar de esto, Poe se mantuvo firme en su decisión de vivir de la escritura, siendo uno de los primeros en intentar hacerlo. Pero la falta de una ley internacional de copyright en su época le jugó en contra, dejándolo en una situación económica precaria.
En Estados Unidos, los editores preferían piratear obras inglesas en lugar de pagar a escritores locales, lo que hizo aún más difícil su sustento. Además, la industria editorial se vio gravemente afectada por la crisis económica que culminó en el Pánico de 1837, un evento que hundió aún más a Poe en la miseria.
Aun así, su talento y dedicación lograron trascender el tiempo, dejando una huella imborrable en la literatura. Ironías de la vida: hoy sus obras generan millones, pero en su época, apenas le dieron para comer.

Los primeros intentos de Poe en la prosa y su ascenso literario
En sus inicios, Edgar Allan Poe enfocó su talento en la prosa. En 1832 logró publicar cinco relatos en el periódico Saturday Courier de Filadelfia, destacando «Metzengerstein», su primera historia con temática gótica. Poco después, escribió su único drama, titulado «Politian», aunque su verdadera notoriedad llegó con «Manuscrito encontrado en una botella», publicado en el Saturday Visiter de Baltimore. Esta obra le valió un premio de 50 dólares, y el jurado editorial la calificó como muy superior a cualquier otra presentada antes.
Este éxito llamó la atención de John P. Kennedy, un influyente caballero de Baltimore, quien decidió ayudar a Poe, presentándolo a Thomas W. White, editor del Southern Literary Messenger de Richmond, Virginia. Gracias a esta conexión, Poe pudo publicar varias de sus historias en la revista y trabajó como redactor durante un tiempo. Sin embargo, su problema con el alcohol le costó el puesto, ya que fue sorprendido en estado de embriaguez en más de una ocasión.
A pesar de estos tropiezos, su estilo único y su imaginación oscura marcaron el inicio de una carrera literaria inigualable. Una muestra de su maestría se encuentra en «Metzengerstein», donde describe con intensidad:
«Por la larga avenida de antiguos robles que llegaba desde la floresta a la entrada principal del palacio se vio venir un caballo dando enormes saltos, semejante al verdadero Demonio de la Tempestad, y sobre el cual había un jinete sin sombrero y con las ropas revueltas».

Matrimonio, éxito y tropiezos en la carrera de Poe
El 22 de septiembre de 1835, Edgar Allan Poe contrajo matrimonio con Virginia Eliza Clemm, quien tenía 13 años en ese momento. Sin embargo, cuando se expidió el certificado meses después, su edad fue registrada como 21 años. Poe tenía 26 años en ese entonces.
Tras la boda, regresó a Richmond, donde continuó trabajando en el Southern Literary Messenger hasta principios de 1837. Durante su tiempo en la publicación, la circulación pasó de 700 ejemplares a miles, en gran parte gracias a la fama que Poe comenzaba a ganar a nivel nacional. En sus páginas publicó poemas, críticas literarias, reseñas de libros y relatos de ficción. Según el biógrafo Hervey Allen, Poe no pasó desapercibido en la ciudad: «Era un joven atractivo, inquietante y estimulante».
Su estilo crítico y afilado le trajo tanto admiradores como enemigos. Finalmente, en enero de 1837, dejó el periódico y se trasladó a Nueva York, donde intentó publicar «Tales of the Folio Club» con la editorial Harper’s, pero fue rechazado. Como alternativa, le sugirieron escribir una novela, lo que dio origen a «La narración de Arthur Gordon Pym», su cuarta publicación, aunque tampoco tuvo gran acogida.
Las dificultades económicas lo llevaron a regresar a Filadelfia, donde, en un intento desesperado, permitió que su nombre apareciera en un libro de conquiliología. Este hecho le trajo graves problemas, ya que fue acusado de plagio, aunque solo había escrito el prefacio y la introducción.

El ascenso de Poe y la tragedia que marcó su vida
En 1839, Edgar Allan Poe se convirtió en editor jefe de Burton’s Gentleman’s Magazine, donde escribió artículos, relatos y críticas literarias que elevaron aún más su reputación. Ese mismo año publicó su sexto libro, la colección «Cuentos de lo grotesco y arabesco», en dos volúmenes. Más tarde, tras el cambio de editor, se unió a Graham’s Magazine, donde su situación económica mejoró notablemente, permitiéndole mudarse a una casa más cómoda a las afueras de Filadelfia.
En esta revista publicó algunos de sus relatos más icónicos, como «Los crímenes de la calle Morgue» y «El escarabajo de oro». Además, en la influyente Godey’s Lady’s Book, la revista más importante de la época, escribió historias como «Un cuento de montañas escabrosas», «El barril de amontillado» y «La caja oblonga».
Con su vida en mejor estado, Poe planeó lanzar su propio diario, The Stylus, pero el proyecto nunca se concretó. En 1842, su esposa Virginia mostró los primeros síntomas de tuberculosis, al escupir sangre mientras tocaba el arpa. Este evento devastó a Poe, quien recaía en el alcohol cada vez que su esposa empeoraba. Dejó Graham’s Magazine, fue reemplazado por Rufus Wilmot Griswold y comenzó a trabajar como escritor freelance.
En Nueva York, se convirtió en editor jefe del Broadway Journal, y en 1845, publicó su poema más célebre, «El cuervo», inspirado en un pájaro parlante de «Barnaby Rudge», de Charles Dickens. Sin embargo, el Broadway Journal cerró en 1846, obligando a los Poe a mudarse a Fordham, en el Bronx. Allí, Virginia falleció el 30 de enero de 1847, dejando a Poe sumido en la desesperación.
📖 Extracto de «El cuervo»:
«¡Profeta! —dije—, ¡ser de desdicha! ¡Pájaro o demonio, pero al fin profeta!
Por el cielo que se extiende sobre nuestras cabezas, por ese Dios que ambos adoramos,
di a esta alma llena de dolor si en el lejano paraíso podrá abrazar a una santa joven,
a quien los ángeles llaman Leonora…
El cuervo dijo: ¡Nunca más!»

El trágico final de Edgar Allan Poe
Tras la muerte de su esposa, Edgar Allan Poe cayó en un estado de salud cada vez más inestable. Ansioso y desesperado, regresó a Richmond en busca de un nuevo amor. Allí se reencontró con Sarah Elmira Royster, su antiguo amor de juventud, con quien incluso llegó a comprometerse. La boda se fijó para el 17 de octubre de 1849, y se dice que Poe se veía entusiasmado y feliz. Sin embargo, poco después, desapareció sin dejar rastro hasta su última aparición en Baltimore.
El 3 de octubre de 1849, fue encontrado en las calles de Baltimore en estado delirante y angustiado, vistiendo ropas que no eran suyas. Su amigo James E. Snodgrass lo llevó al Washington College Hospital, donde falleció el 7 de octubre a las 5:00 a. m.. Sus últimas palabras fueron: «¡Que Dios ayude a mi pobre alma!».
La causa de su muerte sigue siendo un misterio. Algunos atribuyen su fallecimiento al alcoholismo, otros a un posible envenenamiento, como se sugiere en la película «El cuervo». También existe la leyenda, recogida por Julio Cortázar, de que en sus últimos momentos repetía el nombre «Reynolds», posiblemente refiriéndose al explorador polar que inspiró su novela «La narración de Arthur Gordon Pym».
A pesar de su vida marcada por la miseria, Poe nunca dejó de escribir. Hoy, los autores pueden vivir de su obra con relativa facilidad, pero en su época, Poe luchó contra la pobreza hasta el final. Con solo papel y lápiz, construyó un legado inmortal.

El legado inmortal de Edgar Allan Poe
La influencia de Edgar Allan Poe en la literatura es inmensa y atemporal. El crítico David Galloway destacó que su impacto se debe a su profunda inteligencia creadora, capaz de cristalizar técnicas, actitudes e ideas que aún hoy se perciben como modernas.
En el siglo XX, escritores como H.P. Lovecraft y Ray Bradbury encontraron en Poe una fuente de inspiración para sus relatos de terror y ciencia ficción. Su huella también se refleja en la literatura francesa, especialmente en Julio Verne, quien escribió la secuela de «La narración de Arthur Gordon Pym», titulada «La esfinge de los hielos». Además, su impacto en la literatura de misterio fue tan grande que la Asociación de Escritores de Misterio de América creó en su honor los Premios Edgars, entregados anualmente desde 1955 a los mejores autores del género.
A lo largo de su vida, Poe dejó una impresionante cronología de obras, entre ellas:
📖 1827 – Tamerlane and Other Poems (firmado por «un bostoniano»).
📖 1829 – Al Aaraaf, Tamerlane and Minor Poems.
📖 1830 – Poems.
📖 1832 – Metzengerstein.
📖 1833 – Manuscrito encontrado en una botella.
📖 1838 – La narración de Arthur Gordon Pym.
📖 1839 – Cuentos de lo grotesco y arabesco.
📖 1845 – El cuervo.
A día de hoy, el legado de Edgar Allan Poe sigue más vivo que nunca, consolidándolo como uno de los maestros indiscutibles de la literatura universal.
