- Cuando el sujeto obedece los dictados de la autoridad, su conciencia deja de funcionar y se produce una abdicación de la responsabilidad.
- Los sujetos son más obedientes cuanto menos han contactado con la víctima y cuanto más lejos se hallan físicamente de ésta.
- Los sujetos con personalidad autoritaria son más obedientes que los no autoritarios (clasificados así, tras una evaluación de tendencias fascistas).
- A mayor proximidad con la autoridad, mayor obediencia.
- A mayor formación académica, menor intimidación produce la autoridad, por lo que hay disminución de la obediencia.
- Personas que han recibido instrucción de tipo militar o con severa disciplina son más propensos a obedecer.
- Hombres y mujeres jóvenes obedecen por igual.
- El sujeto siempre tiende a justificarse a sus actos inexplicables.
Relevancia criminológica del experimento
Tras la Segunda Guerra Mundial, se llevaron juicios posteriores a los criminales de guerra (entre ellos Adolf Eichmann) por el holocausto judío. La defensa de Eichmann y de los alemanes cuando declaraban en juicio por crímenes contra la humanidad fue que ellos sencillamente se remitían a cumplir y seguir órdenes, lo que posteriormente llevó a Milgram a plantearse las siguientes preguntas: ¿Los nazis fueron realmente malvados y desalmados o se trató de un fenómeno grupal que podría ocurrirle a cualquiera en las mismas condiciones? ¿Podría ser que Eichmann y su millón de cómplices en el holocausto solo siguieran órdenes de Hitler y Himmler?La obediencia a la autoridad, un principio que explicaría la violencia institucionalizada
El principio de obediencia a la autoridad ha sido defendido en nuestras civilizaciones como uno de los pilares en los que se sostiene la sociedad. En un plano general, es la obediencia a la autoridad la que permite la protección del sujeto, sin embargo, la exacerbada obediencia puede resultar un arma de doble filo cuando el socorrido discurso de “solo obedecía órdenes” exime de responsabilidades y disfraza de deber los impulsos sádicos.
Antes del experimento, algunos expertos hipotetizaban que sólo un 1% al 3% de los individuos activaría el interruptor de 450 voltios (y que dichos sujetos además experimentarían alguna patología, psicopatía o impulsos sádicos) Pese a ello, se descartó que alguno de los voluntarios tuviese patología alguna, así como también se descartó la agresividad como motivación tras una serie de diversos exámenes a los voluntarios. Vistos los datos, Milgram postuló dos teorías para intentar explicar los fenómenos.
Primera teoría: la conformidad con el grupo
La primera basada en los trabajos de conformidad de Asch, plantea que un sujeto que no tiene la habilidad ni el conocimiento para tomar decisiones, (particularmente ante una crisis) transferirá las decisiones al grupo.
Segunda teoría: la cosificación
La segunda teoría, más ampliamente aceptada es conocida como cosificación, y hace referencia a que la esencia de la obediencia consiste en que la persona se percibe únicamente como un instrumento para la realización de los deseos de la otra persona y, por ende, no se considera como responsable de sus actos. Así ocurrida esta “transformación” de la autopercepción, todas las características esenciales de la obediencia ocurren.
Un experimento que supuso un antes y un después en la Psicología social
El experimento de Milgram representa uno de los experimentos de la Psicología social de mayor interés a la criminología a la hora de demostrar la fragilidad de los valores humanos ante la obediencia ciega a la autoridad. Sus resultados demostraron que personas ordinarias, ante la orden de una figura con apenas un poco de autoridad, son capaces de actuar con crueldad. De esta manera la criminología ha logrado entender cómo algunos criminales que han cometido salvajes genocidios y ataques terroristas han desarrollado un nivel muy alto de obediencia a lo que ellos consideran autoridad.Milgram en el nuevo siglo
Ahora, más de medio siglo después de que comenzaran aquellos experimentos, un grupo de investigadores en Polonia se han preguntado si después de tanto tiempo, el estudio arrojaría unos resultados diferentes. El experimento de Milgram se ponía a prueba por primera vez en Europa Central. Cuenta Tomasz Grzyb, de la SWPS University of Social Sciences and Humanities en Polonia, que aún hoy, cuando habla con la gente, todos piensan que “ellos no lo harían”.Cuando la gente se entera de los experimentos de Milgram una gran mayoría de personas afirman que nunca me comportaría de esa manera. Nuestro estudio ha ilustrado una vez más el tremendo poder de la situación a la que se enfrentan los sujetos y la facilidad con la que pueden aceptar cosas que normalmente encuentran desagradables.
Nuestro objetivo era examinar el alto nivel de obediencia que encontraríamos entre los residentes de Polonia. Hay que subrayar que nunca se han llevado a cabo pruebas en el paradigma de Milgram en Europa Central. De hecho, la única historia similar que se hizo sobre el tema de la obediencia hacia la autoridad en la región nos parecía excepcionalmente interesante.
Medio siglo después de la investigación original de Milgram sobre la obediencia a la autoridad, una sorprendente mayoría de sujetos todavía están dispuestos a electrocutar a un individuo indefenso.¿Significa esto que todos actuaríamos así? Por supuesto que no. Los mismos investigadores recalcan que se trata de un experimento a pequeña escala (al igual que el de Milgram), por lo que extrapolar los datos a toda la humanidad resulta temerario. Fuentes: psicologiaymente.com y es.gizmodo.com