Una representación abstracta de la Longitud de Planck, mostrando el 'pixel' fundamental del universo como una espuma cuántica

Longitud de Planck: ¿Cuál es la medida más pequeña del Universo?

A+A-
Reset

Cuando pensamos en cosas pequeñas, nuestra mente viaja a los átomos, luego a los protones y neutrones, y quizás, si estamos inspirados, a los quarks. Creemos que hemos tocado fondo. Pero la realidad es mucho, mucho más extraña. Agárrate, porque vamos a hablar de algo tan absurdamente diminuto que hace que un quark parezca un sistema solar.

Te presento a la Longitud de Planck, la medida más pequeña que tiene sentido en el universo. Estamos hablando de 1.6×10−10 metros. ¿Qué significa ese número? Es un uno precedido por 34 ceros y una coma decimal. Es tan pequeño que, si infláramos un átomo al tamaño del universo observable, la Longitud de Planck sería del tamaño de un árbol. No es solo «algo muy chico»; es la escala donde nuestra comprensión actual de la física se rompe, donde el espacio y el tiempo dejan de ser suaves y continuos. Es, en esencia, el «píxel» fundamental de la realidad. Por debajo de esta medida, las palabras «dónde» y «cuándo» dejan de tener el significado que les damos. Es el muro con el que se topan todas nuestras teorías actuales, el sótano del cosmos.

Infografía comparando el tamaño de un átomo con la diminuta Longitud de Planck.

Max Planck

Para entender esta medida demencial, tenemos que conocer al tipo que le dio nombre: Max Planck. A principios del siglo XX, Planck no estaba intentando encontrar el «ladrillo» más pequeño del universo; estaba tratando de resolver un problema técnico llamado la «catástrofe ultravioleta», que básicamente decía que los objetos calientes deberían emitir una cantidad infinita de energía. Un ligero problema. Planck, casi a regañadientes, propuso una solución radical: la energía no es un chorro continuo, sino que viene en pequeños paquetes discretos, o «cuantos». Esta idea fundó la mecánica cuántica.

Años después, se dio cuenta de que si mezclaba tres de las constantes más fundamentales de la naturaleza —la constante de gravitación G (lo macro), la constante de Planck reducida ħ (lo micro) y la velocidad de la luz c (el límite de velocidad cósmico)— obtenía un conjunto de «unidades naturales». Estas unidades (de tiempo, masa, energía y, por supuesto, longitud) no dependen de artefactos humanos como el metro o el segundo. La Longitud de Planck es la distancia que emerge de esta mezcla. Es la escala donde la gravedad se vuelve tan importante como los efectos cuánticos, el punto de encuentro donde las dos grandes teorías del siglo XX (Relatividad General y Mecánica Cuántica) deben, sí o sí, fusionarse.

Retrato del físico Max Planck, cuyo trabajo llevó al descubrimiento de la Longitud de Planck y los cuantos de energía.

Bienvenidos a la «Espuma Cuántica»

Aquí es donde la realidad se vuelve loca. Einstein nos enseñó que el espacio-tiempo es un tejido suave, como una cama elástica que se curva por la masa (gravedad). La mecánica cuántica nos dice que, a escalas pequeñas, todo es incierto y probabilístico. ¿Qué pasa cuando juntas ambas ideas en la escala de la Longitud de Planck? Obtienes un caos burbujeante. El físico John Wheeler acuñó el término «espuma cuántica» para describirlo.

A este nivel, el espacio-tiempo no es suave en absoluto; es una sopa hirviente de fluctuaciones cuánticas. El principio de incertidumbre de Heisenberg, aplicado a la energía y el tiempo, permite que diminutas partículas «virtuales» aparezcan y desaparezcan de la nada constantemente. A la escala de Planck, estas fluctuaciones de energía son tan brutales que, según Einstein (E=mc2), crean masa, y esa masa deforma el espacio-tiempo. El resultado es que la geometría misma del universo se vuelve turbulenta y discontinua. Pequeños agujeros de gusano y universos bebé podrían estar formándose y desapareciendo en cada trillonésima de trillonésima de segundo. La Longitud de Planck es, por tanto, el tamaño del «grano» fundamental del espacio.

Ilustración de la espuma cuántica, mostrando cómo el espacio-tiempo hierve a la escala de la Longitud de Planck.

¿Por qué no podemos medir la Longitud de Planck?

Vale, si es tan fundamental, ¿por qué no construimos un microscopio lo suficientemente potente y le echamos un vistazo? La respuesta corta es fascinante: es teóricamente imposible. No es un problema de ingeniería, es un límite fundamental de la naturaleza. Para observar algo, necesitas «iluminarlo» con una partícula (como un fotón) que tenga una longitud de onda al menos tan pequeña como el objeto que quieres ver.

Para ver algo tan pequeño como la Longitud de Planck, necesitarías un fotón con una longitud de onda ridículamente corta, lo que, según las leyes cuánticas, significa que debe tener una energía absurdamente alta. Aquí viene el golpe maestro: si concentras esa cantidad masiva de energía en un punto tan increíblemente pequeño (la Longitud de Planck), la Relatividad General de Einstein toma el control y dice que has puesto demasiada densidad de energía/masa en un solo lugar. ¿El resultado? Creas un agujero negro microscópico. El propio acto de medir esa escala la destruye, tragándose tu fotón y la información que buscabas. Es el universo dándonos un KO técnico, protegiendo su secreto más profundo.

Longitud de Planck: ¿Cuál es la medida más pequeña del Universo? | 1

Si la Longitud de Planck es el píxel, ¿qué hay dentro del píxel? O, dicho de otro modo, ¿cómo resuelve la física este límite? Aquí es donde entran las teorías más especulativas y emocionantes de la física moderna, las candidatas a «Gravedad Cuántica». La más famosa es la Teoría de Cuerdas.

Esta teoría sugiere que las partículas fundamentales que vemos (electrones, quarks) no son puntos, sino pequeñísimas «cuerdas» unidimensionales que vibran. Cada modo de vibración corresponde a una partícula diferente (como las notas de una guitarra). ¿Y cuál es el tamaño de estas cuerdas? Lo has adivinado: se cree que están en el orden de la Longitud de Planck.

La teoría de cuerdas «suaviza» el problema del agujero negro al reemplazar las partículas puntuales por estos bucles vibrantes. Otra contendiente es la Gravedad Cuántica de Bucles (Loop Quantum Gravity), que toma un enfoque diferente: postula que el espacio-tiempo mismo está cuantificado. No es un escenario, sino que está hecho de «átomos» de espacio-tiempo. El tamaño mínimo de estos bucles es, por supuesto, la Longitud de Planck. En esta visión, ni siquiera existe una distancia más pequeña.

Longitud de Planck: ¿Cuál es la medida más pequeña del Universo? | 2

Pero, ¿por qué debería importarnos algo tan inimaginablemente pequeño? Porque la Longitud de Planck es la clave para entender los misterios más grandes del cosmos. Dos lugares en el universo desafían nuestra física actual: el centro de un agujero negro (la singularidad) y el preciso instante del Big Bang.

En ambos casos, nuestras teorías actuales (Relatividad General) fallan estrepitosamente porque predicen «infinitos» (densidad infinita, curvatura infinita). Esto es una señal de que la teoría está incompleta. La mayoría de los físicos cree que la respuesta está en la gravedad cuántica.

La Longitud de Planck actúa como el «corte» necesario; impide que las cosas colapsen hasta un punto de tamaño cero. El Big Bang probablemente no comenzó desde un punto infinitamente denso, sino desde un estado ultra-comprimido del tamaño de Planck. Entender esta escala no es solo explorar lo más pequeño que existe, es literalmente investigar el origen del universo y la naturaleza fundamental del tejido de la realidad. Es el suelo firme donde la física espera, algún día, poder plantar sus pies.

Fuentes:

Longitud de Planck: ¿Cuál es la medida más pequeña del Universo? | 3

También te puede interesar