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Imagen microscópica del coronavirus COVID-19 en tonos rojos. Visualización de partículas virales con detalle de su estructura superficial

Coronavirus: El Origen en Wuhan y Cómo Comenzó Todo

Los coronavirus son un grupo de virus bastante comunes, conocidos por las puntas en forma de corona que presentan en su superficie. Aunque muchos de ellos solo afectan a los animales, algunos también pueden infectar a los seres humanos. De hecho, la mayoría de las personas contrae un coronavirus humano en algún momento de su vida, generalmente causando resfriados comunes o infecciones respiratorias leves.

Sin embargo, ciertos tipos de coronavirus han provocado enfermedades más graves, como bronquitis o neumonía, y en algunos casos, incluso brotes epidémicos importantes. En las últimas décadas, el mundo ha enfrentado tres situaciones críticas por coronavirus altamente patógenos:

El SRAS-CoV (Síndrome Respiratorio Agudo Severo) surgió en 2002 en China y afectó a más de 8.000 personas en 37 países, provocando más de 700 muertes. Su tasa de mortalidad se situó en torno al 10%.

En 2012, se identificó el MERS-CoV (Síndrome Respiratorio de Oriente Medio) en Arabia Saudita. Hasta octubre de 2019, se habían registrado más de 2.400 casos en distintos países, con un saldo de más de 800 fallecidos. Su letalidad fue notablemente más alta: alcanzó el 35%.

Estos brotes demostraron que, aunque muchos coronavirus pasan desapercibidos, algunos pueden representar serias amenazas para la salud pública. De ahí la importancia de la vigilancia epidemiológica y la investigación constante para comprender mejor su comportamiento y prevenir futuras pandemias.

Ilustración del virus SARS-CoV-2 (COVID-19) con proteínas de espiga rojas sobre fondo gris. Imagen del CDC para concienciar sobre la pandemia

¿Dónde surgió el coronavirus 2019nCoV y cómo se transmite?

A finales de diciembre de 2019, en la ciudad de Wuhan, China, se reportaron los primeros casos de un nuevo tipo de coronavirus: el 2019nCoV. Desde entonces, el número de contagios ha ido creciendo sin pausa, y en cuestión de semanas se confirmó algo preocupante: el virus ya se transmitía de persona a persona.

Pero ¿de dónde salió este virus? Aunque aún no se conoce con certeza su origen, todo apunta a que ciertos animales, como los murciélagos, actúan como reservorios naturales de este tipo de virus. En este caso específico, los primeros casos de infección se relacionaron con un mercado de animales vivos en Wuhan, lo que refuerza la teoría de que el virus tiene un origen zoonótico.

Como sucede con otros virus respiratorios, el coronavirus 2019nCoV se transmite principalmente por el aire, mediante las gotículas que expulsamos al toser, estornudar o hablar. Estas pequeñas partículas pueden llegar a otra persona si no se mantiene la distancia adecuada, o quedarse en superficies por un tiempo, listas para ser tocadas accidentalmente.

Aunque en un inicio la transmisión entre humanos parecía limitada, con el paso del tiempo se comprobó que la propagación era mucho más rápida y efectiva de lo esperado. Este descubrimiento encendió las alarmas de la comunidad médica internacional y marcó el comienzo de una carrera contrarreloj para contener el brote.

Gallinas en jaulas de batería, hacinadas en una granja industrial. Cría intensiva de aves con evidencia de falta de espacio y plumaje deteriorado

El MERS-CoV es un virus zoonótico, lo que significa que puede transmitirse de animales a humanos. Estudios genéticos han revelado que su origen más probable está en los murciélagos, desde donde habría saltado a los camellos hace ya bastante tiempo. Desde entonces, los camellos han funcionado como reservorios del virus, y a través del contacto con ellos, algunos humanos han resultado infectados.

Algo similar ocurrió con el coronavirus del SRAS, que también se cree que se originó en murciélagos. En este caso, el virus habría pasado a una especie intermedia, como la civeta, antes de dar el salto final a los humanos. Esto pone en evidencia cómo los virus pueden encontrar caminos inesperados para llegar hasta nosotros.

En cuanto a los síntomas, los más comunes incluyen goteo nasal, tos, dolor de garganta, fiebre, escalofríos, dolores de cabeza, fatiga y una sensación general de malestar. En algunos casos, especialmente con virus como el MERS-CoV, pueden aparecer dificultades para respirar e incluso evolucionar hacia una neumonía. Además, el MERS puede traer consigo molestias digestivas como diarrea, lo que lo hace aún más complicado de manejar.

El espectro clínico de estas infecciones es bastante amplio: hay quienes no presentan síntomas, mientras que otros sufren formas agudas. Por eso, es clave mantenernos atentos, sobre todo ante nuevos brotes, porque lo que empieza con una tos, podría convertirse en algo más serio.

Persona sonándose la nariz con un pañuelo. Imagen de alguien con síntomas de resfriado o alergia, utilizando un pañuelo de papel

Como sucede con la gripe, los síntomas más graves de los coronavirus afectan sobre todo a personas mayores, a quienes tienen el sistema inmunológico debilitado o padecen enfermedades crónicas como diabetes, cáncer o afecciones pulmonares. En los casos más severos, la infección puede evolucionar hacia una insuficiencia respiratoria que pone en riesgo la vida.

Por ahora, no existe una vacuna ni un tratamiento específico contra los coronavirus. Así que la mejor defensa sigue siendo una buena prevención, especialmente en zonas donde se han reportado brotes. Lo más importante es mantener una correcta higiene: lavarse las manos con frecuencia, evitar el contacto cercano con personas enfermas y protegerse ojos, nariz y boca. Si estás en un entorno de riesgo, el uso de mascarilla es más que recomendable, igual que cubrirse al toser o estornudar, preferiblemente con un pañuelo desechable.

En cuanto al diagnóstico, una de las primeras barreras de detección ha sido el control de temperatura en aeropuertos, mediante cámaras térmicas o termómetros digitales, tal como se hizo en los brotes de SRAS y MERS. También se aplican cuestionarios para identificar a posibles afectados, quienes, en caso de sospecha, son derivados de inmediato a centros de salud especializados para su evaluación.

En resumen: la vigilancia temprana, el aislamiento y las medidas de higiene son clave para contener estos virus. Y sí, a veces lavarse las manos es más heroico de lo que parece.

Toma de temperatura con termómetro infrarrojo a persona con mascarilla. Control de fiebre y prevención de contagios

Tratamientos y evolución del brote

En la mayoría de los casos leves, no se requiere intervención médica. Bastan medidas básicas como lavarse las manos frecuentemente, guardar reposo y beber abundante líquido para que los síntomas desaparezcan en pocos días. Sin embargo, cuando hablamos de coronavirus más agresivos como el SRAS, el MERS-CoV o el 2019-nCoV, el panorama cambia: puede ser necesario el ingreso hospitalario, con administración de antivirales y otras medidas de soporte respiratorio.

¿Y por qué los brotes suelen comenzar en Asia, especialmente en China? Pues bien, la existencia de grandes mercados con animales vivos —aves, peces, mamíferos y hasta reptiles— genera el entorno perfecto para que ciertos virus salten de animales a humanos. Es literalmente el sueño húmedo de cualquier coronavirus.

Sobre el nuevo coronavirus 2019-nCoV, los estudios muestran que comparte un 80% de su genética con el SRAS, por lo que se le considera su «primo viral». Desde que apareció en la ciudad de Wuhan, ha contagiado a más de 24.000 personas, con casi 500 muertes registradas en China.

Ante su rápida expansión, el gobierno chino tomó medidas drásticas: cuarentena masiva para más de 40 millones de personas, suspensión de transportes y fuertes restricciones de movilidad. La OMS no tardó en declarar la emergencia internacional, alertando sobre el riesgo de que este virus llegue a países con sistemas sanitarios débiles. En resumen: cuando un virus muta, el mundo estornuda.

Dos mujeres saludándose con el codo, ambas con mascarilla. Saludo seguro y alternativo durante la pandemia de COVID-19 en un entorno de oficina

¿Qué tan mortal y contagioso es el coronavirus?

Hasta el 29 de enero, China había confirmado 5.997 casos de coronavirus, de los cuales un 21% presentaban síntomas graves y un 2,2% resultaron fatales. Aunque la cifra puede sonar baja, hay que tener en cuenta que la mayoría de los fallecidos —el 75%— padecían enfermedades preexistentes, como diabetes. Además, el 80% de las muertes corresponden a personas mayores de 60 años, lo que confirma que el virus es especialmente peligroso para los más vulnerables.

En cuanto a la propagación, este virus no se anda con rodeos. Al igual que la gripe, los coronavirus se transmiten por vía aérea, pero también pueden pasar de persona a persona a través del contacto físico o incluso mediante objetos contaminados. Un apretón de manos o tocar una superficie infectada puede ser suficiente para contagiarse.

El brote de la llamada neumonía de Wuhan se ha expandido rápidamente fuera de China. Para el 5 de febrero de 2020, ya había casos confirmados en países como Japón (30 casos), Tailandia (25), Singapur (24), Corea del Sur (16), y Estados Unidos (11). Incluso España y Suecia reportaron un caso cada una. En total, más de 25 países se han visto afectados.

La velocidad del contagio es alarmante. Por eso, más allá de las cifras, lo importante es la prevención y el seguimiento diario de la evolución de los casos. Porque con este virus, quedarse quieto no es una opción.

La Tierra con una mascarilla quirúrgica, símbolo de protección contra el COVID-19. Imagen conceptual sobre la pandemia global

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