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Dos delfines nadando. Imagen de delfín blanco sonriendo bajo el agua junto a delfín más oscuro. Fotografía marina de animales acuáticos

Animales que se drogan: la sorprendente búsqueda del placer en la naturaleza

El consumo de sustancias que alteran la percepción no es una moda reciente ni un capricho moderno. Nuestros ancestros ya conocían sus efectos y las usaban con propósitos específicos, mucho antes de que alguien pensara en fiestas clandestinas.

Las culturas indígenas han empleado estas sustancias desde tiempos inmemoriales. Para los pueblos andinos, mascar hojas de coca no era un simple hábito, sino una necesidad: les permitía soportar la baja presión y la escasez de oxígeno en las alturas. Y no, no era por rebeldía, sino porque la misma Pachamama (Madre Tierra) les brindaba este regalo natural

Pero no somos la única especie que ha descubierto estas propiedades. El reino animal también recurre a sustancias psicoactivas. Algunos monos buscan frutos fermentados para experimentar un leve estado de embriaguez, mientras que los jaguares mastican hojas de ayahuasca para agudizar sus sentidos. Incluso los renos del Ártico consumen hongos alucinógenos, lo que podría explicar más de una leyenda navideña. 

Este fenómeno demuestra algo fascinante: el uso de sustancias que alteran la mente es algo natural y universal, presente en muchas especies. Así que, lejos de ser un invento moderno, esta práctica ha acompañado a la vida en la Tierra desde tiempos ancestrales.

Delfines y pez globo. Dos delfines jugando con un pez globo inflado bajo el agua, sobre un arrecife de coral. Imagen de vida marina

Si hay un animal experto en “experiencias relajantes” con plantas, ese es el gato. Para ellos, no es solo un capricho: les ayuda a limpiar su sistema digestivo y, de paso, a pasar un buen rato. La famosa hierba gatera contiene nepetalactona, un terpeno que imita las feromonas sexuales felinas. ¿El resultado? Un espectáculo digno de ver: el gato rueda por el suelo, lame, mastica y se entrega a un trance de pura felicidad felina.

Pero si hablamos de auténticos exploradores botánicos, las cabras se llevan el premio. Su insaciable curiosidad ha llevado a más de un descubrimiento inesperado. De hecho, fueron ellas quienes “descubrieron” el café: según la leyenda, un pastor etíope notó que sus cabras estaban más enérgicas de lo normal después de comer ciertos frutos rojos. Así nació el café, ese elixir que hoy mueve al mundo. 

Y la cosa no queda ahí. Las cabras también han probado sustancias más alucinantes. Un ejemplo es el frijol de mezcal, una semilla con efectos tan intensos como los del peyote. Gracias a estos curiosos rumiantes, los humanos hemos incorporado varias de estas plantas en nuestra cultura, ya sea en la dieta… o en celebraciones menos convencionales.

Cabra mirando a la cámara. Fotografía de primer plano de cabra color crema con collar azul, descansando sobre madera. Imagen de animales de granja

Los renos también saben cómo disfrutar de la vida… ¡y no es con cualquier cosa! Estos animales tienen una fascinación por la Amanita muscaria, una seta venenosa y psicoactiva que ha sido utilizada por chamanes de Europa y Asia durante miles de años. Con dosis pequeñas, los renos parecen tener efectos psicodélicos suaves, perfectos para, quién sabe, organizar una fiesta navideña de renos. 

Pero los mandriles también tienen sus propios secretos botánicos. Este primate recurre a la iboga, una planta cuyas raíces son alucinógenas. Curiosamente, el macho suele consumirla antes de una pelea, calculando el tiempo para que los efectos estén al máximo justo cuando comienza el combate. ¡Todo un estratega!

Los investigadores sugieren que este “trago de valor” podría ayudar a los mandriles a aumentar su fuerza y resistir el dolor. Es como si estuvieran tomando un “pre-entrenamiento” natural, listos para enfrentarse a cualquier rival con energía extra.

Así que, tanto renos como mandriles tienen claro que, si hay una planta que te ayuda a pasarla bien o te da el valor necesario para un buen combate, hay que aprovecharla al máximo.

Mandril colorido en pradera. Fotografía de cuerpo entero de mono mandril con rostro de colores vivos y trasero azul y rosa. Imagen de fauna silvestre

Los delfines no se quedan atrás cuando se trata de disfrutar en el mar. Estos inteligentes mamíferos tienen una extraña pero fascinante tradición: capturan un pez globo y, como si fuera una ronda de bebidas, lo consumen por turnos. Golpean suavemente al pez con el morro, provocando que libere pequeñas dosis de su toxina narcótica. El resultado es una especie de relajación grupal entre ellos, casi como un encuentro social marino. 

Pero si hablamos de placer extraño, las moscas tienen un gusto único. Estas pequeñas criaturas adoran lamer el ácido que se forma en la caperuza de ciertas setas venenosas. Este compuesto les provoca una sensación de placer extremo, dejándolas tan atontadas que se convierten en presa fácil para los sapos. ¡Y los sapos aprovechan la ocasión! Además de disfrutar de un almuerzo sin esfuerzo, también se llevan una “dosis de setas” indirecta.

En el mundo natural, hasta las experiencias más placenteras tienen un riesgo. Mientras los delfines disfrutan de un relajante viaje acuático y las moscas se entregan a su momento de éxtasis, el ciclo de la vida continúa, siempre con sus sorpresas.

Primer plano de mosca común. Fotografía detallada de mosca doméstica comiendo sobre fondo blanco. Imagen de insecto

Los canguros también saben cómo armar la fiesta en el campo. Después de darse un festín de amapolas, se llenan de euforia y comienzan a correr en círculos, como si estuvieran en una carrera sin fin. ¡Todo un espectáculo de energía! 

En la guerra de Vietnam, los búfalos autóctonos también llamaron la atención por su comportamiento curioso. A pesar de tener otras opciones de comida, estos animales se alimentaban de amapolas, buscando sus efectos calmantes. Los expertos creen que lo hacían para aliviar el estrés provocado por el caos de los bombardeos, encontrando en la planta un pequeño refugio de paz en medio del conflicto.

Por otro lado, los lémures de Madagascar son unos verdaderos estrategas naturales. Para protegerse de los insectos, recurren a los milpiés. Estos insectos producen una toxina que repela a los bichos, y los lémures la usan para frotarse el cuerpo, evitando las picaduras. Pero la cosa no termina ahí: el químico también los deja un poco drogados, llevándolos a un estado de relajación total. ¡Nada como un buen spa natural para alejarse de los mosquitos! 

En la naturaleza, todos parecen tener sus propios métodos para relajarse o disfrutar del momento, a veces con un toque de lo inesperado.

Dos lémures juntos. Fotografía de lémur de cola anillada mirando a la cámara junto a otro lémur en segundo plano. Imagen de primates

Los grandes felinos, como los jaguares, también tienen sus propios secretos psicodélicos. Estos imponentes cazadores buscan la Banisteriopsis caapi, una planta de la que mastican las hojas hasta experimentar alucinaciones fascinantes. Es tan notable este comportamiento que algunas tribus indígenas han comenzado a imitarlo, consumiendo la planta con el fin de mejorar sus habilidades de caza y conectarse profundamente con la naturaleza

Lo interesante de estos animales es que consumen plantas alucinógenas de manera consciente, sin dañar a nadie ni perder el control. Después de todo, como dicen, todo es un regalo de la Pachamama. A diferencia de los humanos, estos felinos buscan lo que les ofrece la tierra de forma natural y sin excesos, lo que les permite disfrutar de una experiencia equilibrada.

Cuando se trata de disfrutar de los placeres naturales, estos animales parecen saber exactamente cómo mantener el equilibrio, sin caer en excesos. Y no solo eso, la conexión con la naturaleza es su mayor motivación.

Jaguar durmiendo en rama. Fotografía de jaguar descansando sobre la rama de un árbol en su hábitat natural. Imagen de felino salvaje

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