Cuando su novia lo dejó probablemente fue el peor momento de su vida. Rezso Seress pasó a ser un personaje tremendamente deprimido y apesadumbrado, y su carrera musical iba a ser un fiel reflejo de ello. De hecho, el desencuentro amoroso que lo marcó en vida, también lo haría, y de qué manera, en su carrera musical.
Rezso canalizó su tristeza en la composición de obras. Con la ayuda de un letrista llamado Laszlo, Seress escribió una balada sombría, quizás la más sombría de cuantas se hayan escrito, la llamada “Szomord Vasarnap” o, en inglés y como la conoce la mayoría del planeta, “Gloomy Sunday” (Domingo triste). El tema era un profundo lamento de alguien cuyo amante había muerto, una composición que llevó al propio Seress a pensamientos de suicidio.
En 1936, un año después de que se lanzara la primera versión interpretada por Pál Kalmár, la revista “Time” escribió un artículo asegurando que decenas de personas se habían suicidado incitados por esta canción. Se basaron en que la policía húngara había encontrado varios cuerpos sin vida con las partituras o textos de la canción en sus manos.
La policía de Budapest encontró a Joseph Keller, un zapatero, muerto con una nota de suicidio que constaba de las palabras “Gloomy Sunday “, junto a una solicitud para que su tumba se decorase con 100 de las “pequeñas rosas blancas” mencionadas en la canción, en aquel entonces ya muy popular.
Otras dos personas se dispararon mientras escuchaban el tema y en un informe dos personas se ahogaron en el Danubio mientras sostenían la partitura.
Y aún quedaba el giro más extraño de todos. Una mujer de Budapest que se suicidó al beber veneno fue identificada posteriormente como la ex novia de Rezso Seres, la inspiración, la musa para la canción. Su nota de suicidio consistía en dos palabras: “Gloomy Sunday”.
En 1941, Billie Holiday, popularizo la canción en Europa y Estados unidos, siendo ya conocida como “la canción húngara del suicidio”. Como ocurrió anteriormente, nuevamente se presentaron varias muertes que se habían relacionado con el tema musical.
Llegados a este punto, y debido a toda la histeria que existía sobre la canción, la radio de la BBC toma una decisión insólita en su historia, prohibiría todas las versiones de “Gloomy Sunday”, una prohibición que se mantuvo vigente hasta el año 2002.
No terminando aquí, en 1968 el autor de la canción, Rezső Seress, intento suicidarse saltando por la ventana de su departamento, aunque sobrevivió. De todos modos, días después, encontraron su cuerpo sin vida en el hospital, tras haberse estrangulado con un alambre, sumándose de esa forma a los más de cien suicidios vinculados a esta canción. Curiosamente, el mismo año de este suceso, el primer artista en interpretar la canción, Pál Kalmár, perdió su voz tras una operación de garganta.
Una canción suicida o una coincidencia
Llegados a este punto, con la muerte del propio Rerso Seress, la pregunta persistía con más fuerza que nunca: ¿realmente la gente se suicidó porque una canción increíblemente triste destruía su voluntad de vivir? Resulta muy poco creíble, por supuesto. Muchos historiadores han señalado que, como en las grandes tragedias sin explicación aparente, el contexto lo es todo.
Hay que tener en cuenta que muchas de las muertes reportadas ocurrieron en medio de la Gran Depresión, la famosa crisis económica mundial que se registró en los años 30 justo antes de la Segunda Guerra Mundial.
Si nos centramos en Hungría, el lugar de nacimiento de la legendaria composición, el país tuvo una de las tasas de suicidio más altas del mundo en la década de 1930. Probablemente, la canción golpeó a una nación sensible en un momento aún más sensible, y en el instante preciso.
Por otro lado, existe algo llamado Efecto Werther, que se refiere al aumento de los suicidios por “imitación”, o que emulan un suicidio ampliamente publicitado, sea real o ficticio. Sin embargo, es un fenómeno que aún no está totalmente dilucidado para algunos.
Fuentes: ez.gizmodo.com, biobiochile.cl y thehouseofwhispers.com
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