¡Una rata! Basta con decirlo para que quienes sufren de musofobia (miedo a ratas, ratones y topos) salgan corriendo como en una película de terror. No es para menos: estos roedores tienen una fama bastante cuestionable, al punto de que el cine los ha convertido en sinónimo de suciedad y caos. Aunque, claro, también nos dieron a Ratatouille, así que no todo es tan malo.
Pero, dejando de lado el cine, ¿sabías que hay ciudades donde las ratas son prácticamente las dueñas del lugar? Según el ranking de Orkin, por quinto año consecutivo, Chicago es la ciudad con más ratas en Estados Unidos. Sí, la «Ciudad de los Vientos» también es la ciudad de los roedores.
El problema no es solo estético. Las ratas pueden transmitir enfermedades y causar daños en infraestructuras al roer cables, tuberías y hasta estructuras de edificios. Y si pensabas que tener un gato era la solución, déjanos decirte que algunas ratas urbanas son tan grandes y audaces que ni los felinos se atreven a enfrentarlas.
Así que, si alguna vez visitas Chicago, mejor mira bien dónde pisas… No vaya a ser que estés invadiendo el territorio de alguna de sus famosas inquilinas.

Las ratas han estado entre nosotros desde tiempos inmemoriales… literalmente. Se estima que estos roedores surgieron en Asia y aparecieron por primera vez en el registro fósil hace más de 55 millones de años, entre el Paleoceno tardío y el Eoceno temprano. No solo dominaron Asia, sino que también dejaron su huella en América del Norte.
Sus ancestros eran los anagálidos, criaturas parecidas a los roedores que también dieron origen a los lagomorfos, es decir, el grupo al que pertenecen los conejos. Así que, en algún punto del pasado, ratas y conejos compartieron un pariente común. Curioso, ¿no?
La familia Muridae, de la que descienden las ratas, ratones, hámsteres, ratones de campo y jerbos, hizo su debut en el Eoceno superior, entre 37 y 34 millones de años atrás. Desde entonces, estos pequeños supervivientes han evolucionado y se han adaptado a casi todos los ecosistemas del planeta.
Hoy en día, las ratas son algunas de las especies más exitosas del mundo, capaces de vivir en bosques, desiertos y, por supuesto, en las grandes ciudades. No importa dónde estés, es probable que una de ellas no esté demasiado lejos… aunque prefieras no pensarlo demasiado.

¿Rata o ratón? Aunque a simple vista pueden parecer lo mismo, hay diferencias clave que permiten identificarlos fácilmente. Basta con fijarse en algunos detalles para no confundirlos.
Ratas
Pertenecen al género Rattus, que incluye 57 especies. Son más grandes y robustas, con un peso promedio de 300 gramos. Se caracterizan por tener patas y orejas más grandes en comparación con los ratones.
Sus colores suelen ser oscuros (marrón, negro o grisáceo), con el vientre más claro. Además, las ratas tienen un comportamiento más agresivo y territorial, lo que las hace más propensas a la confrontación.
Ratones
Por otro lado, los ratones pertenecen al género Mus, con 38 especies registradas. Son más pequeños y ligeros, pesando alrededor de 150 gramos.
Su pelaje es una mezcla de tonos claros y oscuros (marrón, blanco o gris). A diferencia de las ratas, los ratones tienen un comportamiento más curioso y juguetón, lo que los hace menos agresivos y más exploradores.
Así que la próxima vez que veas uno de estos roedores, fíjate bien: ¿es un audaz ratón o una astuta rata? Ahora ya tienes las pistas para diferenciarlos.

Lo bueno, lo malo y lo feo de las ratas
Lo bueno
Aunque no lo creas, las ratas cumplen un papel importante en el ecosistema. Son una fuente de alimento para depredadores como zorros, búhos y serpientes, ayudando a mantener el equilibrio natural.
Además, al ser carroñeras, contribuyen a la limpieza del ambiente al alimentarse de desechos y restos orgánicos. En otras palabras, son el servicio de limpieza no oficial de la naturaleza (aunque no pidieras su ayuda).
Lo malo
Aquí viene el lado oscuro. Las ratas son focos de infección, ya que habitan en alcantarillas, campos y basureros, donde entran en contacto con todo tipo de bacterias y parásitos.
Pueden transmitir enfermedades a los humanos a través de mordeduras, heces o simplemente por portar pulgas y garrapatas infectadas. Un claro ejemplo es la peste bubónica, causada por la bacteria Yersinia pestis, que se propaga a través de las pulgas de estos roedores.
Lo feo
Si los problemas sanitarios no fueran suficientes, las ratas también causan estragos en la economía. Se estima que generan pérdidas anuales de 19.000 millones de dólares al destruir cultivos y roer infraestructuras. Un ejército silencioso que devora no solo comida, sino también billetes.
¿Amigas o enemigas? Eso depende de qué tanto te cruces con ellas.

¿Roedores como mascotas?
Si bien algunos los ven como plagas, otros los consideran compañeros ideales. Los roedores pueden ser excelentes mascotas, siempre que reciban los cuidados adecuados.
Hámster
Uno de los favoritos de las familias, sobre todo para los más pequeños. Son dóciles y cariñosos, aunque es clave acostumbrarlos al contacto humano desde temprana edad para evitar que desarrollen comportamientos agresivos.
Ratón
Pequeños, activos y curiosos, los ratones viven entre 1 y 3 años. Se caracterizan por su tamaño compacto y su larga cola sin pelo. Para su bienestar, necesitan un hábitat de tamaño mediano, que debe limpiarse al menos una vez a la semana.
Rata
Aunque muchos las asocian con suciedad, las ratas domésticas son afectuosas, inteligentes y juguetonas. Necesitan compañía, por lo que es recomendable tenerlas en parejas o grupos. Pueden vivir hasta 5 años y requieren una limpieza frecuente de su entorno (mínimo dos veces por semana).
¿Se consumen los roedores?
En varios países asiáticos, algunas especies de roedores son consideradas una delicia gastronómica. Son una gran fuente de proteína y su consumo forma parte de la tradición culinaria local. Además, su comercialización representa un negocio rentable en ciertas regiones.

¿Cómo prevenir una plaga de ratas?
Si no quieres inquilinos no deseados, es mejor tomar medidas antes de que las ratas conviertan tu hogar en su nueva residencia. Aquí te dejamos algunos consejos clave para mantenerlas lejos.
1. Sella cualquier agujero
Las ratas son expertas en colarse por huecos diminutos, ya que su esqueleto es flexible. Revisa paredes, techos y suelos en busca de grietas y sélalas con materiales resistentes como acero o cemento.
2. Mantén la limpieza
Estos roedores aman la suciedad, ya que les proporciona escondites y alimento. Despeja rincones, guarda la comida en recipientes herméticos y saca la basura con regularidad.
3. Revisa las tuberías
Las cañerías rotas son una autopista para las ratas. Inspecciona desagües, sumideros y conductos en busca de posibles accesos y repáralos cuanto antes.
4. Cierra puertas y ventanas
Si vives en una planta baja, no dejes puertas o ventanas abiertas sin protección. Instalar mallas metálicas en rejillas de ventilación y desagües también ayuda a bloquear su entrada.
Tomando estas precauciones, reducirás las probabilidades de tener una invasión peluda en casa. ¡Mejor prevenir que encontrarse con una rata en la despensa!
