La Tierra es un planeta que está compuesto en su mayoría por agua, y es la manera en que los seres vivos podemos sobrevivir. Es un elemento fundamental para la vida, pero a pesar de esto, es posible que algún día nos quedemos sin ella. Solo piensa un poco en todas las veces en que usas agua al día y te darás cuenta de lo importante que es. Quedarnos sin agua es un peligro que corremos, pero sobre el cual solo podemos especular.
Mientras que el acceso al agua potable se está viendo cada vez más como un derecho humano, el agua misma se está convirtiendo en un artículo de lujo. Por ejemplo, una dieta rica en carne se asocia con la riqueza, puesto que la carne es más cara que el grano. Y, de hecho, se invierten unas 1.000 toneladas de agua para producir una tonelada de grano, por lo que se necesita 15 veces más que la cantidad de agua para producir una tonelada de carne de vacuno.
Más del 97% del agua en la Tierra es salada. Dos tercios del agua dulce está retenida en glaciares y capas de hielo polar. De lo que queda, la mayor parte está atrapada en el suelo o en acuíferos subterráneos.
Eso deja disponible para la mayoría de los seres vivos una fracción mínima.
Y la humanidad no sólo la necesita para tomar: casi todo lo que hace involucra al agua de alguna manera.
La crisis del agua
La falta de agua ya está comenzando a notarse en sitios en donde antes abundaba, y ya no nos referimos a los desiertos o zonas secas. Cerca de una de cada diez personas en el planeta –casi 800 millones– no tiene acceso a fuentes seguras. A todo esto, hay que agregar que la población sigue creciendo, pero no lo hacen las reservas de agua, extrayendo más agua que la que se repone.
El cambio climático también es un factor importante en este proceso, pero sobre todo lo es el avance económico. Esto implica más fábricas e industrias utilizando agua para mantenerse trabajando, y a medida que la economía crece, la población requiere mejores condiciones en sus hogares.
En 1995, el vicepresidente del Banco Mundial, Ismail Serageldin, vaticinó que en el próximo siglo las guerras serán por el agua, y su predicción no es descabellada.
En caso de que el mundo se quede sin H20 la lucha para asegurar el acceso al agua potable fresca, limpia será implacable, incluso el conflicto ya está empezando a surgir en los EEUU., donde 35 estados están luchando por el suministro de agua.
El Foro Económico Mundial y otras instituciones calculan que para 2030 habrá una demanda 40% más alta, que el planeta no podrá suministrar.
Eso afectará la agricultura, lo que aumentará los precios de los alimentos.
Y, como señala el geólogo Ian Steward, no es difícil imaginarse que, si no se encuentra una solución pronto, la posibilidad de que estallen guerras por agua dulce es alta.
Terremotos
Sin duda alguna quedarnos sin agua representa algunas consecuencias graves. Los científicos ambientales sostienen que, el hundimiento del terreno durante la extracción de las aguas subterráneas podría conducir a un mayor riesgo de terremotos, debido al hecho de que la corteza de la Tierra se está volviendo más ligera.
Las plantas se secarían
Es lamentable, pero esta sería otra de las cosas qué pasaría si se acaba el agua en el planeta Tierra, por ejemplo; un cactus puede sobrevivir sin agua durante mucho tiempo, debido a que disponen de una gran reserva de agua, pero ésta no es eterna, por lo que igualmente terminarán muriendo.
Pero, en el caso de otras plantas, no poseen ninguna reserva de agua y se secarían en 15 días aproximadamente.
Extinción del mundo animal
Los animales acuáticos también se verían afectados por este problema y se extinguirían, puesto a que se irían quedando sin un lugar en donde vivir con el transcurso del tiempo y llegaría el momento en el que el agua dulce se termine por completo.
Pero no todo es tan malo: Algunas soluciones
En algunos países ya se están realizando tratados con otras naciones para el suministro del agua, y es algo fundamental porque las fuentes de agua no tienen fronteras. Otra manera de cuidar el agua a futuro es controlar la irrigación en las plantaciones. La agricultura utiliza un 70% de los suministros de agua, pero 42% se pierde debido al mal uso. Los sistemas de riego por goteo se están volviendo cada vez más populares, ya que operan con un 95% de eficiencia.
Plantas de desalinización – que eliminan la sal del agua de mar para producir agua dulce – ya están en funcionamiento en todo el mundo. Son caras de operar, pero se espera que los costos asociados a esta tecnología disminuyan en el futuro.
Los alimentos genéticamente modificados también están en los planes, aunque no con agrado de todo el mundo. Las compañías están trabajando en productos que requieran menos agua para su crecimiento, y aunque todavía no se confía demasiado en los transgénicos, parece ser algo seguro que los consumiremos en un futuro.
Fundamentalmente, hay dos puntos de vista de la actual crisis del agua: el optimismo y el pesimismo. Respecto al suministro de agua en disminución, los conflictos pueden surgir. La enfermedad y la muerte puede ocurrir. Pero mientras que algunos pueden luchar, la lucha por mantener o crear un suministro de agua viable ha alentado la cooperación y la innovación entre los gobiernos.
Temática sugerida por: Julio Cesar
Fuentes: