Ir al contenido

Cambia el idioma a tu gusto

¡Usa nuestra APP y mejora tu Experiencia!

¡100% GRATIS para siempre!

¿Cómo se genera la electricidad que usamos a diario? Explicado fácil y claro

Facebook
Twitter
LinkedIn
Pinterest
Tiempo de lectura: 6 minutos

Usamos energía eléctrica para casi todo: cargar el móvil, encender la luz, preparar un café… ¡hasta para ver memes! Aunque forma parte de nuestro día a día, la verdad es que muchos no tenemos ni idea de cómo se produce la electricidad o qué es exactamente. En la naturaleza podemos verla en forma de relámpagos durante una tormenta, pero no es precisamente ese rayo el que alimenta tu nevera. Para saber de dónde proviene la energía eléctrica que usamos a diario, hay que mirar hacia la ciencia, la tecnología y, por supuesto, la intervención humana.

La electricidad que llega a nuestras casas no aparece por arte de magia. Antes, debe generarse a través de distintos procesos y viajar por complejos sistemas de distribución hasta llegar a su destino final. Todo lo que sucede entre apretar el interruptor y que se encienda la luz puede parecer un truco de magia… pero tiene mucha ingeniería detrás. Vamos a explicarte de forma sencilla qué es y cómo se genera la electricidad.

Empecemos por lo básico: la energía eléctrica es una forma de energía que se produce cuando existe una diferencia de potencial entre dos puntos, conectados por un material conductor eléctrico. Esa diferencia crea una corriente eléctrica, que puede ser utilizada para múltiples fines, como generar luz, calor o movimiento. En resumen, se trata del flujo de electrones a través de materiales conductores, y es una de las formas de energía más versátiles que existen.

Tormenta eléctrica con relámpagos. Rayos iluminando el cielo nocturno. Fenómenos meteorológicos.

Para que un circuito eléctrico funcione como debe, hacen falta varios ingredientes, no solo el cable que conecta todo. Por un lado, necesitamos un material conductor por donde pueda moverse la corriente eléctrica; por otro, un generador, que se encarga de impulsar los electrones dentro del circuito. A eso le sumamos un interruptor, que actúa como portero (abre o cierra el paso), y por supuesto, el elemento que usará esa energía, como una bombilla o un electrodoméstico.

Eso sí, hay algo que no debemos olvidar: la electricidad no se crea de la nada. Siempre proviene de otro tipo de energía y, a su vez, se transforma en una distinta cuando llega a su destino. Por eso, más que hablar de “crear electricidad”, lo correcto es hablar de transformar energía. Y es que, como ya lo decía la ley de la conservación de la energía: esta ni se crea ni se destruye, solo se transforma.

Entonces, ¿de dónde viene la electricidad que usamos? Esa pregunta sí tiene respuesta clara. La producción de electricidad se lleva a cabo en las llamadas centrales eléctricas. Estos lugares están diseñados para generar energía eléctrica a partir de diversas fuentes: pueden ser recursos fósiles, agua, viento, sol… lo que sea que permita obtener un tipo de energía útil que, con ayuda de la tecnología, se convierte en electricidad lista para viajar por cables hasta tu casa. Spoiler: no es magia, es ciencia con mucho voltaje.

Bombilla encendida sobre madera. Idea creativa. Iluminación decorativa.

Aunque cada central eléctrica puede usar distintas materias primas como fuente de energía, el proceso de producción eléctrica suele seguir un esquema bastante parecido. El protagonista de esta historia es el generador eléctrico, que se encarga de transformar la energía primaria (la que proviene de combustibles o recursos naturales) en eso que enciende tu tostadora: electricidad. Así que, para responder a cómo se obtiene la electricidad, primero hay que mirar qué tipo de energía se usa como punto de partida… y hoy por hoy, hay bastantes opciones.

Durante muchos años, casi toda la electricidad se generaba a partir de combustibles fósiles como el carbón, el gas natural o el gasóleo. Y aunque aún siguen liderando la producción, cada vez más se abren paso alternativas sostenibles, pensadas para reducir la contaminación y cuidar el planeta. Estas nuevas fuentes pueden dividirse en dos grandes grupos: renovables y no renovables.

¿La diferencia? Fácil. Las energías no renovables no solo contaminan el medio ambiente, sino que también tienen efectos negativos para la salud y contribuyen al cambio climático, como el famoso efecto invernadero. Además, se agotan con el uso, lo cual es un problemón: una vez que se acaban, no hay vuelta atrás. En cambio, las energías renovables —como el sol, el viento o el agua— se regeneran de forma natural, son más limpias y no producen emisiones.

Por eso, apostar por energías renovables no es solo una moda ecológica… es una necesidad con mucho futuro.

Torres de alta tensión al atardecer. Energía eléctrica. Paisaje con líneas eléctricas.

¿Cómo llega la electricidad a tu casa?

Aunque parezca magia que con solo pulsar un interruptor se encienda la luz, detrás hay un viaje eléctrico bastante interesante. Todo empieza con la generación de electricidad, que ocurre en centrales eléctricas. Estas instalaciones transforman diferentes tipos de energía primaria (como la solar, eólica o fósil) en electricidad. Las empresas dueñas de estas centrales (a veces parcialmente) venden esa energía a las compañías comercializadoras.

Luego viene la transmisión. Aquí la electricidad ya tratada se envía desde las centrales hasta las subestaciones eléctricas. ¿Cómo llega? A través de grandes torres o canales subterráneos. Una vez allí, los transformadores se encargan de ajustar la tensión eléctrica para que sea segura y funcional.

El siguiente paso es la distribución. Desde las subestaciones, la electricidad se reparte a los hogares cercanos. Este proceso lo gestionan las empresas distribuidoras, y no, no puedes elegir cuál te toca. Depende de dónde vivas. Estas empresas son las encargadas de que todo llegue en orden a tu casa, de arreglar averías, e incluso de leer tu contador de luz para enviar los datos a tu comercializadora.

Finalmente, está la parte visible para ti: la comercialización. Aquí sí tienes el poder de elección. Puedes comparar tarifas y escoger la empresa que más te convenga. Estas compañías compran la energía a las generadoras y te la venden, con ofertas, facturas (y a veces dolores de cabeza) incluidos.

Central eléctrica contaminante. Chimeneas industriales humeantes. Impacto ambiental.

¿Qué tipos de centrales de energía existen?

Las centrales eléctricas se clasifican según la fuente de energía primaria que utilizan para generar electricidad. Y ojo, no todas funcionan igual. Cada tipo tiene sus propias reglas del juego, así que generalizar no vale.

Empecemos con las centrales termoeléctricas, llamadas así porque generan electricidad a partir del calor. ¿Y de dónde sacan ese calor? Pues depende. Algunas queman combustibles fósiles como carbón o gas natural, otras aprovechan la fisión nuclear de materiales como el uranio. El calor resultante se usa para calentar agua en unos tubos. Esta agua se convierte en vapor, el vapor mueve una turbina… y ¡zas! se activa un alternador que genera electricidad. Un clásico.

Pero también existen versiones más verdes. Hay centrales que usan fuentes renovables, como el calor del sol (termosolar) o el de la propia Tierra (geotérmica). En estos casos el proceso es similar, pero más limpio. La gran ventaja: no contaminan y aprovechan al máximo los recursos.

Ahora vamos con las estrellas del agua: las centrales hidroeléctricas. Aquí, la protagonista es la fuerza del agua. Estas centrales suelen estar en presas enormes, donde el agua almacenada se libera de forma controlada para mover unas turbinas hidráulicas conectadas a alternadores. La cantidad de energía generada depende de varios factores: el volumen del embalse, cuánta lluvia haya caído ese año y la capacidad de la propia instalación. Vamos, que no es solo abrir una compuerta y listo.

Parque eólico con cielo azul. Energía renovable con molinos de viento. Campo de aerogeneradores.

Centrales eólicas

Hoy en día, la electricidad generada por el viento ya no es ningún misterio. Seguro que más de una vez has visto esos enormes molinos blancos decorando colinas y llanuras. Se trata de aerogeneradores, y son la clave de las centrales eólicas. Estas instalaciones aprovechan la fuerza del viento para mover unas palas gigantes que, al girar, activan un generador. El resultado: energía limpia y lista para ser usada. Eso sí, su eficacia depende del clima. Por eso, suelen instalarse en zonas estratégicas donde el viento sopla con ganas casi todo el año.

Centrales fotovoltaicas

Otro tipo de central que no puede faltar en esta lista es la fotovoltaica. Aquí, el truco está en la luz del sol. Estas centrales utilizan paneles solares que convierten la radiación solar directamente en electricidad. Cuando el sol incide sobre ellos, se genera una diferencia de potencial eléctrico que produce corriente. Aunque cada panel genera poca electricidad por sí solo, al conectarlos en conjunto se consigue una producción bastante potente y muy ecológica.

Como ves, el proceso de generación eléctrica puede variar muchísimo según la fuente de energía primaria. A lo largo del tiempo, las centrales de carbón, gas, nucleares e hidroeléctricas han dominado el panorama energético global. Sin embargo, hoy en día se está apostando fuerte por las energías renovables. ¿El objetivo? Reducir las emisiones contaminantes y frenar el avance del cambio climático. Y, aunque el camino aún es largo, cada panel y cada molino cuentan.

Véase también ¿Quién inventó la electricidad?

¿Cómo se genera la electricidad que usamos a diario? Explicado fácil y claro | 1

¿Te gustó el artículo?

Comparte el conocimiento

Compartir en Facebook
Compartir en Twitter
Compartir en Linkdin
Compartir en Pinterest

Artículos relacionados

¡Usa nuestra APP y potencia tu Aprendizaje!

¡100% GRATIS para siempre!

Deja tu opinión

[firebase-comments]