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Imagen del planeta enano Plutón con detalles de su superficie. Fotografía espacial para divulgación científica y astronomía. Accesible para personas con discapacidad visual.

Datos curiosos que probablemente ignorabas hasta hoy

¿Alguna vez te has preguntado por qué le decimos “grifo” a la llave del agua? La respuesta no está en la fontanería… sino en la mitología griega. Así es, todo se remonta a una criatura legendaria: el grifo, un ser mitológico con cuerpo de león, alas y cabeza de águila. Una mezcla bastante épica, ideal para custodiar tesoros, como cuenta la leyenda.

Según los antiguos relatos, los grifos vivían en los confines del norte de Europa, donde protegían montañas repletas de oro. Aunque su rol mitológico no era especialmente destacado, estos seres se volvieron muy populares en el arte. Los griegos y romanos los representaban en vasijas, esculturas y tapices. Y en la Edad Media, se convirtieron en un adorno frecuente para todo tipo de estructuras: catedrales, muebles y, sí… fuentes de agua.

En esa época era común decorar fuentes públicas con figuras fantásticas. Y claro, cuando el agua salía de una escultura con forma de grifo… ¿cómo crees que empezó a llamarse la llave? Pues sí: grifo. Aunque no hay un consenso claro sobre el origen exacto del término, podría venir del griego grypos, que significa “curvado” o “ganchudo” (como los picos de estas criaturas), o también puede hacer referencia a una “bestia fabulosa”.

Así que, la próxima vez que abras el grifo de tu cocina, piensa que estás usando un término con siglos de historia… ¡y un toque de fantasía mitológica incluido!

Escultura de grifo de piedra blanca en un jardín. Imagen de criatura mitológica para contenido de arte y cultura. Fotografía accesible para personas con discapacidad visual.

La araña marina, un curioso habitante de los océanos, tiene un sistema de circulación bastante peculiar: no bombea sangre con el corazón, sino con el estómago. Sí, leíste bien. A diferencia de muchos animales, estos invertebrados, conocidos científicamente como picnogónidos, utilizan el impulso de sus intestinos para mover la sangre y el oxígeno por todo su cuerpo.

Aunque las arañas marinas tienen corazones, estos son muy débiles y no pueden impulsar la sangre fuera del tórax central. Por eso, dependen de un órgano poco convencional para esta función vital: el estómago. Un equipo de biólogos de la Universidad de Montana investigó 12 especies de arañas marinas provenientes de la Antártida y la costa oeste de Estados Unidos. Lo que descubrieron fue asombroso: estas criaturas bombean la hemolinfa (su “sangre”) gracias a las contracciones de su sistema digestivo.

La clave está en un proceso llamado peristalsis intestinal, que consiste en ondas involuntarias de contracción y relajación muscular. Este mecanismo digestivo es tan potente que, gracias a su sistema digestivo extenso, que se extiende hasta las puntas de sus largas patas, las arañas marinas aprovechan estas contracciones para mover simultáneamente la hemolinfa que las rodea.

Este sistema único demuestra cómo la naturaleza encuentra soluciones sorprendentes y nos recuerda que, en el mundo animal, el corazón no siempre es el protagonista del bombeo sanguíneo.

Datos curiosos que probablemente ignorabas hasta hoy | 1

La sensación de ardor al comer picante no es un daño real en la boca, sino una reacción mental. Esto se debe a que los chiles contienen una sustancia llamada capsaicina, que engaña a tu cerebro para que piense que estás experimentando un calor extremo.

La capsaicina se une a los receptores del dolor en los nervios, llamados TRPV1. Estos receptores normalmente reaccionan al calor, enviando señales de advertencia al cerebro. Cuando la capsaicina activa estos receptores, el cerebro recibe la misma alerta como si tu boca estuviera quemándose, pero en realidad no hay daño físico, solo la ilusión de calor.

Por eso, cuando comes algo picante, tu cuerpo responde tratando de refrescarse: empiezas a sudar y a llorar, como si estuvieras enfrentando una amenaza real. Esta respuesta es el mecanismo natural para eliminar el “peligro”.

Morder un chile picante provoca en el cerebro una reacción similar a tocar una estufa caliente, pero sin causar el daño que haría el calor verdadero, siempre y cuando el picante se consuma en cantidades moderadas.

A este fenómeno se le llama “dolor falso” porque, aunque sientas el ardor, tu cuerpo no está siendo realmente lastimado.

Pero, ¿por qué entonces la gente disfruta de la comida picante? Fácil: en respuesta a ese dolor, el cerebro libera endorfinas y dopamina, sustancias que generan una sensación de placer y euforia, casi como una pequeña dosis de adrenalina.

Cesta llena de chiles de diversos colores. Imagen de cocina y gastronomía para recetas picantes y alimentos. Fotografía accesible para personas con discapacidad visual.

¿Sabías que el lugar más frío de la Tierra podría matarte al instante si inhalaras su aire? En pequeños valles sobre la capa de hielo de la Antártida, en el Polo Sur, la temperatura puede alcanzar los impresionantes -98 grados centígrados. Un frío tan extremo que respirar siquiera un poco de ese aire podría ser letal.

Un equipo de científicos registró este récord durante el oscuro invierno polar, reportando sus hallazgos en Geophysical Research Letters. Este dato supera el récord anterior, establecido en 2013, que marcaba -93 ºC en la Meseta Antártica Oriental. Según los investigadores, esta podría ser la temperatura más baja que puede alcanzar nuestro planeta en todo el sistema solar.

Este frío extremo no es apto para los humanos: inhalar ese aire helado causaría hemorragias en los pulmones. De hecho, los científicos rusos que realizaron estas mediciones usaron máscaras especiales que calentaban el aire antes de respirar, para evitar daños.

Estas temperaturas tan bajas se deben a condiciones especiales: vientos suaves, cielos despejados y, sobre todo, pequeñas depresiones en la capa de hielo. En estos huecos poco profundos, el aire frío, más denso, desciende y se acumula, permaneciendo durante días y enfriando aún más la superficie.

Así que, la próxima vez que te quejes del frío, piensa que hay lugares en la Tierra donde respirar es una verdadera aventura —y un riesgo mortal.

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Es difícil imaginarlo hoy, pero el actual desierto árabe fue en la antigüedad una selva exuberante y un verdadero paraíso natural. Durante miles de años, el paisaje cambió radicalmente, transformando bosques verdes y piscinas naturales de agua dulce en la vasta extensión de arena que conocemos ahora.

Hace miles de años, esta región estaba llena de vida, con elefantes, rinocerontes, hipopótamos y cocodrilos que disfrutaban de los abundantes recursos que ofrecían los bosques y ríos. La clave de este ecosistema eran las lluvias de monzón, que refrescaban y rejuvenecían el suelo árido durante milenios.

Estas lluvias continuaron hasta aproximadamente entre 7.300 y 5.500 años atrás, justo en la época en que comenzaba la civilización egipcia. Sin embargo, en un periodo breve de unos 300 años, la lluvia cesó abruptamente. El terreno empezó a secarse poco a poco y fue hasta alrededor de 1.100 años después que el área alcanzó su estado actual de desierto.

Según científicos de la NASA, esta transformación está relacionada con un cambio en el eje de la Tierra, que pasó de 24,1 grados a los 23,5 grados actuales. Esto hizo que la región recibiera una luz solar más directa, afectando el clima y provocando la retirada de las lluvias monzónicas.

Hoy, el desierto árabe es una de las zonas más inhóspitas del planeta, dominada por extensas arenas y un clima extremo.

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¿Te parece increíble que Rusia sea más grande que Plutón? Aunque suene a broma o a dato falso, es totalmente cierto. Este dato curioso circula por internet y realmente sorprende al compararlo en detalle.

Rusia, el país más grande del mundo, tiene una superficie de aproximadamente 17.075.200 kilómetros cuadrados. Por otro lado, Plutón, el planeta enano que orbita en los límites del sistema solar, tiene una superficie estimada en cerca de 17.000.000 kilómetros cuadrados, aunque algunas mediciones indican que podría ser algo menor, alrededor de 16.650.000 kilómetros cuadrados. Por tanto, Rusia es un poco más grande que Plutón en términos de superficie.

Esta comparación pone en perspectiva el tamaño impresionante de Rusia, que abarca una gran parte de la Tierra, y nos hace ver lo pequeño que es en realidad este lejano cuerpo celeste. A pesar de ser famoso en astronomía, Plutón es diminuto si lo comparamos con un país terrestre.

Cabe destacar que Plutón fue considerado planeta hasta 2006, cuando fue reclasificado como planeta enano por la Unión Astronómica Internacional debido a su tamaño y características.

Así que, si alguna vez alguien te dice que Rusia no es tan grande, ya sabes que incluso supera en tamaño a un cuerpo celeste del sistema solar, lo que es un dato bastante impresionante para presumir.

Imagen de un planeta en el espacio con nebulosa de fondo. Fotografía de astronomía para contenido científico y educativo. Accesible para personas con discapacidad visual.

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