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¿Por qué tenemos ojos de distintos colores? La ciencia detrás de tu mirada

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Tiempo de lectura: 6 minutos

Tus ojos no solo son la ventana del alma, también son una especie de código genético en colores. Y no, no se trata solo de una cuestión de estética. El color de los ojos es mucho más complejo de lo que parece a simple vista. De hecho, la ciencia aún sigue descubriendo nuevas capas en este arcoíris ocular.

Todo gira en torno a la melanina, ese pigmento multitarea que también determina el tono de tu piel y que actúa como un mini escudo contra los rayos UV. En el caso de los ojos, la cantidad de melanina presente en el iris es la que define si tus ojos son marrones, verdes o azules.

¿Tienes los ojos marrones? Eso significa que tu iris está bien cargado de melanina. Si son verdes, tienes una dosis intermedia (ni tanto que queme al santo, ni tan poco que no lo alumbre). Y si los tienes azules, tu cuerpo produce muy poca melanina en esa zona. Por eso es tan común que los bebés nazcan con ojos azulados: todavía no han comenzado a producir suficiente melanina.

Curiosamente, el proceso de pigmentación puede cambiar ligeramente con el tiempo. Así que si alguna vez sentiste que tus ojos cambiaban de tono según la luz o el humor, no estabas tan lejos. Aunque, bueno, lo del “cambio con el humor” es más mito que ciencia… pero soñar no cuesta nada, ¿no?

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¿Te has preguntado por qué algunas personas tienen ojos azules, otras verdes y otras tan oscuros que parecen negros? La respuesta está en la melanina, ese pigmento multitasking que, además de protegerte del sol, también le da color a tus ojos.

Dependiendo de cuánta melanina produce tu cuerpo, tu iris absorberá o reflejará más luz. Poca melanina = más luz reflejada = ojos claros (azules, verdes, grises). Mucha melanina = más luz absorbida = ojos oscuros (marrones, cafés, casi negros). Así de simple… y así de mágico.

Pero la cosa no queda ahí. Esta maravilla del cuerpo también explica por qué las personas de ojos claros suelen ser más sensibles a la luz solar. La melanina no solo decora, también protege. En casos extremos, como en personas con albinismo, donde casi no se produce melanina, la piel y los ojos son especialmente vulnerables al sol e incluso a la irritación.

Las variaciones en los niveles de melanina generan una increíble variedad de tonos: desde ojos azul verdoso, hasta avellana, pasando por combinaciones que parecen sacadas de una paleta artística. A veces incluso diferentes zonas del iris producen distintas cantidades de pigmento, lo que crea efectos como ojos azules con un anillo marrón o verde alrededor de la pupila.

Y sí, hay quienes nacen con ojos de dos colores distintos. Esta rareza se llama heterocromía, y aunque es poco común, no deja de ser fascinante (y un poco envidiable, admitámoslo).

Fotografía en blanco y negro de una mujer caminando por un parque nevado durante una tormenta. Imagen de invierno, nevada, clima frío, paisaje urbano.

La heterocromía suena como un hechizo de Harry Potter, pero en realidad es una condición bastante real (y visualmente fascinante) en la que una persona tiene ojos de diferentes colores. En la mayoría de los casos, es completamente genética o hereditaria, y está presente desde el nacimiento. Tranquilo, no es cosa de otro mundo. De hecho, la mayoría de los casos son leves y no afectan la visión.

Eso sí, hay ocasiones en las que tener un ojo de cada color puede ser señal de un problema más serio. Si notas un cambio repentino en el color de tus ojos, lo mejor es hacer una revisión ocular completa para descartar cualquier condición médica subyacente. En estos casos hablamos de heterocromía adquirida, que puede aparecer más adelante en la vida debido a daños oculares, inflamación o incluso algunos medicamentos.

Existen tres tipos principales de esta condición. La más conocida (y llamativa) es la heterocromía completa, donde cada ojo tiene un color completamente distinto. Luego está la heterocromía parcial, en la que solo una sección del iris tiene un color diferente. Y por último, la heterocromía central, que ocurre cuando el área alrededor de la pupila tiene un tono distinto al resto del iris.

¿Raro? Sí. ¿Increíblemente cool? También. Así que si conoces a alguien con heterocromía, no te sorprendas si te quedas mirándole fijamente… es difícil no hacerlo.

Retrato de un perro dálmata con heterocromía; un ojo azul y un ojo marrón. Imagen de mascotas, perros, razas de perros, dálmata.

Hay condiciones oculares que pueden parecer lo mismo, pero no lo son. Un buen ejemplo es la anisocoria, que a menudo se confunde con heterocromía, aunque son cosas muy distintas. La anisocoria ocurre cuando una pupila es más grande que la otra, y aunque suene raro, es más común de lo que crees: afecta aproximadamente al 20% de la población. En la mayoría de los casos, la diferencia de tamaño es leve y apenas perceptible.

Pero hay casos famosos donde sí se nota. ¿Sabías que David Bowie no tenía heterocromía? Lo que él tenía era anisocoria causada por una lesión ocular, lo que hizo que una de sus pupilas quedara permanentemente dilatada. El resultado: un contraste visual tan marcado que muchos pensaban que tenía un ojo de cada color.

Y ya que hablamos de ojos únicos, ¿sabías que el color de ojos también cuenta una historia evolutiva? Según los científicos, todos los primeros humanos tenían ojos marrones. Fue una mutación genética la que, miles de años atrás, dio origen a los ojos azules. Esta variación se fue transmitiendo y, lo más curioso, es que todas las personas con ojos azules en el mundo actual comparten un ancestro común. Sí, como una especie de club secreto de la genética visual.

Así que la próxima vez que mires al espejo y notes el color de tus ojos, recuerda: estás viendo un pedacito de historia evolutiva. Y, con suerte, sin anisocoria de por medio.

Retrato artístico con rostro y manos cubiertos de pintura vibrante de colores rojo, amarillo, azul y morado. Maquillaje artístico, expresión creativa, belleza abstracta.

La genética es un juego curioso, y cuando se trata del color de ojos, las reglas no siempre son tan claras como nos las enseñaron en la escuela. Durante años se creyó que los ojos marrones eran dominantes sobre los verdes y los azules, y que los verdes a su vez dominaban sobre los azules. Aunque esto es cierto en muchos casos, la cosa es bastante más compleja.

Con el tiempo, los científicos descubrieron que el color de los ojos no depende de un solo gen, sino de una combinación de varios genes, lo que abre un abanico de posibilidades. Es por eso que hoy en día, alguien puede nacer con ojos azules o verdes aunque venga de una larga línea familiar de ojos marrones. Así que si estás buscando heredar el “look” de tu bisabuelo de ojos claros, ¡aún hay esperanza!

Y ojo (pun totalmente intencional): también puede pasar lo contrario. Aunque es raro, dos padres con ojos azules pueden tener un hijo con ojos marrones. Esto ocurre por la forma en que se combinan ciertos genes recesivos y dominantes que pueden haber estado “escondidos” por generaciones.

En resumen, predecir el color de ojos de un bebé no es una ciencia exacta. Es como jugar a la ruleta genética… pero sin saber cuántos números hay en el tablero. Así que, si estás esperando un bebé, ¡la sorpresa viene incluida en los ojos!

Primer plano de un gato con intensos ojos azules. Fotografía de mascotas, gatos, ojos de gato, felinos.

El color de los ojos no solo depende de la genética individual, también varía según la etnia. Por ejemplo, en poblaciones de Asia y África, los ojos marrones oscuros son mucho más comunes que en Europa, donde hay una mayor diversidad de tonos, incluyendo verdes, avellana y azules. Esta diferencia se debe a la evolución y adaptación al entorno, especialmente en relación con la exposición solar y la producción de melanina.

Hoy en día, con el aumento de las parejas interculturales, es posible que los ojos azules se vuelvan más raros con el tiempo. Cuando una persona de ojos marrones tiene hijos con alguien de ojos azules, lo más probable es que los pequeños hereden ojos marrones, ya que ese rasgo suele ser genéticamente dominante. Pero ya sabes cómo es la genética: a veces sorprende.

Lo interesante es que el mestizaje genético está dando lugar a combinaciones cada vez más variadas y únicas. Tonos mixtos como avellana claro, verde con reflejos dorados o incluso gris azulados son más comunes ahora que hace unas décadas. Así que, si estás viendo más ojos “raros” por ahí, no es tu imaginación.

Al final, no importa si tus ojos son café oscuro o tan claros que parecen sacados de una fantasía nórdica: lo importante es que son tuyos, únicos, y probablemente más interesantes de lo que crees. Porque sí, la genética tiene estilo… y mucho más sentido del humor del que aparenta.

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