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Jeringa sobre torre de cubos de azúcar. Diabetes, control de azúcar en sangre y salud. Consecuencias del consumo excesivo de azúcar.

¿Qué es la diabetes y cómo afecta al cuerpo humano?

Lo más probable es que en algún momento hayas oído hablar de la diabetes, y no es para menos: según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2014 el 8,5% de la población mundial padecía esta enfermedad, lo que equivale a aproximadamente 1 de cada 11 personas. Pero como nos encanta ir más allá en Despertar Sabiendo, vamos a explorar en profundidad qué es la diabetes y qué provoca en nuestro cuerpo.

Para entender esta condición, primero debemos saber cómo el cuerpo transforma los alimentos en energía. Igual que un coche necesita combustible, nuestro organismo necesita energía para funcionar, y esta la obtenemos principalmente de los alimentos que consumimos. Una buena parte de estos alimentos contiene hidratos de carbono (también conocidos como azúcares o glúcidos), los cuales se transforman durante la digestión en glucosa, el azúcar más simple y principal fuente energética.

Una vez convertida en glucosa, esta pasa al torrente sanguíneo. Y es justo aquí donde entra en juego una hormona clave: la insulina, producida por el páncreas. Su trabajo es facilitar la entrada de la glucosa a las células, para que pueda ser usada como energía o almacenada para más tarde.

El problema aparece cuando este proceso no funciona correctamente. Ya sea porque no se produce suficiente insulina o porque el cuerpo no responde adecuadamente a ella, la glucosa se acumula en la sangre, dando lugar a la diabetes. Pero este es solo el comienzo…

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La insulina, una hormona secretada por el páncreas, es esencial para que la glucosa entre a las células, algo así como una llave que abre la puerta para que el azúcar sea usada como fuente de energía. Cuando esa llave falta o no funciona bien, la glucosa se acumula en la sangre y provoca lo que se conoce como hiperglucemia.

Entonces, ¿qué es exactamente la diabetes? Básicamente, es una condición crónica en la que los niveles de azúcar en sangre permanecen elevados de forma anormal. Esto ocurre porque el cuerpo no logra trasladar adecuadamente el azúcar desde la sangre hacia los músculos o las células grasas, donde se debería quemar o almacenar como energía. Además, en muchos casos, el hígado produce más glucosa de la que debería, aumentando aún más el problema.

Esta situación puede deberse a tres causas: el páncreas no produce suficiente insulina, las células presentan resistencia a la insulina, o bien, una combinación de ambas. Lamentablemente, este desajuste no solo afecta los niveles de glucosa: si no se controla, puede dañar tejidos con el paso del tiempo y ocasionar complicaciones graves.

La hiperglucemia crónica se asocia a deterioro y fallos en diversos órganos: ojos, riñones, nervios, corazón y vasos sanguíneos. Es decir, la diabetes no solo altera el metabolismo del azúcar, sino que también compromete la salud general si no se trata adecuadamente. La buena noticia es que, con diagnóstico y cuidados tempranos, sus efectos pueden controlarse.

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Tipos de diabetes

Prediabetes

La prediabetes es una condición previa a la diabetes tipo 2, en la que los niveles de azúcar en sangre son más altos de lo normal, pero aún no alcanzan el umbral para diagnosticar diabetes. Aunque no presenta síntomas claros, es una señal de advertencia. La buena noticia es que se puede prevenir o retrasar su progresión mediante cambios sencillos en el estilo de vida: adoptar una alimentación saludable, bajar de peso si hay sobrepeso, y mantenerse físicamente activo de forma regular. Detectarla a tiempo es clave para evitar complicaciones futuras.

Diabetes tipo 1

A diferencia de la tipo 2, la diabetes tipo 1 suele aparecer en niños, adolescentes o adultos jóvenes, aunque puede manifestarse a cualquier edad. Es una enfermedad autoinmune, lo que significa que el propio sistema inmunológico, en lugar de protegernos, ataca por error a las células beta del páncreas, que son las encargadas de producir insulina.

Como resultado, el cuerpo pierde por completo su capacidad de generar esta hormona esencial, lo que obliga a las personas con diabetes tipo 1 a administrarse inyecciones diarias de insulina para sobrevivir. Este tipo de diabetes no está relacionada con el estilo de vida, ni es prevenible en la actualidad.

Aunque pueda parecer una sentencia complicada, hoy en día existen tratamientos muy eficaces y tecnologías que permiten a las personas con diabetes tipo 1 llevar una vida plena, activa y saludable. Lo fundamental es un buen seguimiento médico y constancia en el control de la enfermedad.

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Diabetes tipo 2

A diferencia de la tipo 1, la diabetes tipo 2 representa cerca del 90% de los casos. Aunque históricamente afectaba principalmente a adultos, el aumento de la obesidad infantil y el sedentarismo ha provocado que cada vez más niños y adolescentes sean diagnosticados.

Esta forma de diabetes se caracteriza por una resistencia a la insulina, lo que significa que los tejidos del cuerpo no responden adecuadamente a esta hormona. Al inicio, el páncreas intenta compensar produciendo más insulina de lo habitual. Sin embargo, con el tiempo, este esfuerzo lo agota, y ya no puede generar suficiente insulina para mantener a raya los niveles de glucosa en sangre. El resultado: hiperglucemia crónica, que daña progresivamente los órganos del cuerpo.

Uno de los problemas más preocupantes de esta enfermedad es que puede avanzar sin mostrar síntomas evidentes durante años. Muchas personas no saben que la padecen hasta que ya presentan complicaciones como problemas visuales, renales o cardiovasculares.

Los principales factores de riesgo incluyen una dieta poco saludable, falta de ejercicio, antecedentes familiares y exceso de peso. Afortunadamente, con hábitos de vida saludables, muchos casos pueden prevenirse o controlarse eficazmente sin necesidad de medicación al inicio.

La diabetes tipo 2 no siempre requiere insulina, pero sí demanda un seguimiento médico constante y una actitud proactiva del paciente. ¡Detectarla a tiempo y hacer pequeños cambios puede marcar una gran diferencia!

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Diabetes gestacional

A diferencia de la diabetes tipo 1, que requiere insulina diaria desde el diagnóstico, o de la tipo 2, que a veces puede manejarse solo con cambios en el estilo de vida, la diabetes gestacional aparece exclusivamente durante el embarazo, normalmente en su etapa más avanzada. Se produce cuando el cuerpo de la futura madre no puede generar ni utilizar la insulina suficiente para cubrir las exigencias del embarazo.

Durante esta etapa, las hormonas del embarazo interfieren con la acción de la insulina, provocando que los niveles de glucosa en sangre aumenten más de lo recomendable. Aunque el bebé ya se encuentra bastante desarrollado cuando suele detectarse, mantener un control adecuado es esencial para evitar complicaciones.

La buena noticia es que esta forma de diabetes, en la mayoría de los casos, desaparece después del parto. Sin embargo, no hay que bajar la guardia: haber tenido diabetes gestacional aumenta el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 en el futuro, tanto para la madre como para el hijo.

Por eso, se recomienda a las mujeres que han pasado por esto mantener hábitos saludables tras el embarazo: alimentación equilibrada, actividad física regular y controles médicos periódicos. En algunos casos, durante la gestación se requiere medicación o insulina, pero muchas mujeres logran controlarla solo con dieta.

En resumen, la diabetes gestacional es transitoria, pero no debe tomarse a la ligera: es una alerta temprana que puede marcar la diferencia en la salud a largo plazo.

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¿Se puede curar la diabetes?

Una de las preguntas más frecuentes es si la diabetes tipo 2 tiene cura. La respuesta corta sería “no”… pero con matices. Aunque no existe una cura definitiva para todos los casos, algunos tratamientos pueden llevar a una remisión prolongada, lo que equivale, en la práctica, a vivir sin síntomas y sin necesidad de medicación.

La Federación Internacional de Diabetes anunció que en ciertos pacientes con obesidad leve (índice de masa corporal entre 30 y 35) y diagnóstico de diabetes tipo 2, el bypass gástrico puede lograr una remisión completa. Esto significa que estas personas regulan sus niveles de azúcar y pueden dejar los medicamentos, siempre que mantengan un estilo de vida saludable. Ojo: eso no implica que puedan descuidarse, ya que el riesgo de descompensación sigue latente.

Por otro lado, existe otro grupo más amplio que logra controlar su diabetes solo con una combinación de alimentación saludable, ejercicio regular y, en algunos casos, medicación oral. Aunque técnicamente siguen siendo personas con diagnóstico de diabetes, su condición está tan bien manejada que los daños a largo plazo son mínimos o inexistentes.

En resumen, la diabetes tipo 2 no se “cura” en el sentido tradicional, pero sí puede revertirse funcionalmente si se actúa a tiempo y con compromiso. Por eso, la prevención y la educación siguen siendo las mejores herramientas para enfrentar esta enfermedad.

Véase también ¿Por qué tenemos fobias?

Toma de muestra de sangre para control de glucosa con dispositivo OneTouch. Diabetes, control de azúcar en sangre y salud.

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