domingo, octubre 5, 2025
Monja demoníaca con ojos brillantes en la oscuridad. Imagen de terror con monja fantasmal. Horror sobrenatural, monja espectral.

¿Qué dice la ciencia sobre los fantasmas? Mitos, percepciones y realidades

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¿Es correcto hablar de fenómenos paranormales? Aunque mucha gente siente que ha vivido experiencias extrañas —como frío repentino, sensación de ser observado o ver cosas “inexplicables”—, la ciencia pone los pies en la tierra.

Lo que suele interpretarse como actividad paranormal puede explicarse mejor como paranoia, sugestión social o alucinaciones. Por ejemplo, el miedo o la influencia de mitos y leyendas pueden hacer que nuestro cerebro “vea” cosas donde no las hay.

Un buen ejemplo lo dio el físico Brian Cox, investigador en el Gran Colisionador de Hadrones (CERN), en un programa de la BBC llamado The Infinite Monkey Cage. Cox fue claro: “No estamos aquí para debatir la existencia de fantasmas, porque no existen”. Junto con Neil deGrasse Tyson, coincidieron en que, si esos supuestos “fantasmas” fueran energía, como algunos sugieren, deberían ser detectables por experimentos como los que realizan en el colisionador.

Según el modelo estándar de la física de partículas, no hay espacio para “entes de energía” invisibles que interactúen con nuestro mundo. Y si existieran, el Gran Colisionador ya los habría encontrado.

En resumen, aunque la idea de fantasmas es atractiva para muchos, la ciencia hasta ahora no respalda que los fenómenos paranormales tengan base real, sino que suelen tener explicaciones naturales y racionales. Así que, ¡mejor mantener la mente abierta, pero con los pies en la realidad!

Escalera iluminada con un rayo de luz. Imagen en blanco y negro de una escalera misteriosa. Fotografía de escalera con iluminación dramática.

Brian Cox, profesor en la Universidad de Manchester y físico del Gran Colisionador de Hadrones (CERN), explicó con claridad cómo la ciencia aborda la idea de fantasmas o “energías” que persisten después de la muerte. Según Cox, si existiera algún tipo de patrón o sustancia que guardara información sobre nuestro cuerpo vivo y pudiera permanecer tras la muerte, tendríamos que especificar cómo se transporta ese patrón y cómo interactúa con las partículas materiales que existen fuera de nosotros.

Esto implicaría inventar una extensión del modelo estándar de física de partículas que hasta ahora ha pasado desapercibida en los experimentos del CERN, algo que el científico considera “casi inconcebible”. Para dejarlo más claro, Neil deGrasse Tyson le preguntó si, en pocas palabras, el CERN había refutado la existencia de fantasmas. La respuesta de Cox fue simple: “sí”.

La certeza de Cox parte de una idea básica: si algo maneja nuestro cuerpo —esa “fuerza” que hace que nuestros brazos y piernas se muevan—, entonces debe interactuar con partículas externas a nuestro cuerpo. Y, dado que ya se han realizado mediciones súper precisas sobre cómo interactúan las partículas, no hay indicios de que exista una fuente de energía oculta que controle nuestros movimientos.

En resumen, para la física moderna, la existencia de fantasmas o energías que persisten tras la muerte no tiene cabida en el mundo real ni en los experimentos más avanzados. Ciencia contra misterio, gana la ciencia.

Imagen de seguridad de una calle por la noche. Persona cruzando la calle de noche captada por cámara de seguridad. Video vigilancia nocturna en zona urbana.

En 2014, un equipo de investigadores de la Escuela Politécnica de Lausana, Suiza, logró algo sorprendente: encontraron evidencia científica que explica la sensación de una presencia sobrenatural… y, lo mejor, la replicaron en laboratorio usando un robot.

El experimento era sencillo pero ingenioso. A voluntarios con los ojos cubiertos se les pidió que movieran las manos frente a su cuerpo, mientras un robot copiaba esos movimientos y simultáneamente tocaba sus espaldas. Pero aquí viene la clave: el robot introducía un pequeño retraso entre el movimiento y el toque, generando una confusión sensoriomotora.

¿El resultado? Muchos participantes reportaron sentir “presencias fantasmas”, ¡algunos hasta cuatro! Esa desconexión entre lo que el cerebro esperaba y lo que realmente sentía creó una especie de ilusión donde percibían una presencia “extraña” cerca.

Con una resonancia magnética, los científicos vieron que la actividad cerebral se alteraba en zonas relacionadas con la autoconciencia y la percepción espacial, justo en la corteza frontoparietal. Estas áreas también están afectadas en pacientes con esquizofrenia o en personas sometidas a situaciones extremas.

La conclusión es clara: la sensación de presencia fantasmagórica es producto de una distorsión de la propiocepción, es decir, nuestro cerebro empieza a “confundir” partes del propio cuerpo con un “otro”. En otras palabras, ¡nos podemos sentir como si tuviéramos un doble o fantasma al lado, cuando solo es una pequeña confusión cerebral! La ciencia, una vez más, desentrañando lo que parecía magia.

Fotografía antigua en blanco y negro con daños visibles. Retrato antiguo de una mujer con fondo borroso. Imagen deteriorada de una persona con aspecto de época.

Sufrir daños en ciertas zonas del hemisferio derecho del cerebro o tener algunas formas de epilepsia puede hacer que personas realmente crean haber experimentado un poltergeist en casa o haber visto sombras misteriosas, según explica David Robson en la BBC.

Hoy se acepta que las experiencias extracorporales son un fenómeno neurológico real. Además, ciertas ilusiones ópticas pueden engañar incluso a cerebros sanos. La fatiga, el consumo de drogas o alcohol, y los trucos que producen luces y sombras pueden causar esas visiones. Por ejemplo, se dice que Churchill aseguró haber visto al fantasma de Abraham Lincoln en la Casa Blanca, algo que podría explicarse por estas causas.

Un caso curioso es el del psicólogo italiano Giovanni Caputo, quien empezó a notar que veía la figura de un anciano canoso al lado de su propio reflejo en la ventana de su casa. La ciencia explica esto porque el cerebro, cuando falta información, la “rellena” construyendo formas reconocibles alrededor de lo que ve.

Este fenómeno, que lleva a “ver” personajes históricos o religiosos, se conoce como pareidolia. Es cuando el cerebro interpreta patrones y los relaciona con experiencias pasadas almacenadas en la memoria.

Nuestros ojos solo captan imágenes, pero es el cerebro quien da sentido a todo eso. Por eso, a veces, hasta una simple mancha en una tostada puede parecer un rostro famoso. La mente humana, definitivamente, sabe cómo ponerle drama a lo cotidiano.

Pasillo con una hoja flotando, dividido en dos tomas. Foto de dos pasillos con poca luz y una hoja de papel volando. Imagen en dos partes con un pasillo oscuro y una hoja blanca en el aire.

La pareidolia es un fenómeno neuropsicológico fascinante que muestra cómo nuestra imaginación y memoria influyen en la percepción. Básicamente, las redes neuronales que hemos construido con nuestras experiencias reaccionan a estímulos externos, “rellenando” imágenes o sonidos para darles sentido, aunque no haya nada real detrás.

¿Y qué hay de esas fotos “extrañas”? El ejemplo más común son los famosos orbes: esos círculos blanquecinos que aparecen en imágenes, especialmente en sitios como cementerios. Los cazadores de fantasmas se emocionan con ellos, pero la realidad es menos misteriosa. Estos orbes son partículas de polvo, humedad o insectos muy cerca de la cámara que, al reflejar la luz del flash, aparecen desenfocadas en la foto formando esos círculos. Y si hablamos de fotos trucadas, con herramientas como Photoshop, cualquiera puede crear apariciones convincentes.

¿Alguna vez sentiste que alguien te jala de los pies? Pues no es fantasmas, sino el Síndrome de Piernas Inquietas o Síndrome Ekbom. Este trastorno neurológico hace que las personas tengan el impulso constante de mover las piernas, especialmente al estar despiertos o tratando de dormir. Según estudios del científico Byeong-Yeul Lee, quienes lo padecen presentan cambios en la corteza somatosensorial del cerebro, la zona que procesa las sensaciones.

Así que esas “experiencias paranormales” muchas veces tienen explicaciones científicas y cerebrales. Nuestro cuerpo y mente no dejan de sorprendernos, pero sin necesidad de fantasmas.

Silueta borrosa con manos detrás de un cristal. Imagen de terror con figura fantasmal tras una superficie opaca. Criatura misteriosa con ojos brillantes detrás de un vidrio.

¿Sientes que algo se mueve a tu alrededor sin explicación? Un estudio del National Center for Biotechnology Information (2009) apunta a una razón científica: la exposición a mohos y microtoxinas en ambientes con humedad prolongada.

En construcciones dañadas por el agua, estas microtoxinas se liberan al aire y, al respirarlas constantemente, pueden afectar el sistema nervioso. Esto provoca trastornos que alteran el equilibrio, la coordinación y la percepción. Según los científicos, algunas personas son más sensibles que otras, por lo que no todos reaccionan igual, y sólo unos pocos podrían experimentar síntomas que se interpretan como fenómenos paranormales.

Ahora, ¿qué pasa con esas puertas que parecen cerrarse solas o esos objetos que “misteriosamente” se mueven? La idea popular dice que son entes que absorben energía para mover cosas. Pero, spoiler alert: la culpa la tiene el clima.

Las corrientes de aire que entran por una ventana mal cerrada pueden provocar estos “fenómenos”. El aire frío tiende a bajar y el caliente a subir, creando movimientos de aire que buscan equilibrar la temperatura. Ese movimiento puede cerrar puertas de golpe o hacer que objetos livianos, como papeles, caigan de las mesas.

Así que, antes de pensar en fantasmas, revisa si las ventanas están bien cerradas y si hay humedad en la casa. Muchas veces, lo que parece sobrenatural tiene explicación en el mundo real… y en la física del día a día.

Fantasma con vestido blanco frente a puerta abandonada. Imagen de terror en blanco y negro de una aparición espectral. Vestido blanco espectro puerta antigua.

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