Aunque su puesta en funcionamiento se remonta a mediados del siglo XX, no fue hasta plena Guerra Fría cuando comenzaron a circular rumores sobre la posible existencia de una base militar secreta en el desierto de Nevada. Según muchos expertos —y también algún que otro vecino curioso—, en ese misterioso lugar se estarían realizando experimentos confidenciales de lo más extravagantes.
Durante décadas, se acumularon los testimonios de quienes aseguraban haber visto OVNIs sobrevolando el cielo del Área 51. Claro, ninguna fuente oficial confirmaba ni desmentía nada, lo que solo alimentaba aún más las teorías conspirativas. Las luces extrañas, los objetos que desafiaban la física, y los silencios incómodos del gobierno convirtieron la zona en un imán para fanáticos de lo paranormal.
Pero el verdadero punto de quiebre llegó en 1947, con el famoso incidente de Roswell. En esa ocasión, unos restos muy peculiares de una supuesta aeronave desconocida se estrellaron en Nuevo México. Para muchos, ese fue el “¡Ajá!” definitivo: la confirmación de vida extraterrestre que tanto estaban esperando.
Desde entonces, la Área 51 se convirtió en un ícono de la cultura popular, sinónimo de secretos del gobierno, extraterrestres ocultos y tecnología de otro mundo. ¿Aviones experimentales o platillos voladores? Nadie lo sabe con certeza. Lo único claro es que, cuanto más secretismo hay, más crecen las teorías.

El hallazgo de los restos de una misteriosa aeronave en medio del desierto no solo avivó la leyenda de la Área 51, sino que la disparó a niveles épicos. Con el paso de los años, comenzaron a circular videos filtrados que supuestamente mostraban alienígenas capturados durante el incidente de Roswell, llevados a la famosa base para ser “estudiados”. Aunque muchos expertos señalaron que era un montaje más falso que una moneda de tres euros, eso no detuvo la fiebre por lo extraterrestre.
Y si faltaba chispa, en 1989 apareció Bob Lazar, que decidió echarle gasolina al fuego. Este hombre afirmaba haber trabajado durante años en una zona ultrasecreta dentro del Área 51 y decía, con total seguridad, que el gobierno estadounidense estaba analizando OVNIs reales. Según Lazar, no solo había naves extraterrestres escondidas en hangares, sino también fotografías de autopsias alienígenas. Vamos, que solo le faltó decir que había tomado café con uno de ellos.
Eso sí, evidencias concretas… ni una. Todo quedaba en su palabra, y aunque muchos lo tildaron de fabulador, otros lo convirtieron en héroe de culto.
El silencio total del gobierno de Estados Unidos ayudó a que el mito creciera aún más. Ni un “sí”, ni un “no”, ni un “miren para otro lado”. Ese mutismo oficial fue como abono para la teoría de que allí dentro hay mucho más que arena, radares y aviones secretos.

No fue hasta 2013 cuando el gobierno de Estados Unidos, tras años de rumores y silencio, confirmó por primera vez la existencia de la Área 51. La revelación llegó tras la desclasificación de documentos oficiales, en los que se detallaba que la famosa base era, en realidad, una instalación de alto secreto utilizada por la Fuerza Aérea para llevar a cabo todo tipo de pruebas militares.
En esos mismos informes también se explicaba el famoso incidente de Roswell. Según la versión oficial, aquel misterioso objeto que cayó en Nuevo México no era una nave alienígena, sino un simple globo sonda diseñado para detectar pruebas nucleares soviéticas. Sí, suena menos emocionante que un platillo volador, pero bastante más creíble.
Con el tiempo, varios ex empleados del lugar empezaron a contar su versión de lo que realmente ocurría allí. Aseguraban que en la base se probaban avanzados prototipos militares, muchos de ellos tan secretos que ni sus propias familias sabían en qué trabajaban. Entre los proyectos más destacados estaban el mítico U-2, un avión espía que volaba tan alto que parecía de ciencia ficción, el F-117 Nighthawk, el primer avión furtivo, y el A-12, un veloz aparato de reconocimiento.
Claro, eso es lo que ellos dicen. Porque, aunque todo parezca muy lógico y bien explicado, siempre queda esa duda: ¿de verdad todo era tecnología humana… o había un empujoncito “extraterrestre” en esos avances? La teoría sigue en el aire, igual que los aviones que allí despegan.

¿Por qué tanto misterio con el Área 51? Es una pregunta que muchos se hacen. Si el lugar ha estado rodeado de rumores y teorías durante décadas, ¿por qué el gobierno estadounidense se mantuvo en silencio por tanto tiempo?
Según los documentos desclasificados por la CIA en 2013, el motivo era simple (y bastante lógico): evitar que los soviéticos descubrieran el propósito real de las instalaciones. Durante plena Guerra Fría, cualquier filtración podía suponer una ventaja para el enemigo, así que se optó por el secreto total.
Los encargados de esas misiones ultrasecretas trabajaban con acceso muy limitado a la información. “Éramos guerreros silenciosos”, dijo T.D. Barnes, un especialista en vuelos supersónicos que participó en varios proyectos dentro de la Área 51, en un documental de National Geographic.
Los pilotos, por ejemplo, usaban nombres en clave, no podían tomar notas durante las reuniones, y vivían completamente aislados: sin radio, sin televisión y sin poder contarle a nadie lo que hacían. Uno de ellos incluso decía a su esposa que trabajaba “reparando televisores”, así de encriptado estaba todo.
Según la periodista Annie Jacobsen, autora de Área 51: Una historia sin censura de la base militar secreta de Estados Unidos, ni siquiera el presidente Bill Clinton tuvo acceso total a lo que hacían algunos contratistas allí dentro. Sí, ni el jefe del país podía saberlo todo. Eso sí que es jugar en modo experto en el mundo del espionaje militar.

¿Y los avistamientos de ovnis? A lo largo de las décadas, miles de personas han asegurado haber visto objetos voladores no identificados cerca del Área 51. Según la Enciclopedia Británica, esta oleada de testimonios tiene una explicación menos alienígena y más… aeronáutica. La CIA confirmó que muchos de estos reportes coincidían con los vuelos de prueba de aviones espía como el U-2 y el Oxcart.
Estos aviones volaban tres veces más alto que un avión comercial y a velocidades supersónicas, capaces de cruzar todo EE.UU. en apenas 70 minutos. Así que sí, si en los años 50 alguien veía una luz cruzando el cielo como un cometa, no era E.T., era un experimento militar adelantado a su tiempo.
Ahora bien, es importante aclarar algo: ovni no significa necesariamente “nave extraterrestre”. Literalmente es cualquier objeto que vuela y no puede ser identificado. Punto. Que la cultura pop lo haya pintado de verde y con ojos grandes es otra historia.
¿Qué ocurre realmente en el Área 51? Pues eso sigue siendo un misterio… oficial. El gobierno solo ha reconocido que es una instalación militar, sin revelar detalles sobre los proyectos que se desarrollan allí. Los empleados llegan en vuelos secretos desde una terminal restringida en el aeropuerto de Las Vegas, en aviones sin marcas visibles que tienen permiso exclusivo para volar sobre esta zona de restricción aérea.
En resumen: mucho humo, poco alien… y bastante tecnología de punta.

Y hay leyendas para todos los gustos. Los amantes de las teorías conspirativas tienen un buffet libre en torno al Área 51. Algunos creen que allí se filmó el supuesto fraude lunar, es decir, que el alunizaje de 1969 fue grabado en un set secreto del desierto. Otros aseguran que hay túneles subterráneos que conectan la base directamente con Las Vegas. Porque claro, si vas a ocultar alienígenas, que al menos estén cerca de un casino.
Los antiguos trabajadores lo niegan, aunque con matices. Muchos admiten que incluso ellos tenían acceso muy limitado a la información. Jim Freedman, quien fue administrador en la base, contó en un documental de National Geographic que llegó a oír rumores de que el Área 51 era solo una fachada para una instalación aún más secreta. Pero claro, sin pruebas, todo queda en susurros y suposiciones.
Y por si faltaban ingredientes para el guiso, el astronauta Edgar Mitchell, del Apolo 14, aseguró tener información confidencial sobre supuestas visitas alienígenas encubiertas por el gobierno de EE.UU. “Algunos lo sabemos”, afirmó en una entrevista. Como quien conoce el secreto de la Coca-Cola, pero no lo puede decir.
Hoy, el Área 51 sigue siendo uno de los sitios más custodiados del planeta, donde el uso de fuerza letal está autorizado para repeler intrusos. Así que, si estás pensando en acercarte con tu dron… mejor piénsalo dos veces. Porque si hay algo claro, es que el misterio no piensa jubilarse pronto.
