Mahatma Gandhi es recordado como uno de los más grandes defensores de los derechos humanos y la no violencia. Considerado por muchos como el hindú más influyente después de Buda, nació el 2 de octubre de 1869 en Porbandar, India. Desde niño, a Mohandas Karamchand Gandhi le inculcaron valores de tolerancia, respeto a las creencias ajenas y el rechazo a todo tipo de violencia. Por convicción espiritual y ética, decidió ser vegetariano, algo muy característico en su vida.
Aunque no destacaba en la escuela y fue considerado un estudiante promedio, logró ingresar a estudiar Derecho en University College London. Una vez terminados sus estudios, regresó a India para ejercer la abogacía, pero no tuvo mucho éxito. Por eso, en 1893 aceptó un contrato en Sudáfrica, con una empresa india que operaba en la región de Natal.
Allí se encontró con una comunidad de 150.000 indios que sufrían constantes abusos y discriminación. Gandhi comenzó a luchar por sus derechos mediante resistencia pacífica y desobediencia civil, sentando las bases de su activismo.
Uno de los momentos clave ocurrió apenas dos meses después de llegar: al viajar a Pretoria, fue expulsado de un tren por negarse a dejar su asiento de primera clase, reservado para blancos. Ese episodio, ocurrido en la estación de Pietermaritzburg, lo marcó profundamente y encendió su compromiso con la causa.
Así comenzó la transformación de Gandhi en el líder que más tarde inspiraría a millones con su filosofía de Satyagraha: la fuerza de la verdad.

Durante su estancia en Sudáfrica, Gandhi vivió en carne propia el peso del racismo y la discriminación. En una ocasión, mientras viajaba en una diligencia, fue golpeado por el conductor por negarse a ceder su asiento a un pasajero blanco. Además, fue rechazado en varios hoteles por el simple hecho de ser indio. Estos hechos lo enfrentaron de forma directa con la injusticia racial, no solo contra los indios, sino también contra la población negra sudafricana.
Esta serie de humillaciones lo llevó a cuestionar su lugar en la sociedad y a entender mejor las desigualdades que enfrentaban sus compatriotas. Cuando su contrato laboral terminó, tenía planeado regresar a la India. Sin embargo, leyó en el periódico sobre un nuevo proyecto de ley que buscaba negar el derecho al voto a los indios en Natal. Decidió quedarse y organizar la resistencia.
Comenzó a redactar peticiones tanto para el gobierno local como para el gobierno británico, con el objetivo de frenar la ley. Aunque finalmente fue aprobada, Gandhi logró lo más importante: llamar la atención pública sobre el trato injusto hacia los indios.
En 1894, fundó el Partido Indio del Congreso de Natal, que se convirtió en la principal voz política de la comunidad india en Sudáfrica. Desde allí, inició una intensa campaña de denuncias públicas, enviando cartas, documentos y pruebas de la discriminación sistemática que sufrían los indios por parte del régimen colonial británico. Fue el comienzo de su larga lucha por la justicia social.

Cuando estalló la guerra anglo-bóer en Sudáfrica, Gandhi creyó que los indios debían apoyar al Imperio británico para demostrar que merecían plenos derechos como ciudadanos. Por eso organizó cuerpos de voluntarios no combatientes que prestaron asistencia médica y logística. Sin embargo, al finalizar la guerra, no hubo ningún tipo de reconocimiento. Por el contrario, la situación de la comunidad india empeoró.
En 1906, el gobierno del Transvaal aprobó una ley que exigía a todos los indios registrarse obligatoriamente, algo que fue visto como una forma de control y humillación. Esto desató una gran protesta en Johannesburgo, donde Gandhi, por primera vez, adoptó el concepto de satyagraha, palabra que significa “insistencia en la verdad” o “fuerza del alma”. Esta filosofía promovía la resistencia pacífica, combinando estrategias políticas con principios éticos y una fuerte dimensión espiritual.
Gandhi pidió a la comunidad india que desobedeciera abiertamente esta ley, pero sin caer en ningún tipo de violencia. Así nació la primera gran campaña de desobediencia civil. Durante siete años, miles de indios fueron encarcelados, golpeados y, en algunos casos, incluso ejecutados por rechazar el registro, destruir sus tarjetas o participar en actos simbólicos de rebeldía.
Gandhi también fue arrestado en varias ocasiones, pero nunca abandonó su principio de que la verdad y la firmeza moral eran armas más poderosas que cualquier bala. Este episodio marcó un antes y un después, sentando las bases de lo que más tarde se convertiría en su método de lucha más reconocido a nivel mundial.

Gandhi regresó a la India en 1915, ya transformado por completo. Había adoptado hábitos tradicionales y un estilo de vida austero, alejado del lujo occidental. Su idea inicial era fundar un periódico y retomar la abogacía, pero Gopal Krishna Gokhale, líder liberal e influyente reformador social, lo persuadió de dedicarse a algo de mayor impacto nacional.
El momento clave llegó en 1930, cuando Gandhi organizó la histórica Marcha de la Sal, una protesta no violenta contra el monopolio británico sobre la sal. Desde el 12 de marzo al 6 de abril, caminó unos 300 km hasta el océano Índico. Allí, en un gesto simbólico, recogió un puñado de sal del suelo. Esa simple acción desafió una ley injusta que obligaba incluso a los más pobres a pagar impuestos por la sal y les prohibía recolectarla.
Este acto desató una ola de desobediencia civil en todo el país. Desde Karachi hasta Bombay, los ciudadanos comenzaron a evaporar agua de mar para obtener sal, desafiando abiertamente al Imperio Británico. Como respuesta, los británicos arrestaron a más de 60.000 personas, incluyendo a Gandhi, quien fue encarcelado durante nueve meses.
Sin embargo, el impacto fue tan grande que el virrey se vio forzado a liberar a los prisioneros y permitir a los indios recolectar su propia sal. Gandhi había demostrado que una acción simbólica, unida a la no violencia, podía sacudir los cimientos de un imperio.

El 1 de septiembre de 1939 comenzó la Segunda Guerra Mundial, y tras mucha reflexión, Gandhi declaró que la India no podía apoyar un conflicto que decía luchar por la libertad democrática mientras esa misma libertad le era negada a los indios. Conforme la guerra avanzaba, Gandhi intensificó su demanda de independencia, exigiendo que los británicos abandonaran la India.
El movimiento encabezado por Gandhi y el Partido del Congreso se convirtió en el más poderoso de la historia del país. La represión fue brutal: miles murieron o resultaron heridos por la policía colonial, y cientos de miles fueron arrestados.
El 9 de agosto de 1942, Gandhi y todo el comité ejecutivo del Congreso fueron arrestados en Bombay. Gandhi fue recluido durante dos años en el palacio de Aga Khan, en Pune. Allí sufrió dos grandes pérdidas personales: su secretario Mahadev Desai, de 42 años, murió de un infarto seis días después de su encarcelamiento, y su esposa Kasturbá falleció tras 18 meses de prisión, en febrero de 1944.
Solo seis semanas después, Gandhi fue víctima de un grave ataque de malaria. Dado su estado crítico, los británicos temían que su muerte en prisión desatara un estallido de odio nacional, por lo que fue liberado el 6 de mayo de 1944.
La imagen de Gandhi, debilitado pero firme, se transformó en un símbolo de resistencia para toda la India, que veía cada vez más cerca el final del Raj británico.

El 30 de enero de 1948, mientras se dirigía a una oración en Birla Bhavan, Nueva Delhi, Gandhi fue asesinado por Nathuram Godse, un radical hinduista vinculado al partido ultraderechista Hahasabha. Lo acusaban de debilitar al nuevo gobierno por insistir en que se pagara a Pakistán el dinero prometido tras la partición de la India.
Durante su vida, Gandhi lideró campañas nacionales para erradicar la pobreza, ampliar los derechos de las mujeres, promover la armonía religiosa y eliminar el sistema de castas. Siempre lo hizo mediante la desobediencia civil no violenta, convirtiéndose en el rostro de la lucha pacífica por la independencia. Aunque fue encarcelado en múltiples ocasiones, logró su gran objetivo en 1947, cuando la India se independizó del Reino Unido.
Algunas curiosidades: Gandhi es conocido como Mahatma, que significa “gran alma”. Aunque fue nominado cinco veces al Premio Nobel de la Paz, nunca lo recibió. Décadas después, el propio Comité Nobel reconoció como un error histórico esta omisión, atribuyéndola a presiones políticas de la época.
En su honor, el Gobierno de la India creó el Premio de la Paz Mahatma Gandhi, que ha sido otorgado a figuras como Nelson Mandela. Además, el 2 de octubre, fecha de su nacimiento, se celebra en la India como el Gandhi Jayanti, un día festivo nacional.
El 30 de enero, día de su muerte, se conmemora como el Día Escolar de la No Violencia y la Paz en varios países del mundo.
