“Felicidad es cuando lo que piensas, lo que dices y lo que haces, está en armonía” – Mahatma Gandhi.
Ser feliz es una meta a la que todos queremos llegar, pero, todos tenemos diferentes ideas sobre lo que es y cómo conseguirla. Es fácil pensar en la felicidad como un resultado, pero ser feliz y sentirnos bien también debe ser un camino pues es clave para mantener un estilo de vida saludable.
Es verdad que a veces, las circunstancias pueden no ser las más favorables para sentirte bien, sin embargo, hay ciertas acciones que sí podemos poner en práctica para mejoran nuestra actitud ante la vida.
«La felicidad es como una mariposa. Cuanto más la persigues, más huye. Pero si vuelves la atención hacia otras cosas, ella viene y suavemente se posa en tu hombro. La felicidad no es una posada en el camino, sino una forma de caminar por la vida” Viktor Frankl.
¿Qué es la felicidad?
La felicidad es una palabra compleja y difícil de definir, sobre todo porque el camino a la felicidad es diferente para cada uno de nosotros.
Es verdad que algunos de los factores que afectan la felicidad pueden estar fuera de nuestro control (como la genética o determinadas circunstancias). Pero siempre hay acciones que podemos tomar a partir de este momento para amplificar nuestros buenos sentimientos.
El psicoterapeuta Iñaki Bilbao Macías, experto en el tema, comenta que la felicidad consiste en ir tomando día a día pequeñas decisiones, que se traducen en acciones para vivir más feliz.
Según el experto, actuar de forma coherente con nuestro valores y metas personales, nos permite tomar estas pequeñas acciones respecto a nuestra felicidad y, de esta forma tener una combinación de emociones más positivas que negativas.

Es cierto que, algunos días puedes sentirte mejor que otros (tal vez te afecte el clima o alguna fecha en particular). Pero si en el cómputo total de días al año decides sentirte bien y feliz, estas en el buen camino.
1.- Primero, elige ser feliz, luego piensa en el cómo serlo.
Bonnie Ware, trabajó en cuidados paliativos acompañando a pacientes a quiénes les quedaban pocos meses de vida. En este proceso logró concluir que, el arrepentimiento que comúnmente manifestaban esas personas, era: “Ojalá hubiese tenido el valor de vivir una vida propia, no la vida que otros esperaban de mi “.
La vida es una sola y demasiado corta para que esperemos ingenuamente ese momento perfecto, en el cual creemos que la felicidad bajará de algún cielo, e ingresará a nuestra vida en forma de dinero, oportunidad, persona, etc. Y que simplemente con abrazar ese instante, juntaremos la fuerza para: ¡empezar a ser feliz!
Es una decisión diaria ser feliz, y cómo cualquier otro hábito, requiere un compromiso constante para internalizarlo.
Entonces, ten primero la INTENCIÓN, la predisposición para salir de tu zona de confort, para dejar viejas costumbres y pensamientos atrás, y ahora mismo empieza a realizar simples modificaciones, que irán aportando esa sensación de bienestar y plenitud, que te permitirán ser más feliz.
Es decir: deja de buscar la felicidad, y empezar a vivir la felicidad.

Un estudio realizado por June Gruber (psicóloga de Yale), sugiere que buscar constantemente como ser feliz, puede generar angustia. Esto sucede cuando quienes la buscan, lo hacen pensando en que todo lo que se sugiere realizar para alcanzar la felicidad, DEBE de hecho hacerlos felices, y no saben lidiar con la frustración, si los resultados no aparecen en tiempo y forma.
La verdad, es que la felicidad, no es producto de hacer una cosa, sino de un cambio en el estilo de vida, y no siempre se lo consigue por arte de magia.
Puedes empezar ahora mismo realizando simples cambios como:
• perdona,
• deja ir,
• relájate (no puedes controlarlo todo),
• prioriza la paz y no siempre la razón (es mucho más saludable),
• redefine tus valores,
• sonríe un poco más,
• di gracias,
• no te presiones,
• come despacio y disfruta cada bocado.
2.- Ponte en contacto con la naturaleza
Está comprobado que vivir cerca de espacios verdes o tener contacto con la naturaleza, se asocia con una mejor salud mental. Simplemente porque la conexión con otros seres vivos tiene un impacto positivo en tu sensación de bienestar.
Es tan fuerte el estímulo, que él solo mirar algunas imágenes de naturaleza, puede estimular partes del cerebro que se asocian con la felicidad.
Además, pasar tiempo en el aire libre nos expone a la luz solar, lo que ayuda que absorbamos mejor la vitamina D. Se ha visto que los bajos niveles de esta vitamina (hormona) se relaciona con mayor depresión.

3.- Haz algo bueno por alguien
Hacer algo por los demás es una poderosa manera de aumentar nuestra propia felicidad y también dejar un granito de arena en el estado de ánimo de los demás.
Esto no significa sólo dar dinero a alguien que lo está pidiendo en la calle. Dar algo a los demás puede ser tan simple como una sola palabra amable (unos buenos días antes de pedir un café, un gracias al chofer del autobús). También puede ser una simple atención como recoger el correo del vecino o ceder el asiento en el metro.
Los estudios científicos demuestran que ayudar a los demás aumenta la satisfacción con la vida, proporciona un sentido de significado, aumenta los sentimientos de competencia, mejora el estado de ánimo y reduce el estrés.
Se ha comprobado que regalar un poco de tu tiempo libre para hacer voluntariado, también aumenta tu percepción de bienestar.
4.- Perdone sus fracasos. Es más: ¡celébrelos!
“Al igual que es inútil quejarse del efecto de la gravedad sobre la Tierra, es imposible tratar de vivir sin emociones negativas, ya que forman parte de la vida, y son tan naturales como la alegría, la felicidad y el bienestar. Aceptando las emociones negativas, conseguiremos abrirnos a disfrutar de la positividad y la alegría”.
Se trata de darnos el derecho a ser humanos y de perdonarnos la debilidad. Ya en el año 1992, Mauger y sus colaboradores estudiaron los efectos del perdón, encontrando que los bajos niveles de este hacia uno mismo se relacionaban con la presencia de trastornos como la depresión, la ansiedad y la baja autoestima.

5.- Proponte y planea tus metas
Se ha demostrado científicamente que el sentirse bien con el futuro es importante para nuestra felicidad.
La elección de objetivos ambiciosos son una brújula que te dan dirección. Además, traen un sentido de logro y satisfacción cuando los alcanzamos.
Todos necesitamos metas para motivarnos y estas deben ser lo suficientemente retadoras para emocionarnos, pero al mismo, tiempo tus metas deben de ser alcanzables.
Si tratamos de planear algo alejado de nuestra realidad en este momento, sólo sentiremos ansiedad y estrés innecesario, además si no lo logramos en el tiempo planeado sentiremos una especie de derrota que no contribuye a fortalecer nuestra autoestima.
Cuando pensamos en el futuro todos estamos adivinando hasta cierto punto, por eso, es importante mantener los pies en el suelo. Una perspectiva demasiado optimista puede ser inútil e incluso contraproducente.
Tener expectativas poco realistas puede conducir a la decepción, una sensación de fracaso y una visión más pesimista del futuro. Pero si tomamos una visión realista, pero al mismo tiempo optimista de los resultados, aumentara la probabilidad de tener éxito.
Sin embargo, el planear y tener objetivos más realistas y alcanzables pueden contribuir a la felicidad de varias maneras. La investigación científica muestra que el simple hecho de planear estos objetivos genera un sentimiento de positivismo en el día a día, por ejemplo: el planear unas vacaciones a futuro.
En otro estudio, se demostró que el simple hecho de pensar una experiencia gratificante próxima (como ver una película que te gusta, o la tarde con los amigos) eleva tus niveles de endorfinas en un 27% y reduce tus niveles de estrés. Las endorfinas son sustancias en tu cerebro responsables del sentimiento de euforia y alegría.

6.- Acompaña y ayuda a otras personas
Muchas veces estamos tan abocados en nuestras tareas, negocios, preocupaciones, que pareciera que las horas del día no alcanzan para nada, pero se ha demostrado que cuando dedicamos un par de horas a otras personas, la percepción de nuestro tiempo parece ser mayor.
Según Cassie Mogilner, un investigador de la relación de cómo ser feliz y la administración del tiempo de Wharton School, llegó a la conclusión, a través de un estudio, que: “ cediendo algunas horas de nuestro día a otras personas, genera la sensación, al final de la jornada, de que el tiempo fue mucho más abundante, inclusive mucho más que si hiciéramos algo para nosotros mismos durante nuestro tiempo libre”
Ya sea ingresar a un voluntariado, ser mentor de alguien, ayudar a un compañero, o ser por un momento confidente de un amigo que necesita de un oído, expande tu sentido del tiempo y resulta en una gran satisfacción.
No obstante, más allá del tiempo o del dinero, lo importante es el efecto que generan estas actitudes en los otros. Un simple gesto puede hacer sentir a alguien que vale la pena, que no está solo, y damos esperanza, aún sin saberlo.
NT: Los estudios recientemente nombrados se pueden encontrar en sus respectivas fuentes.
Fuentes: postcron.com, habitualmente.com y elpais.com
